Feng Shui para principiantes: Cómo empezar a usar esta filosofía en casa

Si estás buscando encontrar el equilibrio y que te invadan las energías positivas, es posible que el Feng Shui sea una opción para tu vida cotidiana. Suele usarse en los lugares que habitamos, buscando el flujo vital de la energía que forma parte de todo y de todos y cuya circulación propicia la salud, prosperidad y una vida armoniosa.

Quienes viven de acuerdo a la filosofía del Feng Shui aseguran que si cuidás de tu casa, tu casa te cuidará a vos. La clave es crear un ambiente positivo y armonioso en tu espacio, que mejore la vida de todos sus ocupantes.

Si te interesa el tema del Feng Shui, podés consultar con expertos al respecto que personalicen tu experiencia con el trabajo energético y lograr así los resultados que deseas en tu casa y alrededor tuyo.

Cómo usar el Feng Shui en casa

Para que los resultados sean satisfactorios, el Feng Shui observa los metros del espacio habitacional, su ubicación, su decoración y su vibración, según los elementos con los que consta. Por eso, siempre es importante consultar con algún especialista en el tema.

Los complementos tienen un gran valor en el Feng Shui, porque generan buena energía y alegría. Brevemente, no se aconseja tener cuadros de objetos muertos, ni plantas secas, ni fotos de familiares fallecidos ni objetos rotos.

En cambio, el Feng Shui valora mucho la presencia de flores frescas, así como cuidar los olores y colores en general, ya que influyen en el estado de ánimo. En tanto que las mascotas favorecen el paso de la energía, igual que el incienso y las esencias florales.

Cuál es el punto de partida para trabajar con el Feng Shui

El orden y la limpieza ocupan roles claves para las técnicas de Feng Shui; así que si querés iniciarte en estas prácticas, es importante deshacerte de lo que no necesites, vaciar y hacer limpieza y ayudar así a que la energía fluya adecuadamente.

Además, es importante quitar del medio del paso elementos y muebles que no resulten seguros, ya que este es su tercer principio básico indispensable.