Se conocen los secretos de la historia de Neuquén que descansan en el cementerio
La centenaria necrópolis en el centro de la ciudad atesora vestigios de la historia que se invisibilizó. De noche, el recorrido tiene un condimento especial que potencian mitos y leyendas.
El panteón de la familia Taillefer forma parte de los misterios y secretos de la historia de la ciudad (Subsecretaria de Cultura de la municipalidad de Neuquén)
Las calles internas del cementerio central de la ciudad de Neuquén son una penumbra apenas la noche se hace presente. La escasa iluminación permite a un grupo de curiosos disfrutar las delicias de los vestigios de la historia de la ciudad, asombrarse de los mitos que rodean el camposanto en boca de tres relatores que bucean en la historia y traen a la superficie el detalle que la actualiza.
Neuquén: Los grandes misterios del panteón de la familia Mango
Cada elemento que descansa en el lugar es como una clave que permite abrir capítulos conocidos y también los poco difundidos de la ciudad.
De la mano del relato de Santiago Rosa, Felipe Stelzer y Oscar Marcihelar, con un toque de misterio por la nocturnidad se realizó el recorrido en el cementerio Central que fue imaginado “en lo alto donde está el sol para que los vivos estén cerca del río” por Carlos Bouquet Roldan y revelado a Eduardo Talero.
El panteón de la familia Taillefer tiene un primer dato sobre la creación de la capital del territorio nacional. Son sus tres escalones es un símbolo masón por exelencia. También hay tres escalones en el Centro Cultural Alberdi, creado también por masones como un espacio de luz y sabiduría, en diagonal con la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, en homenaje a la esposa de Casimiro Gómez. La iglesia era antipática para los masones, una logia que antes era secreta y ahora es discreta.
El panteón de Miguel Mango, varias veces jefe comunal de la ciudad, está mejor mantenido porque fue declarado monumento histórico en 2003. Tiene cuatro escalones y se supone que puede tener relación con el origen masón de la ciudad de Neuquén aunque las dos inundaciones que afectaron la ciudad (y obvio el cementerio) podrían haber socavado su base (tiene subsuelo) y obligado a realizarle ese cuarto escalón.
La distribución de los organismos públicos de la ciudad y la diagramación en diagonales de la zona del Alto son una huella imborrable de su origen masón. En ciudades de la región es común observar la disposición de la iglesia, la municipalidad, la comisaría y hasta la escuela alrededor de una plaza central. La iglesia que está al lado de lo que hoy es la Catedral se la habilitó sobre la avenida y alejada de lo que era el centro cívico. Este funcionaba en el emplazamiento del monumento a San Martín alrededor de un chateux de madera traída desde Gran Bretaña en el tren.
Los guías del recorrido indicaron que hay escasos documentos que certifiquen el papel que tuvo en la consolidación de la ciudad de Neuquén la familia Taillefer. De hecho, el panteón está abandonado, tiene descascarada la sección más baja del reboque de las paredes de ladrillos. En el techo, donde hay relieves de ángeles y una cruz que está formada por tres triángulos, crecen malezas que indican que hay acumulación de basura.
Contaron que, en algunos documentos se menciona la participación de la familia en algún evento de carácter social pero nada más. La idea es presentar un proyecto en el Concejo Deliberante para que, junto a la descripción que hizo Liliana Montes Lefort sobre su valor arquitectónico, se pueda declarar monumento histórico y así, al igual que el de Mango, permitir su restauración y mantenimiento. Tampoco hallaron ningún descendiente para poder recontruir la historia.
A pocos metros de este panteón se encuentra el nicho donde descansan los restos de Amalia Aluminé Cháneton, quien nació en 1090 y falleció a los 18 años de tuberculosis. Es la hija del periodista Abel Cháneton quien fue ultimado el 18 de enero de 1917 luego de denunciar en su diario Neuquén la matanza de presos ocurrida en el paraje Zainuco. Tenía un encono con Carlos Palacios que dirigía El Regional y lo editaba en Allen -en ese momento integraba el territorio nacional- y si bien estaba con su esposa disfrutando de una velada teatral, decidió enfrentarlo. Palacios había difundido su presencia con la idea de defender al gobernador Eduardo Elordi y el jefe de la policía territoriana Adalberto Staub. Palacios había sido empleado de Cháneton y por lo tanto tenía con él una añeja disputa.
Gestas, proyectos de futuro y tragedias en el cementerio central
Patrimonio, historia y ciudadanía
La actividad nació de la intención de encontrar formas alternativas de vincular el patrimonio, la historia y la ciudadanía. Se partió de la presencia en el Cementerio Central de la Ciudad de mausoleos que fueron parte del patrimonio histórico y, además, de nichos y tumbas donde yacen los restos de varias personalidades destacadas de la historia local.
El guiado se centró en recorrer diferentes sucesos de la historia a partir de diferentes puntos de referencia (tumbas, nichos y panteones). Además de repasar algunos de los mitos urbanos que surgieron en torno al descanso de los muertos, que fueron parte del patrimonio neuquino.
El primer encuentro de “Una noche en el cementerio” se realizó el viernes 3 de noviembre de 2023, entre las 20 y 22 horas, en el marco de la conmemoración del “Día de los Muertos” (2 de noviembre).
La respuesta de la comunidad fue sorprendente, con más de 2000 inscriptos a través de email, lo que obligó a realizar esa primera actividad y varias posteriores para cubrir las solicitudes. Hasta el momento, se realizaron 18 visitas (dos horarios por mes), en las cuales ya participaron casi 1000 personas.
Los grupos fueron reducidos, no mayores a 60 personas, por respeto al espacio y para que se pudiera escuchar el guiado, que se hizo a viva voz.
El éxito de “Una noche en el cementerio” llevó a que durante todo el 2024, se realizara una vez al mes, como una actividad habitual del área de cultura de la Municipalidad de Neuquén.
Comentarios