Gennuso en la recta final, asegura que le dejará una reserva de $4.600 millones a su sucesor

El intendente concluye su segundo mandato en diciembre, luego de 8 años de gestión. Destacó las obras de asfalto que ejecutó y se refirió a los cruces con los concejales.

El intendente Gustavo Gennuso percibe que ya no está tan lejos de levantarse una mañana y salir a la calle sin el traje de intendente de Bariloche, como ocurrió cada día en los últimos ocho años. No quiere dar certezas sobre cuáles serán sus pasos siguientes, pero está resuelto a seguir en política, y en el ámbito del gobierno provincial.

Su buena relación con el gobernador electo Alberto Weretilneck le garantiza cierto privilegio para elegir destinos y tiempos. Es probable que termine radicado en Viedma “o en otro lado” según admitió, complacido de alimentar el misterio. “¿Iría al ministerio de Gobierno? es lo que más se menciona”, le preguntó este diario. Gennuso no cerró esa puerta ni ninguna otra.

“Donde me necesiten voy a estar, acompañando desde acá (Bariloche), o bien de dónde sea”, afirmó.

El intendente está al frente del municipio desde diciembre de 2015 y transita el final de su segundo mandato. Remarcó la diferencia entre la situación actual y la que encontró al acceder al cargo, cuando su antecesora María Eugenia Martini dejó “las cuentas en rojo”.

Dijo que en aquel momento del municipio “los salarios tenían una incidencia del 110% de los ingresos” y se gastaba con ese fin “el dinero de las obras”. Ahora calculó que con el último aumento esa relación “no va a llegar al 60%” . A partir de este mes, una masa salarial neta, sin cargas sociales representa para el municipio unos 830 millones de pesos, según precisó.

Gennuso se negó a admitir que deja un “ahorro”, cifrado en diciembre por el secretario de Hacienda Diego Quintana en unos 3.000 millones de pesos y que ahora superaría ya los 4.600 millones. Es decir, más de cinco masas salariales.

Dijo que se trata apenas de una “reserva” para que el futuro intendente tenga cómo afrontar las primeras obligaciones, el pago de sueldos y de deudas, por ejemplo las derivadas de contratos de obra, la compra del promocionado puente de la calle Wiederhold y maquinarias nuevas adquiridas por leasing, que según Gennuso facilitarán mucho la prestación de servicios.


El asfalto como bandera


Dentro del legado que se encargó de subrayar, mencionó en primer lugar los “2.500 a 2.800 millones de pesos que se invertirán este año en asfalto nuevo y repavimentaciones”. Aprovechó para pulsear una vez más con los concejales que estuvieron a punto de aprobar una ordenanza para sustraer otros 300 millones de la promoción turística y derivarlos también a obras de asfalto.

El proyecto no alcanzó los votos necesarios, pero Gennuso no se privó de atacarlo por su escasa significación, en el contexto.

Destacó la importancia de constituir una administración fuerte en lo económico. “El municipio no tiene un banco central, no es una fábrica de hacer plata -argumentó-, solo podemos hacer cosas si entra dinero. Hace unos días leía el problema que tiene Viedma con la planta de residuos y es así. Sin ingresos no se puede hacer nada”.

Y se quejó de que los concejales, ajenos a las responsabilidades del Ejecutivo, no entienden esas razones. Dijo que en la última ordenanza de actualización de tasas le impusieron que los aumentos no superen el 65% anual. “Queda muy lindo, pero eso limita el servicio, no hay otra -cuestionó-. Con el Concejo pasa seguido, gobiernan para agradar y no para servir. Hay que poner la cara y decirle al vecino ´esto cuesta tanto´ y si no está la plata no se puede hacer”.

Sobre el asfalto, Gennuso admitió que uno de sus reveses más notorios fue la negativa masiva de los frentistas en barrios del oeste a pagar las obras mediante “contribución por mejoras”, que fue legislado por una puntillosa ordenanza pero no se pudo aplicar.

El intendente debió volver sobre sus pasos y buscar otras fuentes de recursos. “El asfalto lo hicimos igual, 150 cuadras, una inversión de 2.500 millones, pero hubiéramos hecho el doble” con el sistema de recupero, dijo Gennuso.

