Por qué este hotel de Las Grutas es único en arquitectura y turismo

El concepto con que fue concebido marca la diferencia de todo lo que conocemos en esta zona de la Patagonia. Quiénes lo crearon. Cuál es su propuesta para el visitante. En qué parte de Las Grutas está. Cómo es la construcción. Quiénes apoyaron esta obra. Todas las fotos.

Las Grutas es mucho más que sol y playa en verano.

Es mucho más que turismo masivo en alta temporada.

Las Grutas también es una invitación a visitarla todo el año -con aire fresco, llovizna, suaves vientos marinos, por ejemplo- para acceder y vivir experiencias distintas y únicas en relación a la naturaleza. Esto es lo que pensaron un grupo de profesionales rosarinos -algunos de ellos radicados desde hace décadas en San Antonio Oeste y otros ejerciendo en Barcelona- cuando soñaron crear “Médanos Patagonia” hace unos cuatro años atrás.

Hoy ese sueño se ha concretado. Ya está, se lo puede ver, palpar y disfrutar. Es el primer hotel ecoturístico de la región y está localizado al norte de Las Grutas, dentro del Área Natural Protegida Bahía de San Antonio.

Ubicada en el ángulo noroeste del Golfo San Matías, la Bahía de San Antonio es un humedal de muy especiales características, visitado tanto por mamíferos marinos como por diferentes especies de aves playeras migratorias, entre ellas el pequeño playero rojizo, que utiliza las playas de la zona para descansar y alimentarse durante su migración anual entre Tierra del Fuego y el Ártico.

¿Cuál es el concepto de este hotel? ¿Qué lo hace único y distinto a lo que se conoce por estos pagos? “Río Negro” estuvo en la presentación de este emprendimiento y habló con todos sus responsables. Primero les presento quiénes son ellos y después veamos lo que dijeron.

En el diseño arquitectónico estuvieron los arquitectos Mario Corea, Diego Nakamatsu, Marcelo Ranzini y Eugenio Tioni.

En el proyecto ejecutivo y dirección de obra, los ingenieros civiles Patricia Llonch y Hugo Dujovne.

En el proyecto ecoturístico, Diane Gray y Patricia Llonch.

En el programa de interpretación ambiental, la licenciada en Turismo, Gabriela Mansilla.

 

“Al entender la particular y distintiva riqueza ambiental y paisajística de la Bahía de San Antonio como recurso turístico, Médanos Patagonia es el resultado de la conjunción de un proyecto turístico basado en la conservación y un proyecto arquitectónico basado en una construcción de bajo impacto”, afirmaron los protagonistas de este hotel ecoturístico.

“Impulsando el avistaje de fauna y otras actividades relativas al turismo de naturaleza, el emprendimiento propicia el mantenimiento de la actividad turística a lo largo de todo el año y estimula la diversificación de la oferta, aportando una alternativa al turismo de sol y playa, de marcada estacionalidad y gran impacto en el frágil ecosistema de la Bahía”, agregaron.

Por ello, entienden, “el proyecto interpreta de esta manera la necesidad de mediar entre los intereses económicos, sociales y ambientales, planteando una inversión rentable al tiempo de estimular la conservación y propiciar el desarrollo económico local”.

¿Qué es lo que va a encontrar el visitante o el turista, entonces, al llegar a este sitio?

 

Por un lado, primordialmente verá un espacio de características distintivas tanto desde el punto de vista del entorno natural como de la propia arquitectura, para recibir visitantes interesados en conocer y disfrutar de la riqueza ambiental y la belleza del paisaje, y satisfacer el interés de quienes busquen involucrarse con las comunidades locales en programas centrados en la educación y la conservación a lo largo de todo el año.

Por otro, disfrutar de un proyecto arquitectónico y una construcción de bajo impacto, algo poco o nada visto en la región. Para lograrlo procuraron desarrollar un proyecto con diversidad tipológica, buscando transmitir la idea de pequeño poblado más que la de un conjunto de edificaciones repetidas. Como podrán ver en las fotos de Martín Brunella, una unidad está separada de otra, conservando su intimidad -desde uno se aloja no ve lo que ocurra en las otras unidades- y con identidad propia -ninguna es igual a otra-.

 

“El desarrollo de cada una de estas unidades -son 6 en total- se basó en los preceptos generales de la arquitectura sustentable, pero tomando en cuenta especialmente las particulares condiciones ambientales de la Bahía de San Antonio, en el marco de la regulación urbanística establecida por el Plan Director de Ordenamiento Territorial, y del Plan de Manejo del Área Natural Protegida Bahía de San Antonio”, remarcó Patricia Llonch.

