Vive en un refugio para víctimas de violencia por falta de casa: la otra cara del desamparo en Neuquén
El caso de Chos Malal muestra la falta de políticas públicas para atender esta problemática y la desesperación de los neuquinos por una casa propia.
La crisis habitacional en Neuquén no para de escalar a niveles que obligan a muchos neuquinos a tener que dormir en las calles. Esa es la situación de Fernanda Torres, de Chos Malal, que ahora junto a sus dos hijas se encuentra viviendo en un refugio para víctimas de violencia de género, que tampoco cumple con su propósito. Desde abril le advierten de un desalojo, sin embargo, aseguró que se quedará ahí hasta que le den un lugar donde vivir. «Si tengo que salir a cortar la ruta, lo voy a hacer», manifestó.
La historia de Fernanda no es particular, pero su insistencia por encontrar un techo para sus hijas hizo que atraviese los escenarios más complicados de esta crisis. La mujer contó a Diario RÍO NEGRO que fue en febrero cuando quedó en la calle. «Estaba alquilando un departamento, pero me quede en la calle con todas mis cosas y mis hijas», relató.
El municipio le brindó asistencia con un alquiler social, pero pronto fue desalojada porque el municipio no cumplió con los pagos. Esta respuesta solo aumentó su incertidumbre. «Cuando me quedé en la calle, la municipalidad me trajo a la Casa Paihuén porque está en desuso y creo que por eso cedieron la casa«, explicó.
La casa Paihuén es una de las casas integrales de la provincia inaugurada en 2022, cuyo objetivo además de ofrecer refugiabilidad, era brindar contención psicosocial y asesoramiento jurídico. Sin embargo, por distintas cuestiones nunca funcionó como refugio.
Actualmente, Fernanda habita ese lugar junto a sus dos hijas, un espacio que durante este tiempo albergó a personas que estaban en la misma situación que ella. «La realidad es que esta casa nunca fue usada para el fin con el que fue construida«, afirmó.
Después de dos meses en el refugio, comenzaron a insistirle que debía irse. «Me empezaron a intimar con que me tenía que ir y que tenía que conseguir un alquiler, pero por la crisis habitacional yo me voy a quedar acá porque no tengo otro lugar«, expresó.
Fernanda subrayó la gravedad de la situación en Chos Malal. «Los alquileres son imposibles de pagar, los montos son exagerados igual que los requisitos. Si no tenes un recibo de sueldo, un buen trabajo, una estabilidad, un garante, no te alquilan», criticó. Además, recordó que incluso aquellas personas que trabajan en la zona se niegan a vivir allí, «porque son pocas las posibilidades habitacionales que hay».
La historia de Fernanda recuerda a muchos casos. Hace menos de un mes, una joven llamada Amparo Quezada tomó la bandera de Neuquén y en pleno arreglo del techo de la casa de su madre y le gritó al ministro de Infraestructura, Rubén Etcheverry, que estaba de visita por el paraje donde vive: «señor ministro, con todo respeto, necesito una casa».
Otro es el de Carla Lavin, una mujer de Neuquén capital que desde el año pasado pide ayuda a la Provincia por una vivienda propia a través de la entrega de módulos, el mismo requerimiento de Fernanda.
«Empecé a mover todos los papeles, a mandar notas, a pedir audiencias, pero bueno, nunca se me respondió«, lamentó. «Así les dije: hasta que no me pueden asistir con la vivienda que yo necesito, no me voy a ir del lugar», agregó.
Fernanda también fue informada de una denuncia por usurpación que podría resultar en su desalojo. «Si me desalojan, me voy con mis hijas y mis cosas y me armo un campamento en una plaza», advirtió.
«Si me toca irme a la calle y salir a cortar una ruta, lo voy a hacer, yo quiero que venga la provincia y me traiga un contrato que diga que en cierto tiempo me entregan mi casa. De ahí en adelante quiero poder tener mi estabilidad laboral y poder empezar a pagarla«, mencionó.
Fernanda no es la única que se encuentra en atravesando este escenario de dudas y miedos. «En la casa hubo personas antes que estaban en la misma situación. He visto en redes sociales o en la calle pidiendo alquiler urgente y también conozco otras mujeres con el mismo problema», expresó.
Fernanda, al igual que muchos otros neuquinos, solo anhela un hogar seguro para ella y sus hijas. Su historia es una de muchas y es un llamado a las autoridades para atender esta crisis que azota a la provincia.
Vive en un centro integral que no funciona: cuál es la situación de la casa Paihuén
El refugio Paihuén fue inaugurado en agosto del 2022, cuenta con la infraestructura y el mobiliario, pero desde entonces no funciona con el propósito que fue creado. Dijeron que se debía a la falta de personal.
La casa integral, además de su función de refugio, cuenta con oficinas administrativas para otros organismos. «No solo brinda la atención y la refugiabilidad, sin también la seguridad, la contención psicosocial y el patrocinio jurídico», mencionó en una oportunidad la integrante de la organización Las Peludas, Aida Alarcón.
Según el último informe del observatorio de violencia contra las mujeres de 2023, en la región Norte el 43,35% de las denunciantes declararon convivir con la persona agresora. Es uno de los porcentajes más altos de la provincia.
Resulta indispensable para las mujeres del norte de la provincia ya que «es una casa integral única con esas características en la zona y el objetivo es que atienda a toda la región», detalló la integrante de Las Peludas.
Alarcón comentó que al prescindir de la casa integral, las mujeres han tenido que resolver situaciones de otra manera. «Han tenido que atenderse en el hospital, que también está desborado, y a veces las mandan a convivir con otros familiares sin la contención necesaria, incluso las ubican en lugares que no tienen las condiciones necesarias para transitar estos procesos que son tan difíciles y crueles», contó.
La crisis habitacional en Neuquén no para de escalar a niveles que obligan a muchos neuquinos a tener que dormir en las calles. Esa es la situación de Fernanda Torres, de Chos Malal, que ahora junto a sus dos hijas se encuentra viviendo en un refugio para víctimas de violencia de género, que tampoco cumple con su propósito. Desde abril le advierten de un desalojo, sin embargo, aseguró que se quedará ahí hasta que le den un lugar donde vivir. "Si tengo que salir a cortar la ruta, lo voy a hacer", manifestó.
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