Entre las obras que dejará a la ciudad destacó los “cinco puentes” sobre los arroyos Gutiérrez y Ñireco, entre los que ya están construidos y los que están en ejecución. Todos de costo millonario.


Crisis habitacional


Sobre los proyectos de ordenanza que espera ver aprobados antes del recambio de gobierno mencionó la prórroga del contrato del cerro Campanario, “que ya tuvo la segunda audiencia pública y debería votarse” en las próximas semanas. También dijo tener especial interés en que se traten y se aprueben varios loteos, uno acordado por el municipio con el sindicato de Luz y Fuerza y otros privados. “Hay mucha necesidad de tierra y viviendas, y me parece importante”, dijo Gennuso.

Admitió que esa necesidad es una de las más acuciantes en Bariloche y hace falta generar más proyectos, para todos los sectores, para los de bajos ingresos y también para los intermedios que “demandan tierra y pueden pagarla, pero necesitan donde”.

Uno de los proyectos que quiso impulsar pero ya desistió y quedará pendiente es la creación de la Sociedad del Estado Puerto San Carlos. “No lo estoy moviendo porque viene otra gestión y no sé lo que piensa”, aceptó.


Presupuesto y tasas


Gennuso dijo que presentará el proyecto de presupuesto 2024 antes del 30 de septiembre, como lo marca la Carta Orgánica, aunque no le tocará ejecutarlo. Señaló que no introducirá novedades sino una continuidad de los programas existentes, con ajustes generales por inflación, y “el que venga lo podrá corregir”.

En cambio las ordenanzas fiscal y tarifaria podría dejarlas pendientes, porque no hay una obligación legal y porque el futuro intendente tendrá 20 días para activar sus propias ideas en esa materia. Dijo que “el plazo es corto pero le da, si llaman a sesión extraordinaria” para tenerlo aprobado antes del inicio del nuevo ejercicio.

Recordó que este año el Concejo le aprobó en tiempo y forma el presupuesto pero no las tasas, por las que tuvo que esperar dos meses. “Fue para trabar la gestión, hicieron todo para que no gobernemos, pero gobernamos igual” dijo, sin guardarse el enojo irreconciliable que cultivó en el último tiempo con el Deliberante.


Gennuso ve encaminada a Arabela Carreras


Después de intervenir desde 2007 en cuatro campañas sucesivas para intendente (perdió las dos primeras, ganó las otras dos), Gennuso sigue a distancia la actual puja por el máximo sillón del Centro Cívico, que se dirimirá el próximo 3 de septiembre.

El intendente Gustavo Gennuso y la gobernadora Arabela Carreras tiempo atrás, juntos. Archivo

Tan a distancia que no participa en actividades proselitistas de la candidata de su partido, Arabela Carreras. Pero ante la pregunta sobre cómo la ve, luego de un breve silencio dijo “… ganadora”.

No quiso referirse a las posibilidades de sus once competidores, aunque (a condición de no publicarlos), deslizó algunos comentarios sobre errores estratégicos que observó en unos y otros para llegar a determinada franja de electores.

Vaticinó que no habrá mayorías determinantes en la elección y consideró casi imposible que el ganador o ganadora se alce con más del 35% de los votos, como los que obtuvo él mismo hace cuatro años. Según Gennuso, el escenario está planteado para que Bariloche termine gobernada por un intendente con menos del 30%, lo cual lo obligará a “convocar a todos” y convivir con un Concejo muy repartido.

Se lamentó, aunque en tono comprensivo, por los candidatos que a su juicio desconocen los logros ya alcanzados en los últimos años, por ejemplo en el tratamiento de la basura. “A veces los escucho y me gustaría llamarlos, no para discutir, sino para contarles lo que hacemos. Hablan con desconocimiento -sostuvo Gennuso-. Todos sabemos que hay cosas que no son fáciles de resolver. No critico, no me afecta. Todos tienen sus propuestas y muchas son parecidas. Pero noté un voluntarismo excesivo”.

Dijo que además de un municipio con las cuentas ordenadas, su continuador se encontrará con muchas cosas que le gustaría que se mantengan, “por ejemplo los avances logrados en recursos humanos, en medicina laboral, todos esos procesos fueron muy de hormiga y muy fuertes”.


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