Quilmes jugará la final por el segundo ascenso a primera división
Venció a Ferro con un polémico penal que sancionó el árbitro Lamolina.
Quilmes le ganó anoche a Ferro por 1 a 0 en el Estadio Centenario por el partido de vuelta de una de las semifinales del Reducido de la Primera Nacional y, después del 1-1 en Caballito, se metió en la final por el ascenso a la máxima categoría ante Barracas Central, que eliminó a Almirante Brown más temprano.
Un primer tiempo con muchos condimentos se disputó en el Sur, al nivel de lo que había en juego. Facundo Pons sacudió la modorra con un cabezazo en el travesaño, y la visita respondió con Emiliano Ellacopulos, que se topó con Rodrigo Saracho. Luego, Sebastián Olivares puso a prueba en el área la resistencia de la camiseta de Pons, pero para Nicolás Lamolina fue “siga, siga”.
Mariano Pavone tuvo su oportunidad más tarde con un centro que casi se le cuelga del ángulo a Marcelo Miño, y cerca del descanso el Verdolaga tuvo dos. Saracho mandó al córner un remate de Claudio Mosca y Pons contuvo el de Tomás Molina cuando se relamía.
En el complemento empezó mucho más picante el equipo de Facundo Sava. Un centro de Julián Bonetto casi complica a Miño; enseguida Pavone erró de taco. Pier Barrios quiso fusilar de cabeza al arquero, pero el tiro le salió al cuerpo.
Hasta que a los 29, también con polémica, se inclinó la balanza. El ingresado Federico Anselmo llegó a posición de gol por derecha y al disparar chocó con Miño. Lamolina vio una falta incomprensible.
A a los 31, el mismo Anselmo la cambió por gol con un remate a la derecha del arquero. Enseguida, el mismo jugador casi aumenta la ventaja, en medio de un clima bastante cargado.
El tramo final fue creciente en emotividad, con Ferro intentando avanzar con más corazón que fútbol y Quilmes jugando a cortarle el juego. Al final, parate mediante por algunos desórdenes en las tribunas, no se movió el marcador y todo el premio fue del Cervecero, que volverá a primera división si se queda con la definición frente a Barracas Central.
Un final escandaloso
Una vez que Lamolina pitó el final, los futbolistas de Ferro lo fueron a buscar y se encontraron con un cordón policial que rodeó al juez, quien encontró resguardo en los jueces de línea, los que recibieron los reproches, en especial el asistente número uno.
En el momento más tenso, los jugadores visitantes fueron contenidos por otros integrantes del plantel, aunque uno que no tuvo consuelo fue Hernán Grana, quien se retiró con lágrimas de la cancha.
Luego los forcejeos y manotazos siguieron en el acceso a los vestuarios donde los jugadores de Ferro en este caso se insultaron con algunos integrantes del cuerpo técnico de Quilmes.
Fue una continuidad de lo que había sucedido en el primer tiempo, cuando el Negro Gómez, entrenador junto a Favio Orsi, tuvo un intercambio de palabras con Facundo Sava, entrenador del Cervecero.
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