La Pastoral Social denuncia hacinamiento en la cárcel de Bariloche
La organización vinculada a la Iglesia Católica denunció que los internos deben dormir en el piso y no pueden salir al patio por la sobrepoblación que hay. Piden respuestas a la gobernadora y el Poder Judicial.
La Pastoral Social de la Diócesis de San Carlos de Bariloche alertó a la gobernadora Arabela Carreras y al Poder Judicial de la provincia su preocupación por las malas condiciones de habitabilidad del Penal 3 de esta ciudad el que calificaron como un «buen ejemplo de desprecio sobre la vida humana».
La cárcel de Bariloche ha sido objeto de varios reclamos en los últimos años e incluso con presentaciones de Hábeas Corpus. Las mejoras ofrecidas por el gobierno fueron parciales, con la reiterada negativa de la imposibilidad de construir un nuevo edificio penitenciario por los costos que demandaría.
Ahora la organización vinculada a la Iglesia Católica, que asiste a los detenidos, elevó una nota que hizo pública para reclamar que la situación de encierro debe tener condiciones acordes para promover la dignidad para darle al detenido la posibilidad de tener una «vida honesta y responsable», descartando las expresiones negativas que tiene una porción importante de la sociedad, vinculadas a la «venganza», que «considera que la privación de la libertad debe ser humillante y dolorosa».
El Penal 3 tiene capacidad para 94 internos y actualmente hay 158 personas entre procesadas y condenadas que convive en «condiciones de hacinamiento extremo», según denunciaron. En septiembre pasado se presentó un Hábeas Corpus por la situación de la cárcel y en ese entonces el Gobierno negó el hacinamiento y prometió reparaciones edilicias.
La Pastoral Social vuelve a la carga con el planteo y recordó que el artículo 23 de la Constitución Provincial indica que las cárceles «tienen por objeto la seguridad pública y no la mortificación de los internados; son sanas y limpias y constituyen centros de enseñanza, readaptación y trabajo«, entre otras premisas que reza el texto con el objetivo de «ayudar a la recuperación integral del detenido».
Una de las referentes de la Pastoral, Cristina Martín, le dijo a RÍO NEGRO que la cárcel de Bariloche es por lejos la peor de la provincia y que “no por casualidad esta ciudad tiene los peores índices de reincidencia” en el delito.
Cuando se le consultó qué esperan puntualmente de la gobernadora dijo “que tome el tema en serio y que busque soluciones de fondo”. Recordó que alguna vez se habló de construir una cárcel nueva pero el proyecto fue descartado por el alto costo y porque ningún barrio quería tenerla cerca.
“Igual la cárcel sigue ahí y no le conviene a la ciudad tener esta bomba de tiempo en pleno centro”, dijo Martín. Aseguró que debido a la falta de espacio “hay internos que tienen que dormir sentados, sobre los colchones doblados, porque no los pueden extender”. También denunció que la sala destinada a visitas íntimas tuvo que ser adaptada como una celda más, y que no todos los internos tienen clases, aunque haya disposición de los docentes, “porque no da el tiempo ni el espacio para tanta gente”.
Martín dijo que los problemas en el Penal de Bariloche datan de hace muchos años y nunca hubo un plan serio para revertirlos. “Lo que no ve la sociedad ni el gobierno es que estas personas no vienen de otro planeta -afirmó-, son producto de la sociedad desigual que tenemos y nos tenemos que hacer cargo”.
Las condiciones de hacinamiento
«Es rigor innecesario que hoy muchos detenidos tengan que dormir sentados en el piso, o no salir al patio por semanas por la falta de lugar dada la sobrepoblación», señalaron de la organización que recordaron que el edificio del Penal 3 fue edificado con el objetivo de ser un hogar de ancianos hace medio siglo, para lo cual solo se hizo «reforzar muros y colocar rejas».
También indicaron que el personal del Servicio Penitenciario trabaja «expuesto a la violencia cotidiana que los conflictos de un entorno y un tratamiento inhumano provocan».
Con esta situación, la Pastoral se preguntó quiénes son los responsables si el Poder Ejecutivo con su «ausencia» ante el reclamo o el Judicial con su «indiferencia ante el cuidado de las personas que ordena encerrar».
Para la organización, «sin políticas claras y audaces (…) es imposible que este sistema carcelario ayude a la recuperación de quienes cumplen una condena. Y sin un programa económico que tenga en el centro al ser humano, privilegiando a los más vulnerables y excluidos, los centros penitenciarios seguirán siendo depósitos para abandonar allí las vidas de quienes no tuvieron oportunidades, o la calle fue su familia y escuela, o fueron víctimas de abusos que destruyeron sus infancias, o solo conocieron la violencia como respuesta ante su pedido de comida y abrigo».
Insistió la Pastoral que la «recuperación» de las personas detenidas «depende en gran parte del cuidado que les brindemos como comunidad que aprendió que la paz nunca surge de la violencia, la revancha, el rencor o la humillación».
A finalizar la misiva, indicaron que apelan a que las autoridades «con una sensibilidad humanista y no pendiente de la presión pública» busque una «solución eficaz y duradera a esta negligencia en el ámbito penitenciario».
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