Producen alimentos orgánicos en medio del paraíso
Paul Adrión llegó de Alemania cultivar de manera consciente y sustentable en la Comarca Andina. Allí conoció a Carolina y tuvieron tres hijos: Conrad, Wenseslao y Luise. Desde el 84, mantienen una producción sin agrotóxicos, elaboran alimentos y ofrecen visitas.
En El Bolsón hay una chacra en la que producir es algo más que un trabajo. En Humus de la Montaña, la familia Adrión cuida de las vacas que pastan entre el agua pura de los aspersores que riegan los cereales. De fondo, los picos nevados, custodian las hileras de frutos rojos, o de manzanos, que serán jugos o se transformarán en helados en poco tiempo. En ese lugar, la tierra se honra con la producción orgánica que llegó en la mente de un soñador en 1984, cruzó océanos y hoy es raíz.
En ese lugar de la Comarca Andina, con el trabajo de su gente, la tierra deja brotar moras, corintos, arándanos, frambuesas, casis y grosellas. Chacras rodeadas por álamos, con el visto bueno del clima y el paisaje limpio.
Wenseslao Adrión tiene 34 años vive en la chacra con su compañera Sofía que es odontóloga, su hijo Tomás que a los tres años ya no se quiere bajar del tractor y un bebé que viene en camino. Hace unos siete años se recibió de ingeniero agrónomo y, desde ese momento, trabaja en el rincón de mundo que lo vio nacer.
Por estos días, el joven y su familia comienzan a sacudirse el invierno y el trabajo se multiplica. Deben llevar adelante la preparación de los cultivos para la siguiente campaña de frutas finas, fertilizar, podar, hacer la siembra de forrajes para alimentar a los animales.
También se acerca la temporada de turismo, y hay que estar atento a la imagen de la chacra y la cartelería. Todo debe quedar listo, porque en unos meses no habrá tiempo para nada. Pero ahora, hace una pausa en ese paisaje hermoso y cuenta como creció ese proyecto familiar que marca su vida.
Su papá Paul Adrión es alemán y llegó en 1982 por primera vez a Argentina. Vino con un amigo, primero a Paraguay para hacer una inversión. Luego, fueron a Misiones, donde entró en contacto con alemanes porque no hablaba castellano. En Alemania hacía algo parecido a lo que quería desarrollar acá, que era la producción orgánica de alimentos.
Su país natal vivía un proceso de urbanización precipitante, y no veía posible producir alrededor de casas. Con ayuda de los alemanes que vivían en la región también viajó a Bariloche, y al llegar no hubo vuelta atrás, se enamoró de la Comarca.
Antes de volver a Alemania conoció a una mujer llamada Carolina y sumó otro gran motivo para instalarse en la zona. En 1984, regresó y sin perder tiempo, se rencontró con ella para armar una familia. En el 85 nació su primer hijo Conrad, en el 86 Wenseslao y Luise llegó en el 90. Conrad, se radicó en Alemania hace 13 años, porque hizo la misma secuencia que su papá, a la inversa, pero el resto de los Adrión, viven y trabajan allí.
“La forma de producir orgánico de mi papá, era y es, lo más conservadora posible, de manera consciente, sustentable, conceptos que ahora está tan de moda, pero eran palabras que en ese entonces no se usaban mucho”, dice Wenseslao.
Primero vivieron en Golondrinas que es un paraje más al sur de El Bolsón y por los 90, llegaron al lugar en el que están. “Como inmigrante, él veía las cosas de afuera con mayor proyección. En Golondrinas, había una limitante que era el agua, que hasta hoy es un problema. Encontró mejores condiciones de suelo y agua en el Corredor productivo de Los Nogales. Vio la posibilidad de ir vendiendo allá y comprar acá. Se asoció con otros productores y lo hizo”, relata el joven agrónomo.
Hoy trabajan 100 hectáreas, entre las propias y las que alquilan, en sistemas extensivos de forrajes y granos para harinas e intensivos de fruta fina. Hay animales, frutas finas que son muy demandante de mano de obra, pero aportan buenos ingresos. Con la leche de las vacas hacen quesos, helados con fruta, también elaboran jugos de manzanas y los congelados de frutas berries, y frutos en fresco que se venden en verano.
