San Frutos, la celebración católica del día: ermitaño y protector de la naturaleza
Es conocido por su vida de oración y penitencia en las montañas de la región de Segovia.
San Frutos, un venerado santo ermitaño del siglo VII, es recordado y honrado el 25 de octubre en el calendario litúrgico. Nacido en Segovia, España, en el año 642, su vida estuvo marcada por la búsqueda de la santidad y su profundo amor por la naturaleza.
Frutos es conocido por su vida de oración y penitencia en las montañas de la región de Segovia, donde vivió en completa comunión con Dios y la creación. Muchos acudían a él en busca de consejo espiritual y sanación, y se dice que realizó numerosos milagros durante su vida y después de su muerte.
Además de su vida de oración, San Frutos también fue un defensor apasionado de la protección del medio ambiente y la vida silvestre. Se dedicó a preservar la belleza natural que lo rodeaba y a promover un estilo de vida en armonía con la creación de Dios.
La devoción hacia San Frutos ha perdurado a lo largo de los siglos, y su santuario en las Hoces del Duratón sigue siendo un lugar de peregrinación para muchos fieles. En su festividad, los devotos veneran su memoria y buscan su intercesión, confiando en su poderosa influencia ante Dios.
El ejemplo de vida de San Frutos nos inspira a buscar la comunión con Dios en la naturaleza y a cuidar y proteger el medio ambiente como una expresión de nuestra fe y gratitud por la creación divina.
Oración a San Frutos
Queridísimo San Frutos: danos agua, por favor,
tú que estás en la avenida del gran río Duratón.
Los embalses amenguaron. El cielo no se cayó.
Quedamos a tus órdenes.
Ruega a Dios por nos ahora y en la hora de nuestra defunción. Amén.
Comentarios