¿Quién se acuerda de la bolsita de alcanfor?
Se usaba contra “las pestes”, colgada al cuello. Como dice la escritora María Inés Coronel: “creencias de otros tiempos, donde los remedios caseros eran los únicos que estaban al alcance de todos”.
El alcanfor -dicen los que saben- es “una substancia semisólida cristalina y cerosa con un fuerte y penetrante olor acre”. Se encuentra en la madera del “alcanforero”, un enorme árbol perenne originario de Borneo, Asia. La palabra alcanfor probablemente derive de la latinización del vocablo árabe (cuándo no) “al-Katur” que significa “gis de Barus”.
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