Tienen un vivero y fueron uno de los primeros en venden plantas de frutos del bosque al país. En el 95 se desvincularon de la feria y se comenzaron a vincular con el turismo. La gente comenzó a llegar a la chacra, a pasar el día, a probar los productos que ellos elaboran y comprar productos.
Para ordenar todo lo que hacen Wenseslao enumera las actividades. “Uno: producción lechera, dos los lácteos, actividad tres, el vivero, la cuatro es la producción de frutos y cinco el agroturismo.
“Mis padres comenzaron con una vaca, cinco hileras de manzana y dos de frutillas y hoy tenemos lo mismo pero a otra escala, con 50 vacas en ordeñe, producción desde pepita, manzano, frutas finas casi 7 hectáreas y yo adicioné cereal. Tiene muchas virtudes el lugar en sí y nosotros le sumamos atractivos. Luise armó la heladería, la gente quiere ver la chacra y saber de donde salen los alimentos”, destaca el joven.
Dos al frente de una noche de hielo
El corazón del bombón
Las frambuesas que salen de esas tierras, son el corazón de los bombones más famosos del país, que también conquistan al mundo.
“En la frambuesa congelada individual, que se usa para eso. La gente de Rapa Nui, los Fenoglio, en la comarca aportaron mucho, porque levantaron el precio, y aportan con exigencias de calidad. Creció la demanda por su producto y nos llevó a tener una mejor situación, y no depender del que importa y revende”, cuenta el joven.
Su papá arrancó desde el principio con un esquema orgánico sin certificar. Luego, armaron un grupo que se llamaba Bioandes y certificaron entre muchos productores, como verduleros, de frutas, de lácteos. Después les dio la escala para certificar individual. Por eso, hace 25 años que tienen certificaciones.
“En el mercado interno nacional es difícil lograr un diferencial de precio por certificación. Lo que se logra es una distinción en el cliente que reconoce que esta avalada la producción. Siempre lo vemos desde una visión más integral es hacia el futuro que vamos y esta tendencia ya se veía hace 15 años en el mundo y se sabia que iba a llegar«, concluye Wenseslao. Y llegó.
Ordenar los ciclos de los cultivos
Con la perfección de la esfera de la Luna, el ciclo productivo que llevan adelante es un círculo. Desarrollan varias actividades y todo tiene un por qué. Algunas actividades subsidian a otras en momentos difíciles y eso puede ir cambiando.
A Wenseslao le gusta la mecánica, por eso, lo explica con motores. “Nuestro motor gasolero sin turbo, que no despega y no se queda nunca es el tambo. El motor naftero con turbo y con inyección es la fruta fina que hay años muy buenos, pero otros que no. En ese caso, hace años viene en alza la demanda mundial de berries”.
Es ingeniero agrónomo y entró a la chacra en 2014 a trabajar como parte de la gerencia. En el 2015 se reunieron con productores de la zona, con gente del gobiernos a plantearse la falta de demanda, el sobre stock de todos los productores de ese lugar. Comenzaban una cosecha nueva y tenían las cámaras llenas, el precio por el piso, todas cosas que cambiaron en el presente.
“Hoy estamos en otra situación, gracias a esa negociación a liberarnos de los compradores y revendedores, que se alejaban de la realidad del productor”, celebra Wenseslao y siguen apostando.
Dos datos sobre Humus de la Montaña
¿Dónde están?
Caminos de los Nogales, El Bolsón, Río Negro. Teléfono: 0294 449-1218. Podés visitarlos en Instagram
Para comprar
Productos orgánicos. Frescos. Con la leche se producen quesos orgánicos certificados: especiados.
Agroturismo
Se puede ir a pasar el día para probar cosas deliciosas, frescas en un ambiente hermoso al aire libre, rodeados de naturaleza.
Heladería
Los helados son únicos. Hay sabores fuera de lo común, hechos con materia prima del lugar.
Vivero
Trabajan con plantas de Frutos del Bosque o berries, principalmente frambuesas, moras y groselleros.
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