Los extremos en el uso de redes sociales en la campaña por las elecciones de Cipolletti
El oficialismo muestra un exceso del uso virtual, mientras otros ni siquiera tienen cuentas oficiales en las plataformas más populares. El martes a las 19 es el debate oficial en el CCC.
Los nuevos paradigmas de la mediatización revolucionaron la comunicación y, desde hace años, el fenómeno tiene un fuerte impacto en la lucha del poder político. La disputa siempre se sostiene con un anclaje en el territorio, pero el slogan de la época, que no escapa a la contienda electoral, es que “sino está en la redes no existe”.
En la historia política Argentina fue el candidato Raúl Alfonsín en 1983 el que comenzó a echar mano a los recursos de la mediatización para hacer campaña. Fue el primero en utilizar la televisión y en inaugurar la etapa que los teóricos denominaron videopolítica. Desde ese momento en adelante, las campañas pasaron del modelo unidireccional al multidireccional que imponen las redes sociales, aunque muchos políticos siguen utilizando las plataformas bajo el viejo esquema emisor – mensaje – receptor.
Es difícil pensar en 2023 en un candidato o candidata, incluso a una elección en el ámbito privado, que no utilice y/o necesite las redes sociales para forjar una imagen y llegar a más potenciales votantes. Mucha más si se trata de la oposición que, como sabemos siempre, corre en desventaja.
En el caso de Cipolletti los extremos se contraponen de una manera interesante que plantea el interrogante: “¿hasta dónde?”¿Cuál es el límite?” y también “¿Cuál es el verdadero efecto social de una campaña visible en el mundillo virtual?”.
En Cipolletti el escenario político tiene marcadas diferencias en la estrategia comunicacional. Mientras que el candidato del oficialismo, Rodrigo Buteler, y todo el aparato de Juntos Somos Río Negro, inunda las redes sociales con elegantes mensajes de campañas, hay otros tres aspirantes a la intendencia que ni siquiera tiene cuentas oficiales en las principales redes sociales: Liliana Villegas (Frente Somos Unidad Popular y Social), Carlos Gustavo Neto (Alianza Unidad para la Victoria) y Claudio Lissarrague.
El resto de los candidatos oscilan entre las redes y el campo (modelo online y offline) pero muy lejos de la intensa actividad que muestra el candidato oficialista.
Escuela AW
No es causal, primero porque Buteler es un candidato millenial, es decir que nació casi con internet y segundo porque es del riñón político de Alberto Weretilneck. El líder del partido “verde”, inició su carrera al frente del área de comunicación del municipio de Cipolletti, luego fue secretario de gobierno y de servicios públicos.
El senador cuida al detalle cada estrategia comunicacional y es sin dudas uno de los políticos de la región más experimentado en el uso de las redes y la comunicación política. Para esta campaña cuenta con el asesoramiento del consultor estrella Mario Riorda. Casi como ejército, los afiliados y funcionarios replican el mismo mensaje cuando las redes de Weretilneck dan la orden.
En el ámbito de las propuestas por ahora reina la frase que abona el “mucho ruidos y pocas nueces”. Buteler apostó al voto joven en sus primeras intervenciones que buscaron darle un lavado de cara a la actual gestión de su amigo Claudio Di Tella. Lo único que precisó sobre su plataforma es generar una ciudadanía activa que participe de las decisiones políticas, pero no dijo cómo.
Hasta el momento tal vez haya sido Aldo Mildembger, candidato de Primero Río Negro, el que más ideas propuso. El exfuncionario Aníbal Tortoriello criticó el gasto público, se comprometió a bajar la cantidad de empleados municipales y a retirar la reciente inaugurada senda peatonal, entre otras cosas. También contó que quiere concursos para el gabinete municipal.
La candidata de Cambia Río Negro Valeria Lo Cacciato y el aspirante de Vamos Con Todos Antonio Barohema se inclinaron por iniciar su campaña en el basural, para criticar la política medioambiental del municipio, sin dudas un tema en el tapete de la agenda pública. Sin embargo el uso de las redes ha sido, hasta el momento, escueto.
Lo cierto que a menos de dos semanas de las elecciones, poco se sabe en concreto de las propuestas electorales. Tal vez el martes con el debate oficial en el CCC, la ciudadana pueda tener más información sobre las plataformas de sus potenciales representantes.
Las dos caras de la mediatización en la comunicación política
Existe, desde hace tiempo, una tendencia generalizada de políticos que creen en un sistema de medios centralizado, con potestad para instalar climas de opinión. Se trata de un modelo que supone que un evento o anuncio en redes es un hecho social en sí mismo y en ese escenario el político se piensa una celebridad que se construye para la cámara.
Sin embargo, la mediatización no hace más que alejar a los representantes de la sociedad y excluye a la prensa de la posibilidad de preguntar y de solicitar información, que es una de las bases republicanas. El secreto de las redes está en la interacción y en la conversación, situación que muchos políticos ignoran por completo.
La mayoría cae en el anuncio estático, fotográfico, sin “feedback” que pueda alimentar los canales de comunicación con quienes aspiran a representar al pueblo en los poderes del Estado. Existe un pensamiento mágico de suponer que la homogeneidad en una cobertura de noticias garantiza una aceptación en la opinión pública.
Pero los grandes enfrentamientos mediáticos de los últimos tiempos, al menos en Latinoamérica, demostraron que el poder de los medios es efímero. El matrimonio Kirchner en Argentina, Michelle Bachelet en Chile y Lula Da Silva en Brasil accedieron a las presidencias a pesar de tener a los grandes medios en contra.
La comunicación pública es algo bastante más complejo que un flujo unidireccional entre los medios y su público. Sin embargo, en este año electoral se advierte una tendencia totalmente simplificadora.
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