¿Por qué y hasta cuándo van a subir los combustibles?

Los aumentos de la nafta y el gasoil arrancaron hace 7 meses y el calendario oficial anticipa más incrementos. Los impuestos, el barril, los biocombustibles y dólar meten presión a los precios.

Después de 7 meses consecutivos de aumentos en los precios de los combustibles los consumidores comenzaron a preguntarse a qué se deben las subas y hasta cuándo continuarán modificándose los valores en las pizarras de las estaciones de servicio.

El incremento de precios con el que arrancó febrero significó que en la región la nafta subió hasta un 11,86% desde que arrancó el año mientras que el gasoil lo hizo un 12,74%. A pesar de ser porcentajes importantes el calendario oficial anticipa que no serán los últimos y que continuarán por la misma senda al menos hasta mayo.

Antes de repesar los aumentos que están programados por el gobierno nacional vale señalar que por lo único que se podría evitar nuevos aumentos es a través de una decisión política de la administración de Alberto Fernández. Sin embargo, lo más probable es que, por ahora, eso no suceda incluso en un año de elecciones legislativas.

Qué dice el calendario oficial

En enero, a través de las resoluciones 1/2021 y 2/2021, el gobierno nacional dispuso aumento para los biocombustibles y un sendero de precios actualizables hasta mayo 2021. La medida fue en respuesta a un pedido de los productores que venían golpeados hace años por las devaluaciones y por tener su precio de venta congelado al igual que las estaciones de servicio.

Los biocombustibles se utilizan por ley para mezclarlos con los combustibles fósiles para reducir su impacto ambiental y como método para diversificar la matriz. Es por esto que los aumentos autorizados por el gobierno implican una suba en los costos de producción a las petroleras que trasladan al precio final.

En números

11,86%
es lo que aumentó la nafta de mayor calidad en Neuquén desde que arrancó el año.

Algo similar sucede con los impuestos que también regula el Estado y que a través del Decreto 35/2021 fijó que el 12 de marzo se haga vigente un aumento correspondiente al último trimestre del año pasado. Se espera entonces que para esa fecha aumente el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y el Impuesto al Dióxido de Carbono (IDC).

Nuevamente son subas a los costos de producción que las petroleras trasladan a los consumidores con el precio de los surtidores. Vale aclarar que en ambos casos las productoras incluyen porcentajes de ganancia propia porque al igual que con la carga impositiva y con los biocombustibles, sus precios también están atrasados.

Según representantes de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha) las petroleras les informaron que hay hasta un 15% de atraso en los precios. El problema es que ese porcentaje se actualiza mes a mes por la macroeconomía.

El dólar y el barril

El dólar en el país no es una variable fija y ocupa un importante lugar dentro de la formulación de precios en surtidor. El precio del barril de petróleo tampoco lo es y son dos de los principales factores que causan incremento de costos de producción que, sin aumentos en la nafta y gasoil, los combustibles se venden con un escaso margen de ganancia.

Según los datos oficiales el mes pasado el dólar mayorista subió casi un 4%, es un hecho que volverá a subir este mes y probablemente todos los meses siguientes.

En números

15%
es el atrasado en el precio de los combustibles que hay actualmente, pero de continuar la devaluación del peso seguirá aumentando.

La conclusión es que hasta mayo presionarán los aumentos de los biocombustibles y de los impuestos del 2020. Pero a partir de allí entrarán a jugar los impuestos del 2021 y el dólar que nunca deja de aumentar.

YPF

Si bien YPF es la mayor productora de hidrocarburos, la principal vía de ingresos que tiene la empresa es a través de la venta de combustibles, por lo que permitir aumentos sirve para cuidar la caja de la petrolera de mayoría estatal. Lo cierto es que tampoco es que los precios están liberados ni mucho menos, si no que a través de la cadena de estaciones de servicio de YPF se impone un precio para el resto de banderas.

Como se remarcó en el comienzo de esta nota los aumentos son una decisión política de los gobiernos de turno, pero también una necesidad que imponen todas las variables que influyen en la formulación de precios. Frenar los aumentos ahora, con una YPF seriamente golpeada que necesita ingresos urgentes, sería pan para hoy y hambre para mañana.


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