La “modernización” del Estado en Río Negro: un camino con luces y sombras

La salida del abogado barilochense Federico Lutz del ministerio de Modernización de Río Negro, concretada esta semana, deja un saldo por lo menos incompleto en relación con los objetivos planteados, cuyo cumplimiento a futuro dependerá de un flujo de recursos más abundante del registrado hasta hoy, y que no estaría asegurado.

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El nuevo ministro, Milton Dumrauf, asumirá el lunes y tendrá el cometido de administrar esa escasez, con un grado de adaptación tal vez algo mayor que su predecesor a las reglas de austeridad.

El papel de Lutz en el gobierno tuvo una trayectoria que fue de mayor a menor. En los meses previos a la asunción del gobernador Alberto Weretilneck fue su principal referente en la “transición” con la gestión saliente de Arabela Carreras. En diciembre de 2023 asumió como ministro de Gobierno, Trabajo, Modernización y Turismo, con ideas propias y metas específicas en lo relacionado con la reconversión del Estado y el avance de la digitalización administrativa.

En septiembre pasado fue sustraído de varias de esas misiones y quedó exclusivamente a cargo de la cartera de Modernización. El gobernador pareció transmitir que lo prefería concentrado en esa especialidad.

Solo cuatro meses después, a comienzos de enero, Lutz comunicó su renuncia, pero a diferencia de otros casos continuó en el cargo todavía algunas semanas y cesó recién ayer. El gobierno buscó presentar el alejamiento del ministro como un “replanteo” de la gestión en el área, sin conflictos ni portazo alguno.

En su reemplazo fue designado Dumrauf, hasta ahora secretario de Asuntos Estratégicos y Planificación, quien dijo esta semana que mantendrá el rumbo fijado por Lutz y que “los grandes lineamientos no van a cambiar”. Aseguró que a pedido del gobernador incorporará algunas metas nuevas, orientadas a agilizar todo lo relacionado con “la administración del personal, la liquidación de haberes y el control de presentismo”.

Dumrauf aseguró que el eje de trabajo sigue enfocado en el concepto de “ciudadanía digital”, en asegurar la “interoperabilidad” de las bases de datos en el ámbito público y la eficiencia general de la gestión. Dijo que habrá “cambios en el equipo” del ministerio pero aun sin definiciones, y que necesita todavía “en contra algún perfil” acorde con lo que tiene proyectado.

El ministerio de Modernización cuenta para este año un presupuesto de 2.592.933.300 pesos. No está claro si resulta suficiente para cumplir con los planes delineados. Dumrauf prefirió no hablar de los objetivos de corto plazo. Dijo que el “plan de transformación digital” se mantiene, pero que carece de un cronograma y que “el desafío es que todo esté implementado al final de la gestión”.

Herramientas en desarrollo

Una de las ideas estrella que promovió el ministro saliente fue la instrumentación de una plataforma digital -equivalente a MiArgentina-, para que los ciudadanos en general puedan concentrar allí sus trámites, consultas, acceso a la información, y su relación entera con el Estado provincial.

Lutz subrayó más de una vez que no hay obstáculos tecnológicos para avanzar en ese campo porque el 97% de los argentinos manejan telefonía móvil con acceso a internet y en 2025 está previsto que existan en el país 40 millones de smartphones habilitados.

Entre los resultados, un informe reciente del ministerio resalta la generalización en el uso de la firma digital, la renovación de los portales web, y demuestra que documentos electrónicos gestionados en la administración provincial en 2024 fueron 811.457, con un crecimiento interanual del 45,8%, cuando en los años anteriores ese progreso promediaba el 15%.

Pero la interacción pretendida con los ciudadanos desde los distintos servicios mantuvo niveles modestos, y también están pendientes de avance otros proyectos como el “ecosistema de ciudadanía digital”, que está llamado a incorporar “una plataforma inteligente que integre todas las gestiones y credenciales en relación con el Estado provincial”.

El momento de la “ejecución y el financiamiento”

Lutz se cuidó de no deslizar reproches ni señales de decepción. Consultado para esta nota y ante el pedido de un balance de su paso por la gestión, dijo que se había comprometido con el gobernador a no efectuar declaraciones sobre el tema y solo ofreció documentación, profusa y detallada, sobre los planes que aspiraba a desplegar y en parte sobre los resultados.

Algunas de las acciones se presentaron como una continuidad de lo que ya había comenzado a desarrollar la agencia Río Negro Innova. Con el ingreso de Lutz, hubo logros visibles en algunos campos, relacionados con la digitalización de expendientes y la simplificación administrativa, aunque dificultados por la variedad grande de realidades y la extensión territorial.

El ministro saliente se abstuvo de hacer consideraciones sobre lo actuado y apenas refirió que los objetivos que se planteó en relación con las estrategias para la creación del ecosistema digital y la “interoperabilidad” en la provincia “están cumplidos” y en adelante “resta su ejecución y financiamiento”.

Dumrauf asumirá en su reemplazo el lunes a las 9. Anticipó que su “impronta” como responsable del ministerio será “apostar mucho a la inteligencia rionegrina”. Dijo que el área no tiene una estructura grande y “se apoyará mucho en la empresa Altec”.

Señaló que el proyecto de generar una aplicación que concentre toda la interacción de los ciudadanos con el estado “está avanzada, pero dijo no tener los detalles. “Me tengo que interiorizar, hasta donde sé hay una versión de prueba”, afirmó.

Negó que el área esté desfinanciada y subrayó que hay “grados razonables de avance” y que la modernización administrativa “ha sido siempre prioridad del gobernador”.

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En dirección al “cambio cultural”

Algunos de los instrumentos proyectados por Lutz como responsable de Modernización lograron afirmarse durante 2024, otras gestiones quedaron encaminadas -según señaló al momento de su renuncia- y también hay cuentas pendientes.

Aportó una detallada hoja de ruta, con abundancia de gráficos y referencias técnicas, que define los objetivos de desburocratización del Estado, y de generación de un gobierno “abierto”, “inteligente” y de mayor cercanía con el ciudadano.

Ese “sendero hacia la transformación digital”, según aparece en los ampulosos objetivos del ministerio, parten de considerar que no existe una “brecha tecnológica” considerable, porque los ciudadanos en general tienen acceso a la conectividad y al equipamiento requerido.

Pero en algunas exposiciones realizadas para referir sus ideas sobre el tema, Lutz dijo que la creación de “una ciudadanía digital única, segura y transparente” necesita un cambio conceptual que el ciudadano promedio todavía está lejos de asumir.

El ahora exfuncionario habló de un “proceso de transformación” que le permita al Estado “no perder centralidad” y de la necesidad de un “costoso cambio cultural, que la política tiene que atender”.

Lutz reivindicó las 1.800 firmas digitales tramitadas en el último año en la gestión pública rionegrina, y las más de 4.000 horas de capacitación brindadas en “transformación digital”.

Pero Insistió -al contrario de lo que se suele suponer- en que “el factor tecnológico hoy no es un límite” y que la ciudadanía digital “depende de la gestión de ese cambio cultural”.