Se celebra a la Bienaventurada Virgen María: su historia reciente y una oración para pedirle
Se trata de una celebración recientemente incorporada, que recuerda a la madre de Cristo como difusora del mensaje de su hijo sobre Dios. Conocé su historia y cómo pedirle en oración.
Cada lunes, después del domingo de Pentecostés, la Iglesia Católica celebra la memoria de la Bienaventurada Virgen María, madre de la Iglesia. Es que esta fe considera que la iglesia que fundó Cristo está íntimamente ligada a María, velando ella por cada uno de sus hijos con amor maternal y protegiéndolos del maligno.
La celebración de la Bienaventurada Virgen María, madre de la Iglesia, fue recientemente incorporada en el Calendario Romano General, en febrero de 2018, mediante el decreto firmado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, con el visto bueno del papa Francisco.
Qué se celebra en la fiesta de la Bienaventurada Virgen María
La Iglesia Católica indica que así como María ofreció a su hijo, cada cristiano debe ofrecerlo también a quienes están a su alrededor. Se considera, además, que esta celebración ayuda a recordar que el crecimiento de la vida cristiana debe fundamentarse en el misterio de la en la ofrenda de Cristo, en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente.
“La gozosa veneración otorgada a la Madre de Dios por la Iglesia en los tiempos actuales, a la luz de la reflexión sobre el misterio de Cristo y su naturaleza propia, no podía olvidar la figura de aquella Mujer, la Virgen María, que es Madre de Cristo y, a la vez, Madre de la Iglesia”, indicó el decreto que establece la fecha de celebración de la Bienaventurada Virgen María.
Una oración para la Bienaventurada Virgen María
Virgen María,
Madre de la Iglesia
y, por lo tanto, madre nuestra.
Madre, siempre dócil al Espíritu de Dios,
intercede por nosotros,
hijos tuyos y de la Iglesia a fin de que
nos dejemos hacer por aquel que todo lo transforma y hace nuevo.
Que seamos luz en la Iglesia
y nuestro testimonio anime a muchos a buscar a Cristo
y a dejarle ser el Señor de sus vidas.
Amén.
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