En Río Negro, Cristina Kirchner habló del «Partido Judicial» y de revisar el acuerdo del FMI
En Viedma, la vicepresidenta Fernández recibió el Doctorado Honoris Causa de la UNRN. Lo hizo en un gimnasio colmado, bajo cánticos de “Cristina Presidenta”. La gobernadora fue abucheada y se retiró del acto. Anoche, la ex mandataria se comunicó con ella.
Al presidir una ceremonia en Viedma, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner reiteró críticas al Poder Judicial y, tras el fallo contrario por el Consejo de la Magistratura, aseguró que “más mafiosos no se puede conseguir”. Planteó también un gran acuerdo porque se “deberá revisar el último acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”.
Fernández recibió el Doctorado Honoris Causa entregado por la Universidad Nacional de Río Negro. La ceremonia fue encabezada por el rector Anselmo Torres y colmó el gimnasio del polideportivo de la sede Atlántica, en tanto que miles de militantes de agrupaciones kirchneristas siguieron las alternativas desde el exterior.
En el inicio de la ceremonia la invitada especial fue recibida al grito de “Cristina presidenta” en la jornada previa al acto previsto hoy en Avellaneda para pedir por su próxima candidatura presidencial.
La expresidenta -que voló a El Calafate después de su participación en Viedma- llegó a Río Negro cuando se ingresa en la campaña electoral provincial, con la participación del peronismo dividido. Su visita -indudablemente- sirvió al posicionamiento del justicialismo del acuerdo con JSRN y que lidera el senador Martín Doñate.
A la ceremonia concurrió también la gobernadora Arabela Carreras aunque se retiró después de que fuera abucheada cuando fue presentada oficialmente por la locutora. Luego, la vicepresidenta se comunicó con ella.
El rector Torres habló para fundamentar la distinción y, luego, se entregaron los atributos correspondientes. Enseguida Cristina ofreció una clase magistral, que se extendió por casi 70 minutos.
Apuntó, inicialmente, contra “el Partido Judicial” porque horas antes se conoció la confirmación del desplazamiento del senador Doñate por Luis Juez (Juntos por el Cambio) en el Consejo de la Magistratura.
“Más mafiosos no se consiguen” enfatizó e hizo referencia a su condena en la denominada “causa Vialidad” y también al paso de un grupo de magistrados y funcionarios del PRO por Lago Escondido.
La vicepresidenta habló por primera vez de los argumentos del fallo de la “causa Vialidad”, en la que se la condenó a seis años de prisión e inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos. Dijo que el ministro Eduardo “Wado” de Pedro fue quién mejor expresó lo ocurrido y aludió a que “el Código Electoral ha reemplazado al Código Penal”.
Repitió su situación de “proscripta” por los jueces y, luego, calificó como “la ruptura del pacto democrático” al intento de magnicidio que sufrió el 1 de septiembre y que “odió” protagonizar. Sin embargo, consideró que sí veía lo que pasaba anteriormente, como el ataque a su despacho en el Senado, se trataba de “una consecuencia lógica”.
En otra parte, Fernández realizó un análisis de la situación económica y resaltó lo realizado durante las tres gestiones de los Kirchner.
En esa parte, la vicepresidenta recurrió a distintos gráficos en un repaso de la evolución de los salarios, destacando su caída real en los últimos años y concluir así que la suba de las remuneraciones no generan inflación, como se pretende instalar”.
También negó que la inflación se explique por el déficit fiscal y consideró que es necesaria para evitar la recesión, la que calificó de “el infierno más temido”.
Sobre el FMI señaló que “si te dieron 45 mil millones de dólares los vas a tener que devolver, esto está claro, nadie pretende que no lo devuelvan” pero, después, manifestó que se “deberán revisar las condiciones en las que se firmó el acuerdo”.
Aceptó que la “economía está creciendo y el empleo también pero son de baja calidad y bajos salarios”.
En su propuesta, la ex mandataria planteó “una profunda reforma en el BCRA en el rol de cuidar la moneda, que es cuidar el tamaño de la economía”.
Reiteró su oposición a una economía bimonetaria y entendió que “el dólar en Argentina es un patrón de conducta”.
