Qué se le pide a la Divina Misericordia de Jesús y cuándo se celebra

Luego de la Pascua, la Iglesia Católica se prepara para celebrar la fiesta de la Divina Misericordia de Jesús. Conocé su historia y cómo se reza en esta fecha tan especial.

El segundo domingo de Pascua, la Iglesia Católica celebra la fiesta de la Divina Misericordia: una jornada asociada al rezo de la coronilla, una práctica de piedad recibida por Santa María Faustina Kowalska del mismo Jesús, que se ha extendido por todo el mundo.

Según cuenta la historia religiosa, Jesús se apareció ante Santa Faustina en septiembre de 1935 y le pidió dar a conocer su Misericordia a través de la difusión de su imagen con la inscripción que dice «Jesús, en ti confío», mediante la fiesta de la Divina Misericordia y el rezo de la coronilla.

La oración por la Divina Misericordia de Jesús está destinada a ser rezada tanto en comunidad como individualmente, y al hablar de «nosotros» se refiere tanto a la persona que reza como a todos aquellos por quienes se ora.

Cómo rezar la Divina Misericordia de Jesús


La coronilla de la Divina Misericordia se reza con un rosario: se inicia con la señal de la Cruz y luego el rezo de un Padre Nuestro, un Ave María y el Credo.

Luego, al iniciar cada decena, se recita “Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero”.

En las cuentas del Ave María, en vez de recitar esta oración, se dice diez veces “Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.

Al terminar las cinco decenas se dice tres veces las palabras “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”, y se puede añadir: “Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, confío en Ti”. “Santa Faustina, Ruega por nosotros”. “San Juan Pablo II, Ruega por nosotros”. 

Oración para concluir la Divina Misericordia de Jesús


Oh Dios Eterno,
en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable,
vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros,
para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos,
sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad,
que es el Amor y la Misericordia mismos.

Amén.


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