Proyecto GNL: un Obispo de Chubut advierte sobre consecuencias ambientales y los peligros para la fauna

Es el primer pronunciamiento de la Iglesia sobre el emprendimiento. Se trata de Roberto Álvarez, obispo de Rawson. El impacto sobre ballenas, pingüinos y buceo. Su perfil.

El Obispo de Rawson Roberto Álvarez envió una nota a todos los poderes del Estado, incluido el gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres manifestando su preocupación por la instalación de la planta de GNL en Sierra Grande, siendo el primer pronunciamiento de la Iglesia en cuanto al mega emprendimiento que se realizará en Río Negro.

Álvarez cuestiona el impacto ambiental que podría tener dicha obra para dos provincias que comparten grandes espacios de diversidad bilógica marina.

Y aclara: “El único objetivo es ayudar a los poderes del estado provincial a preguntarse sobre la responsabilidad que les compete en el debate de este asunto tan delicado para el medioambiente y si este llegara a tener consecuencias para aquello que compromete en algo a nuestro territorio provincial su necesaria intervención. En ninguna de mis formulaciones-continúa- intento asentar posturas científicas y tampoco me mueve ningún posicionamiento ideológico”.

Y agrega: “Es sólo mi preocupación ciudadana a la que se le suma la carga de ser Obispo que tiene oficio pastoral sobre esa zona de la provincia de Chubut”.

Álvarez es conocido como “Chobi” y se dice que es gran contador de chistes. Le dicen “el obispo de la alegría”, tiene una gran comunicación con los jóvenes y buena relación con el gobernador Torres.

Dice en su nota el obispo (también enviada a los diputados y a todo el Poder Judicial con un pormenorizado informe sobre cantidad de barcos, metros cúbicos de petróleo, etc.) que: “tras realizar un pormenorizado detalle informativo sobre los alcances del proyecto pareciera que fuera un asunto que corresponde sólo a la jurisdicción de la Provincia de Río Negro, que para poder dar curso a este emprendimiento ha tenido que modificar la ley 3308 de 1995 que en su artículo 1º sostenía la prohibición de la instalación de oleoductos, gasoductos u otros ductos para el transporte de hidrocarburos y sus derivados y la construcción de terminales para la carga y descarga de buques que los transporten en el Golfo San Matías y en el mar territorial rionegrinos. No sé si es suficiente con que la legislatura de esa provincia haya modificado una ley o si su Tribunal Superior haya considerado improcedentes instancias superiores a sí mismo. También desconozco a cuál de los poderes del Estado le compete estudiar si lo proyectado no podría generar daños irreparables y atentar contra el artículo 99 de nuestra constitución que señala: “El Estado ejerce el dominio originario y eminente sobre los recursos naturales renovables y no renovables, migratorios o no, que se encuentran en su territorio y su mar, ejerciendo el control ambiental sobre ellos. Promueve el aprovechamiento racional de los recursos naturales para garantizar su desarrollo, conservación, restauración o sustitución”.

“Sucede que compartimos con la provincia colindante este golfo, que aunque en menor proporción, también sus aguas bañan nuestras costas y el golfo San José. Muchos de los estudios que me han alcanzado afirman que las características geomorfológicas y oceanográficas, determinan que los golfos San Matías y Nuevo funcionen como ecosistemas subordinados al mar epicontinental adyacente y el golfo San José como un ecosistema subordinado al Golfo San Matías. Entonces es pertinente preguntarnos si no perjudicaría algunos ecosistemas propios de nuestro mar territorial y otros que compartimos con ellos, incluso si incidiría en la Península de Valdés que es considerada Patrimonio de la Humanidad…»

Y luego se pregunta: «¿Están Uds seguros que no incidirá en el asentamiento del Pingüino de Magallanes que es tan vulnerable a los derramamientos de petróleo? ¿Y en la repoblación de la ballena Franca Austral, antes diezmada por la caza y que ha elegido el golfo para reproducirse? ¿Qué sucederá con las principales actividades económicas de las comunidades locales, como son las pesquerías artesanales, el turismo orientado a la pesca deportiva, el buceo y el avistaje de fauna marina, si el tráfico de barcos cambia los hábitos de las especies o los derrames se suceden? Sólo puedo hacer preguntas, no me compete dar respuestas, porque ni por conocimiento ni por oficio estoy habilitado. En mi calidad de ciudadano y por amor a esta tierra de adopción a la que amo, es que escribo estas líneas; que sólo quieren ser un aporte al debate democrático canalizado a través de esta forma de gobierno representativa donde el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes. También me dirijo al ámbito judicial sintiéndome interpelado por lo que señala nuestra constitución provincial en su artículo 111: “Todo habitante puede interponer acción de amparo para obtener de la autoridad judicial la adopción de medidas preventivas o correctivas, respecto de hechos producidos o previsibles que impliquen deterioro del medio ambiente.”

Si no canalizara esta duda que nos inquieta a muchos, si quedara en el ámbito privado de la duda o los comentarios suspicaces, en nada contribuiríamos y estoy seguro que Dios y la Patria nos lo demandarían, finaliza.


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