Santa Margarita María de Alacoque, celebración católica del día: historia y oración

Esta monja francesa fue conocida por su devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Los detalles.

El santoral del miércoles 16 de octubre 2024.

Santa Margarita María de Alacoque fue una monja visitandina francesa del siglo XVII, conocida por su devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Nació el 22 de julio de 1647 en Lauthecourt, Francia, y murió el 17 de octubre de 1690 en Paray-le-Monial, Francia.

Margarita María experimentó visiones en las que Jesús le revelaba su deseo de que se estableciera una devoción especial al Sagrado Corazón como símbolo de su amor por la humanidad. A pesar de la oposición inicial, su mensaje fue finalmente aceptado y promovido por la Iglesia Católica.

Santa Margarita María es especialmente venerada por su papel en la difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, que se ha convertido en una de las devociones más populares en la Iglesia Católica. Sus escritos y su ejemplo de vida santa continúan inspirando a los fieles en su búsqueda de una mayor intimidad con Cristo.

Fue canonizada como santa por el papa Benedicto XV en 1920. Su fiesta se celebra el 16 de octubre en el calendario litúrgico católico, en memoria de su vida de santidad y su contribución a la espiritualidad cristiana.

Oración a Santa Margarita María de Alocoque


¡Oh Bienaventurada Margarita María! depositaria venturosa del tesoro de los cielos, el Corazón Divino de Jesús, permite que, considerándote mi hermana, en este incomparable amor, te ruegue me des con generosidad, la parte que me corresponde en esa mansión de infinita caridad. Confidente de Jesús, acércame tú al Sagrario de su pecho herido; Esposa de predilección, enséñame a sufrir por la dilatación de aquel reinado cuya causa te confió el Maestro. Apóstol del Sagrado Corazón, consígueme que se realicen conmigo las promesas que en beneficio de su gloria, te hizo ochenta y siete veces el Amado; Discípula regalada del Divino Corazón, enséñame la ciencia de conocerlo como lo conociste tú, en el perfecto olvido de mí mismo y de la tierra. Víctima del Corazón de Jesús Sacramentado, toma el mío, y ocúltalo en la llaga donde tú viviste, compartiendo ahí las agonías del Cautivo del amor, de Jesús-Eucaristía. El, te dijo, hermana muy amada, que dispusieras en la eternidad del cielo, de este otro cielo, el de su Corazón Sacramentado; ¡Oh Margarita María! entrégamelo, pues, para consumirme en ese incendio, dámelo para llevarlo como vida redentora a los pobres pecadores y como glorificación de ese mismo Corazón Divino a las almas de los justos. ¡Ah, sí! compartamos, hermana mía el mismo sacrificio, el mismo apostolado, el mismo paraíso del Corazón Divino de Jesús: venga a nos su reino.


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