La Ruta 23 de Río Negro aún espera el asfalto completo y ya presenta un serio deterioro
Se trata de una obra clave para la Línea Sur rionegrina y está en tareas desde hace más de dos décadas.
Mientras se arman de paciencia a la espera de la terminación del pavimento completo en la ruta nacional 23 -por ahora sin plazos debido al freno de la obra pública-, los pobladores de la Línea Sur comprueban a diario como el tránsito se intensifica y la calzada ya presenta varios tramos en pésimo estado.
El presidente del Ente de Desarrollo de la Región Sur, Darío Ibáñez, señaló que varios tramos de la ruta que vincula la cordillera con el litoral marítimo rionegrino están “altamente deteriorados” y consideró que no solo se debe al tránsito de camiones con sobrepeso sino también a la sospecha de que “algunas empresas pusieron materiales de inferior calidad” y falló la fiscalización.
Desde el distrito Río Negro de Vialidad Nacional aseguraron que el estado de transitabilidad general es “bueno” e informaron que se realizan periódicas tareas de mantenimiento con equipos y personal del propio organismo, distribuido en varios campamentos. Puntualmente indicaron que “la semana que viene comienzan tareas de bacheo desde Jacobacci hacia el este”. Pero admitieron también que no hay balanzas para control del tránsito pesado.
Algunos intendentes de la Línea Sur señalaron que la promesa de las básculas es de vieja data y nunca se cumplió. Otros advirtieron que de Vialidad Nacional es poco lo que se puede esperar y “la provincia debería tomar intervención en el asunto.
La Ruta 23 se extiende a lo largo de 605 kilómetros. A pesar de su importancia estratégica fue durante décadas apenas un camino enripiado al que le escapaban casi todos, menos los que estaban obligados porque vivían o trasladaban cargas a las localidades que la tenían como única conexión.
El pavimento avanzó en etapas, con suma lentitud, desde la zona atlántica. Los primeros 75 kilómetros fueron construidos durante el gobierno de Raúl Alfonsín. En 1997 su sucesor Carlos Menem encaró una promocionada reactivación de los trabajos y quedó conectada Valcheta, con salida hacia la ruta nacional 3.
Después el asfalto avanzó hasta Maquinchao y durante las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner se licitaron varias etapas para su ejecución simultánea, con la idea de llegar al punto extremo oeste en Dina Huapi y estrenar la obra completa para fines de 2021. Ese plazo, como tantos otros no se cumplió y aún quedan alrededor de 33 kilómetros sin pavimentar.
Aun así, la ruta se convirtió en una alternativa cada vez más elegida por quienes se trasladan desde la zona la zona Andina hacia Las Grutas y también por los usuarios del Alto Valle que viajan a los centros turísticos.
Quejas y lamentos de los intendentes
El intendente de Jacobacci, José Mellado, dijo que faltan muy pocos kilómetros para estrenar el asfalto completo, pero el panorama es incierto porque de las dos empresas que tenían contratos de obra, hay una que ya levantó su campamento, cerca de Comallo. La otra, asentada en la zona de La Fragua, todavía mantiene las máquina en el lugar, pero sin actividad.
Sobre el estado de la ruta dijo que es “cada vez peor”, porque el tránsito se intensificó con el avance de la pavimentación, al punto de que en temporada de verano y los fines de semana largos circulan “entre 400 y 500 vehículos por día”.
El principal factor de conflicto, señaló, son los camiones que transportan diatomea desde Jacobacci, piedra laja de Los Menucos, o los que salen con caolín desde Mamuel Choique, con exceso de carga y sin ningún control.
La historia de la ruta que constituye un vínculo clave para numerosas y distanciadas poblaciones del sur rionegrino está ligada también al ferrocarril, que corre en paralelo, y cuyo servicio tampoco cumple la función social que alguna vez tuvo.
Algunos de los consultados recordaron que el gobierno naconal prometió asignar dos balanzas para camiones, una en Jacobacci y otra en Valcheta, pero nunca fueron instaladas. Hubo pedidos reiterados desde los concejos deliberantes, gestiones de los intendentes, intervenciones de la Legislatura provincial, hasta ahora estériles.
Ibáñez dijo que las falencias de la ruta son motivo de preocupación constante y el tema fue abordado una vez más en la última reuníón de directorio del ente regional.
Obra sin final a la vista
La intendente de Los Menucos, Mabel Yahuar, dijo que “el asfalto se está destrozando” y nadie parece preocuparse. Dijo que hace pocos días habló del tema con el ministro provincial de Obras Públicas, Alejandro Echarren, porque “se necesitan soluciones”, frente a la deserción nacional en relación con la infraestructura vial. “Estoy en desacuerdo absoluto con esa política -dijo Yahuar-. Hay cosas que son muy necesarias y ahora ¿quién las va a hacer? Hay camiones pasados de carga y pedimos que pongan acá una balanza, no fuimos escuchados, ahora Vialidad Nacional algo hace, van tapando pozos, pero siempre es algo provisorio”.
Quienes transitan la 23 ya conocen los sitios donde los pozos, desgranamientos y las ondulaciones se tornan más peligrosos y obligan a bajar la velocidad. Aun así, son frecuentes los accidentes, algunos fatales.
El gerente de la empresa de transporte Las Grutas, que cubre ese trayecto de manera regular, Héctor Castro, evitó las evaluaciones terminantes pero aceptó que la ruta “no está en las mejores condiciones». Dijo que si bien en la consideración popular siempre la ruta parece “nueva” porque no se terminó de inaugurar, “el hecho es que algunos tramos como Valcheta Ramos Mejía ya tienen 17 años, y es lógico el desgaste”.
Cuestionó también que no existan proyectos para construir otra vez el puente de Nahuel Niyeo, que colapsó durante una tormenta hace ya … y que desde entonces fue reemplazado por un vado provisorio, que se corta en cada lluvia abundante.
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