Se celebra la Santísima Trinidad y su misterio: conocé su historia y cuál es su oración
La Iglesia Católica celebra este domingo la Santísima Trinidad y su misterio. Conocé su historia y cómo elevar una oración.
Una semana después de Pentecostés, en domingo, la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de la Santísima Trinidad: padre, hijo y Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios verdadero. Al revelarse la naturaleza trinitaria, se considera que Dios introduce el misterio más grande siendo él unidad perfecta y, a su vez, también comunidad de personas.
San Patricio, patrono de Irlanda, al predicar sobre el misterio de la Trinidad, usaba una hoja de trébol de tres puntas, haciendo una analogía entre estas y las tres personas divinas: las puntas siendo distintas y distintas “componen” una sola entidad, como las Tres Personas son un único Dios.
De qué se trata el misterio de la Santísima Trinidad
Indica la religión católica que, como en tantas ocasiones, ante la Santísima Trinidad se presentan dos extremos: pretender alcanzarlo todo o creer que no podemos lograr nada. Algo así sucede cuando nos situamos enfrente de algo -o alguien- tan grande como Dios; mejor no desesperar, pero tampoco caer en el exceso de confianza.
ACI Prensa señala que «no olvidemos que responder al amor de Dios y conocerlo mejor es siempre una tarea conjunta entre nuestra naturaleza en cooperación con la Gracia. Pidamos al Señor que nos ayude a amarlo cada vez más, y conocerlo, hasta donde nos sea posible».
Cuál es la oración de la Santísima Trinidad
La Santísima Trinidad es el misterio de un sólo Dios en tres personas.
El hombre debe inclinarse con respeto ante ese misterio sublime y
creerlo sin procurar profundizarlo, porque se halla por encima de la luz de su razón.
La Santísima Trinidad es el misterio fundamental de nuestra religión.
En su nombre hemos sido bautizados. La señal de la cruz nos la recuerda,
y el sacerdote, en el altar, la invoca para terminar todas sus oraciones.
En su nombre somos absueltos en el tribunal de la penitencia, y en su nombre,
se renueva todos los días, en nuestros altares, el sacrificio del Calvario.
La Santísima Trinidad es, además, prenda de nuestra felicidad eterna:
Dios mismo será nuestra recompensa si hemos guardado su ley.
Santo, Santo, Santo, es el Señor, Dios de los ejércitos.
Llenos están los cielos y la tierra de su gloria.
Os adoro, Dios tres veces santo, Padre, que nos habéis creado,
Hijo que nos habéis, redimido con vuestra sanare, Espíritu Santo,
que nos santificáis con las gracias que nos concedéis todos los días.
Haced que guarde en mi alma vuestra semejanza o imagen,
a fin de que, un día, me reconozcáis y reine con vos en la eternidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Así sea.
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