 

 

Resultó así un proyecto arquitectónico con las siguientes características:

 

– Desagregación: en lugar de un edificio único de gran volumen, se proyectaron pequeñas unidades de alojamiento -de aproximadamente 50 m2 c/u- y un espacio común, los cuales se distribuyen en la parcela ocupando en total menos del 5% de su superficie.

– Construcción sobre pilotes: con el propósito de conservar la topografía natural, asegurar el escurrimiento natural de las aguas de lluvia, evitar movimiento de suelos y evitar la remoción de la vegetación natural, las unidades se montaron sobre pilotes, que despegan las construcciones del suelo natural.

 

– Utilización de elementos premoldeados: a efectos de minimizar las tareas de hormigonado in situ, evitando la presencia de camiones mixer dentro del predio, se optó por elementos premoldeados, de bajo peso, y armados a partir de piezas suficientemente pequeñas para poder ser montadas en forma manual. Para las piezas que deban ser hormigonadas in situ -tales como los pilotes referidos en el punto anterior- se utilizaron pequeñas hormigoneras portátiles.

– Control de alturas: a pesar de que la normativa urbanística municipal habilita la construcción en altura, el proyecto se desarrolló exclusivamente en planta baja para acompañar la topografía natural del terreno y evitar impactos visuales. Los tanques para el almacenamiento de agua se colocaron por debajo de las unidades, aprovechando el espacio proporcionado por los pilotes entre el suelo natural y la losa de piso de las unidades.

– Restricción a la circulación vehicular dentro del predio: para evitar la generación de calles internas, movimientos de suelo y remoción de vegetación, se han dispuesto los espacios de estacionamiento de manera compacta sobre el borde del terreno. La circulación interna, de carácter exclusivamente peatonal, se produce sobre pasarelas sobreelevadas, de madera. Bajo estas pasarelas se conducen los ductos de servicios, a fin de reducir áreas de afectación.

– Eficiencia energética: los fuertes vientos y las temperaturas extremas características del sitio fueron abordadas mediante estrategias tecnológicas simples y sistemas de bajo consumo energético.

– Edificación con orientación norte y muros pantalla para la protección de los vientos del sureste, calefacción por piso radiante, complementada con salamandras de bajo consumo.

– Aislaciones: los muros exteriores se materializaron con ladrillos macizos + cámara de aire + tabique de placa de yeso interior. Las carpinterías cuentan con doble vidriado hermético y perfilería con ruptura de puente térmico.

– Control de salientes y su eventual utilización por aves rapaces: el borde predial se demarcó con postes de álamo. Previendo su eventual utilización como perchas por parte de aves rapaces, se colocaron diferentes elementos en los extremos superiores de estos postes de modo de desalentar o inhibir su uso en este sentido.

– En cuanto a los desagües cloacales, en función de las recomendaciones del Departamento Provincial de Agua, se definió el tratamiento individual de los efluentes cloacales, con cámara séptica para aguas grises y biodigestor para aguas negras.

“Quienes hacemos Médanos Patagonia creemos que una forma más amigable de construir en la costa es posible, así como también es posible poner en valor el recurso natural a los efectos de la actividad turística responsable como una forma eficiente de propender a su conservación”, comentó todo el plantel a “Río Negro”.

Vale subrayar que este emprendimiento contó con el apoyo y la colaboración de la Fundación Azara, cuyas acciones para promover el avistaje de fauna marina responsable, la puesta en valor del patrimonio cultural y natural de la zona y la difusión de ese patrimonio, son consonantes con el concepto y la propuesta de Médanos Patagonia. Por su parte, la Fundación Inalafquen, que trabaja especialmente por la conservación de la biodiversidad y el uso sustentable de los recursos en el área de la Bahía de San Antonio, proporcionó al emprendimiento un asesoramiento fundamental.

Esto ocurrió, es evidente, porque algunos han entendido que solo es en alianzas, con una toma de conciencia firme ecológica, que se puede aliviar la salud del planeta en beneficio de quienes lo habitamos.

Por esto es que esperamos que construcciones de este tipo marquen tendencia en esta Patagonia siempre tan fascinante. Y que conserve lo que sigue intacto y recupere lo que hemos ya sabido degradar.

Más info: patriciallonch@gmail.com

 

Producción periodística: “Estudio Río Negro”

Producción fotográfica: Martín Brunella

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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