La Iglesia recuerda hoy a San Alfonso María de Ligorio: su vida y oración
Fue un obispo católico, teólogo y fundador de la Congregación del Santísimo Redentor. Los detalles.
San Alfonso María de Ligorio fue un obispo católico, teólogo, escritor y fundador de la Congregación del Santísimo Redentor, conocida como los Redentoristas. Nació el 27 de septiembre de 1696 en Marianella, cerca de Nápoles, en el Reino de Nápoles (actual Italia).
Alfonso Ligorio fue ordenado sacerdote en 1726 y se destacó por su celo pastoral y su compromiso con la predicación misionera. Fundó los Redentoristas en 1732 con el objetivo de predicar misiones populares y renovar la vida espiritual del pueblo.
San Alfonso es conocido por sus numerosos escritos espirituales, incluyendo obras sobre la teología moral, la devoción mariana y la oración. Entre sus obras más conocidas se encuentra ‘Las Glorias de María’. También es conocido por su profunda devoción al Santísimo Sacramento.
Fue nombrado obispo de Sant’Agata dei Goti en 1762, pero renunció al cargo en 1775 debido a problemas de salud. Pasó sus últimos años dedicado a la oración y la escritura en su comunidad religiosa.
San Alfonso María de Ligorio falleció el 1 de agosto de 1787 en Pagani, Reino de Nápoles. Fue canonizado por el Papa Gregorio XVI en 1839 y es venerado como santo en la Iglesia Católica.
La festividad de San Alfonso María de Ligorio se celebra el 1 de agosto en el calendario litúrgico católico, recordando su vida santa y su contribución a la renovación espiritual de la Iglesia.
Oración de San Alfonso María de Ligorio
Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombre estás noche y día en este sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en el sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes que me has hecho, y especialmente por haberte dado tu mismo en este sacramento, por haberme concedido por mi abogada a tu amantísima Madre y haberme llamado a visitarte en este iglesia.
Adoro ahora a tu Santísimo corazón y deseo adorarlo por tres fines: el primero, en acción de gracias por este insigne beneficio; en segundo lugar, para resarcirte de todas las injurias que recibes de tus enemigos en este sacramento; y finalmente, deseando adorarte con esta visita en todos los lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y abandono. Amén.
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