Radiografía del arte neuquino en cuarentena

Un proyecto televisivo que quedó postergado por la pandemia y el periodo de aislamiento social, preventivo y obligatorio, se transformó en una herramienta para difundir el arte en tiempos de cuarentena. Al frente del mismo está Oscar Sarhan, uno de los gestores culturales más inquietos que tiene Neuquén.
Unos 100 artistas recibieron el llamado de Sarhan -y muchos más los recibirán en lo que reste del confinamiento-. Con él tuvieron la posibilidad de contar sus realidades y también de mostrar su arte, y tener cierta proyección en las redes sociales. Pero a su vez, él logró componer una radiografía del arte neuquino en medio de la crisis causada por el coronavirus a partir de un interrogante: ¿Para qué hacer arte?

“Los noto preocupados, pero optimistas porque el arte requiere ese motor optimista, en estos casos, para poder salir adelante. El futuro está en este momento, en cuánto tengo de fuerza y valor para refundarme desde un futuro totalmente incierto, puesto que no se sabe donde vamos a terminar con esta pandemia”, resumió Sarhan sobre la situación que pudo observar entre los artistas neuquinos, los de la capital, pero también los de localidades y parajes de la provincia.
“Están preocupados y ocupados en ver cómo seguir. Hay muchos que están dando a conocer su trabajo por medio de las redes y es por eso que tendí esta mano de difundirlos y visibilizarlos”, agregó el gestor cultural.
La pandemia trajo múltiples problemas para los artistas, sobre todo porque les quitó sus habituales formas de socialización de su arte. Sin embargo, como detalló Sarhan también la pandemia trajo ciertas cosas positivas.

Por un lado, el coronavirus sacó a la luz ese compañerismo que siempre existió en el mundo del arte. “Hay muchos valores como la solidaridad, la generosidad, el estar atento, el registrar al de al lado y ver de qué manera puedo ayudar, son cuestiones que los artistas siempre hemos tenido y tienen entre sí”, subrayó Oscar.
Pero también el -obligado- cambio de paradigma tuvo su costado positivo: “lo bueno que ha sucedido para el arte y los artistas es que nos corrimos del ego con el que trabajamos. La gran pregunta pasa, entonces, desde ese centrito, al lugar que ocupamos en la vida y en el mundo. El gran reto es la capacidad y la fuerza que voy a tener para poder reinsertar el arte de cada uno en un tiempo en donde justamente los paradigmas se han corrido”, señaló el gestor cultural.
Y en ese sentido resaltó que el verdadero artista encontrará las formas de continuar y adaptarse a los nuevos tiempos: “en los que estaba muy latente el trabajo disciplinado y metódico, esto va a continuar, seguramente las vías van a cambiar, pero el que sabía de ese trabajo como algo cotidiano, como una forma de estar en la vida, esto va a continuar”.

Por el contrario para aquellos que el arte era algo más pasajero, la situación se torna angustiante. “Para el que era un ‘hobbie’ la pregunta ¿para qué hago arte? es angustiante, porque algunos van a perecer. Ser artista es mucho más intrincado, mucho más profundo que agarrar un instrumento y salir a tocar, acá hay una postura ante las cosas y la vida, que está cambiando”, destacó Sarhan.
Y también, a propósito de la forma de superar el cambio de paradigma, el gestor cultural – y artista- señaló que es fundamental la presencia del Estado: “Me parece que el Estado tiene que acompañar, tiene que brindar ese apoyo a los artistas que siempre están y que son los que siempre estarán cuando se los necesite”.