Se debate la boleta única papel: por qué es clave para reducir la crisis de representatividad

Después de varios meses, el Congreso de la Nación retomó la discusión. Las razones que la convierten en un instrumento fundamental para afrontar la desconfianza creciente en Argentina.

En Argentina estamos atravesando, hace muchos años ya, una profunda y compleja crisis de confianza. Solamente el 17% de quienes viven en nuestro país confían en el Estado, mientras que el promedio en otros países es del 47%. Las consecuencias de esta situación resultan evidentes: el Estado y la política están siendo intensamente cuestionados y su legitimidad está en juego. Esto impacta en la valoración democrática en sí: según los datos del informe 2023 de Latinobarómetro, solo el 37% de los argentinos está satisfecho con el desempeño de la democracia.

Esto es un problema mayúsculo. Para poder resolver los desafíos estructurales que enfrenta la Argentina, necesitamos reconstruir el tejido y volver a enhebrar vínculos de confianza entre la dirigencia en sí, pero también entre representantes y representados.

Y los problemas estructurales abundan. Hoy existe un consenso transversal de que es necesario estabilizar nuestra macroeconomía. La estabilidad es, sin duda alguna, una precondición necesaria para el desarrollo, pero no es suficiente. Necesitamos, además, una estrategia de desarrollo. Argentina hace más de una década que no crece (el último registro data de 2011). También tenemos que reducir la pobreza: desde el regreso de la democracia, al menos, un cuarto de la población argentina vive sin poder llegar a fin de mes. Estamos atravesando, hace años, una crisis educativa en la que solo 13% de los jóvenes terminan el secundario en tiempo y forma. Además, estamos enfrentando problemas nuevos, como el avance del crimen organizado. Y, seguramente, la lista podría continuar.

Dato

17%
Es el porcentaje de las personas que viven en la República Argentina que confía en el Estado.

Estos problemas son complejos y multidimensionales y eso tiene dos implicancias concretas para las estrategias que se puedan armar para su resolución. Primero, son problemas públicos que necesitan de un liderazgo por parte del Estado, o de la política más generalmente, pero también requieren de la intervención de muchos otros actores (el sector privado, el sindicalismo, los medios, la sociedad civil organizada, los movimientos sociales, etc.). Por ejemplo, no es posible reducir la pobreza sin que el sector privado genere empleo. Y, segundo, no son problemas que se resuelvan rápidamente: las respuestas que se esbocen deben ser sostenidas en el tiempo. Entonces, se requiere acuerdos en esos rumbos entre quienes pueden alternarse en el poder. Es imposible tener respuestas multiactorales e intertemporales sin primero abordar la crisis de confianza.

En estos días tenemos delante una enorme oportunidad para avanzar en ese sendero: se está discutiendo, en el Honorable Senado de la Nación, la Boleta Única Papel (BUP). Se trata de un instrumento que permite una más fiel traducción de las preferencias del electorado en la selección de representantes.

En Argentina estamos habituados a utilizar, en las elecciones nacionales y en varias elecciones provinciales, la boleta partidaria. Con este instrumento, la responsabilidad de su impresión, distribución y custodia en los centros de votación recae en los partidos políticos.

La BUP garantiza el acceso a una oferta electoral completa en todo del territorio, pues su distribución es responsabilidad del Estado.

Esto no sucede en todo el mundo: en la mayoría de las democracias, el Estado centraliza la producción y distribución de las boletas; y un instrumento de votación oficial reúne la totalidad de la oferta. Así, la responsabilidad que tiene el Estado de proveer la boleta se traduce en un acceso uniforme a una oferta electoral completa, sin depender del tamaño de las fuerzas políticas, el caudal de votos esperados, su alcance territorial o capacidades organizativas.

La BUP tiene tres beneficios centrales. En primer lugar, su distribución y disponibilidad n los centros de votación es responsabilidad del Estado. Esto garantiza el acceso a una oferta electoral completa en todo del territorio mientras se desarrolla la jornada electoral. En segundo lugar, asegura equidad. Cada boleta contiene la oferta electoral completa y es diseñada por la autoridad electoral, que aplica los mismos criterios de diseño y presentación para todas las listas por igual.  Por último, brinda una mejor experiencia al electorado.

“Este año nos presenta una oportunidad única para contribuir a la resolución de la crisis de confianza que nos atraviesa.”

Gala Díaz Langou, directora ejecutiva de CIPPEC.

La BUP ya se usa en Argentina: es el instrumento que utilizan los argentinos radicados en el exterior o aquellos privados de libertad, y también se implementa en las elecciones provinciales en Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Y la experiencia es positiva. En 2015, CIPPEC llevó a cabo un estudio sobre las percepciones del uso de la boleta única en Santa Fe: más de 9 de cada 10 votantes calificó a la boleta única como un instrumento de votación bueno o muy bueno. Y más de 6 de cada 10 votantes (61%) aseguró que usar la BUP le resultó más fácil que sufragar con boleta partidaria. Sólo 5,5% de los electores afirmó que le resultaba más fácil votar con la boleta partidaria (30% dijo que ambos sistemas presentan facilidades).

Desde hace más de una década, CIPPEC, con el objetivo de contribuir a una mejor representatividad, alienta la discusión sobre la manera en la que votamos en nuestro país y apoyamos la adopción de la BUP como método más eficaz, equitativo y transparente. En 2022 fuimos parte de un extenso y rico debate que derivó en la media sanción del proyecto de ley para adoptar la BUP nacional, y que ya está listo para su votación en el Senado. Eso podría ocurrir el jueves de la semana que viene en la próxima sesión de la Cámara alta.

Este año nos presenta una oportunidad única para contribuir a la resolución de la crisis de confianza que nos atraviesa y avanzar en la sanción de la Boleta Única Papel y contribuir a ir cerrando la distancia que hoy existe entre representantes y representados/as. Ojalá sepamos aprovecharla.

(*) Directora ejecutiva de CIPPEC.


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