Renunció Francisco Sánchez en Culto: Karina Milei y Santiago Caputo tienen más influencia en Cancillería

Con la salida de Francisco Sánchez y la designación de Nahuel Sotelo en la Secretaría de Culto se asume un fortalecimiento en el poder de Karina Milei y Santiago Caputo en la Cancillería.

Francisco Sánchez ya no es más el titular de la Secretaría de Culto. La noticia de su salida, que comenzó a circular como un rumor, fue confirmada oficialmente por la Cancillería, que informó que el exfuncionario, oriundo de Neuquén, dejó su cargo por «motivos personales y familiares«. Qué pasó y por qué crecen las figuras de Karina Milei y Santiago Caputo.

Si bien las versiones no oficiales señalaron que el apartamiento de Sánchez fue una decisión tomada en el seno de la Cancillería, luego de varias polémicas y controversias que marcaron su breve gestión.

La salida del neuquino marcó un cambio significativo en la estructura de la Secretaría de Culto, un espacio que tradicionalmente ha estado alejado del foco mediático.

El reemplazante de Sánchez será Nahuel Sotelo, un joven diputado provincial alineado con Karina Milei y Santiago Caputo, quienes continúan consolidando su influencia dentro del gobierno.

Este cambio es visto por algunos como un paso más en la «intervención» de la Cancillería desde la Casa Rosada, una percepción que ganó fuerza en los últimos meses con la presencia de figuras cercanas a Milei y Caputo en puestos clave.

El miércoles por la tarde, Sánchez fue notificado de su salida por funcionarios de la Cancillería, en una reunión que tuvo lugar en la Casa Rosada. A las seis de la tarde, Sánchez tuvo su último encuentro con Santiago Caputo, el asesor todoterreno que, junto con Karina Milei, se convirtió en una de las figuras más influyentes del actual gobierno.

Horas más tarde, la noticia se confirmaba en los medios, con fuentes oficiales repitiendo que su salida se debía a «temas personales y familiares».


Renunció Francisco Sánchez en Culto: «Lo echaron, no se fue», los rumores que recorren los pasillos del Palacio San Martín


Sin embargo, dentro del Palacio San Martín, la situación se veía de otra manera. «Lo echaron, no se fue», afirmaron fuentes de la Cancillería.

Sánchez, quien había asumido el cargo en enero, dejó el puesto tras múltiples roces con sus interlocutores y una gestión marcada por diversas polémicas.

Su áspera relación con la diplomacia de carrera fue uno de los factores que precipitaron su salida, así como la decisión política de colocar a Sotelo, una figura más cercana a los sectores conservadores de la Iglesia católica, pero con «padrinos políticos» más poderosos.

Sánchez comenzó su gestión con el pie izquierdo, al generar controversias con sus comentarios contra el papa Francisco y el «sionismo internacional», lo que le valió una desconfianza inicial de los principales cultos religiosos en el país.

Aunque ofreció disculpas públicas al Papa, en línea con las instrucciones que recibió desde la Casa Rosada, su relación con otras comunidades, como la musulmana, también se vio afectada. En octubre, sus declaraciones sobre la batalla de Lepanto, donde alabó la victoria cristiana sobre las fuerzas islámicas, le generaron críticas adicionales.

Otro factor que se mencionó como causa de su salida fue la cantidad de viajes que realizó durante su breve gestión. Aunque Sánchez afirmó que la mayoría de esos viajes fueron invitaciones y no representaron un gasto para el Estado, fuentes diplomáticas señalaron que estos desplazamientos también contribuyeron a su distanciamiento con otros sectores del gobierno.

La llegada de Nahuel Sotelo, quien tiene 29 años y una lealtad manifiesta a los preceptos libertarios, es vista como un movimiento estratégico dentro de la Cancillería.

Sotelo, conocido por sus fuertes declaraciones en redes sociales contra figuras de la izquierda y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, es percibido como una figura con mayor «cintura política» que Sánchez. Su cercanía con Karina Milei y Santiago Caputo lo posiciona como una pieza clave en el reordenamiento interno que están llevando a cabo estas figuras dentro del gobierno.

Sotelo compartió un viaje a Roma con Sánchez, donde ambos se reunieron con sectores conservadores de la Iglesia. Este viaje es visto como un indicio de la alineación ideológica que comparten, aunque la salida de Sánchez deja claro que las prioridades del gobierno han cambiado.

Ahora, Sotelo se une a Agustín Caulo, director nacional de Culto y militante anti-aborto, en la reconfiguración de la Secretaría de Culto.

La salida de Sánchez también se enmarca en un contexto de tensiones crecientes dentro de la Cancillería. Diana Mondino, la canciller, enfrentó críticas por algunas de sus declaraciones y por la implementación de un decreto presidencial que establece el pago de Ganancias para los diplomáticos que cumplen funciones en el exterior.

Este decreto generó malestar en el cuerpo diplomático, que ya presentó un amparo judicial para revertir la medida. A esta situación se sumó recientemente otra presentación contra el Estado nacional por parte del gremio UPCN, que representa a empleados no diplomáticos que cumplen funciones en el exterior.

El malestar en la Cancillería no es nuevo, pero la salida de Sánchez y la llegada de Sotelo reafirman la influencia de Karina Milei y Santiago Caputo en las decisiones estratégicas del gobierno. Estas figuras, que ganaron terreno en áreas clave como la SIDE, YPF y el Ministerio de Salud, ahora también tienen un pie firme en la Secretaría de Culto, un espacio que, aunque tradicionalmente alejado del foco mediático, juega un rol crucial en las relaciones del gobierno con los diferentes cultos religiosos en el país.


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