En la última parte, Cristina Fernández remarcó que “es necesario acordar” y “hablar” frente a distintas dificultades del país, entre ellas, insistió en “unirnos todos para revisar el acuerdo con el FMI” y así “poder crecer”.
Afirmó tener “miedo” por la “fragmentación política”, que describió ocurre cuando la gente entiende que “los políticos son malos” y los cuestionamientos -agregó- deben caer en “los modelos económicos”.
Concluyó que “no podemos seguir en un debate tan chato, tan mediocre y manejado por los medios de comunicación”.
Se retiró por un lateral del gimnasio y saludó a los militantes concentrados fuera, tras lo cual, se dirigió al aeropuerto y partió hacia El Calafate.
El regocijo peronista y el retiro de Carreras
El senador Martín Doñate, ubicado en la primera fila, no ocultaba su regocijo por la presencia de la vicepresidenta Cristina Fernández y, en consecuencia, un tácito respaldo a su estrategia -con jefes comunales- de aliarse con el oficialismo provincial.
Todo parecía perfecto hasta cuando fueron presentadas las autoridades y la gobernadora Arabela Carreras fue abucheada entonces se retiró del lugar, con sus ministros. Se quedó el intendente de Viedma, Pedro Pesatti, quién -con Carreras y Doñate- recibieron a la ex presidenta en el aeropuerto.
Esa retirada fue poco advertida por los presentes, pero para la mandataria no será un suceso más, especialmente cuando pretendía otro tratamiento en un ámbito institucional y político que creía aliado.
Después de las 20,30, Doñate y Pesatti despidieron a Fernández en el aeropuerto. Media hora antes, la gobernadora había partido a Bariloche.
Tras la euforia, el peronismo del acuerdo con Alberto Weretilneck detectó que la ofensa registrada por Carreras era un mal inicio en la confluencia con el oficialismo.
Desde Casa de Gobierno, esa actitud se entendió como “falta de respeto a la institucionalidad rionegrina” por tratarse de la Gobernadora y una “clara muestra de intolerancia”, destacando que ocurre cuando se conmemora “el 40 aniversario del retorno de la democracia”.
Además, las fuentes oficiales repitieron que si bien “un pequeño grupo de militantes no representa el sentir de Río Negro”, quedarse “en el lugar” donde fue “vulnerada la figura institucionalidad” hubiera “significado avalar esas conductas y, por eso, se fue”.
Fue abucheada en ocasión de la presentación y se retiró enseguida. La siguieron los miembros del gabinete que la acompañaban, como Betiana Minor, Jorge Stopiello, Daniel Sanguinetti, Ariel Avalos, entre otros.
Cerca de medianoche, Cristina Fernández llamó a Carreras. Lo hizo desde El Calafate y le manifestó su solidaridad «como persona y por su investidura», trascendió. Se mostró en desacuerdo con lo ocurrido y, además, recordó haber sufrido también ese tipo de manifestaciones.
En el gimnasio congregaron a 1.500 personas sentadas y en el escenario se ubicaron Fernández, con el rector Anselmo Torres y la vicerectora María Tapia.
La seguridad fue rigurosa, a partir de invitaciones asignadas por la universidad para una ceremonia “académica” que, por momentos, fue desplazada por la militancia. Se impuso, en varias instancias, el cántico “Cristina presidenta”.
Aún ese respaldo unánime, la dirigencia presente representaba diferentes alineamientos políticos, como la legisladora de JSRN, Mónica Silva hasta miembros del bloque del Frente de Todos, como Pablo Barreno y María Grandoso, pasando por Marcelo Mango, del Frente Grande.
Obviamente, la mayoría correspondía al justicialismo del Gran Acuerdo, liderado por el senador Doñate y, entre otros asistentes, estaban los diputados nacionales Graciela Landriscini y Pedro Dantas; los legisladores Alejandra Mas, Daniel Belloso, Ramón Chiocconi, Facundo Montecino Odarda; y los jefes comunales Sergio Hernández (Lamarque), Renzo Tamburrini (Sierra Grande) y Héctor Leineker (Conesa).
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