El detrás de escena en el búnker de Rolando Figueroa: de la incertidumbre a la victoria
La jornada de elecciones del domingo fue un sube y baja de emociones, desde la votación por la mañana hasta los números finales por la noche que arrojaron al candidato del partido Comunidad como el nuevo gobernador de Neuquén.
A las cuatro de la tarde abrieron las puertas del búnker de Avanzar, una de las colectoras del candidato Rolando Figueroa, donde horas más tarde festejarían el triunfo que acabaría con el hasta ahora invicto gobierno del MPN en Neuquén.
No fue hasta pasadas las seis y media que comenzaron a llegar los candidatos al edificio de Teniente Ibáñez 116 en la ciudad de Neuquén, aún sin certezas ni pistas de lo que sucedía en los distintos establecimientos educativos de la provincia mientras se realizaba el recuento de votos.
Los primeros en llegar fueron Ana Servidio y Lucas Castelli, candidatos a diputados por la lista Avanzar. La vereda era el lugar elegido para tomar aire fresco antes de atravesar las puertas. Con un poco de nervios, pero sin perder la sonrisa, ambos ingresaron, saludaron a los presentes y recorrieron el lugar en busca de calmar la ansiedad por los resultados.
Entre entrevistas que mostraban tranquilidad y confianza, pero escondían rastros de incertidumbre, Servidio y Castelli garantizaron su conformidad por el recorrido electoral. A los pocos minutos llegó la candidata a diputada por el PRO, Leticia Esteves, quien se mostró suelta y segura, reflejando que, más allá de los resultados, le importaba la alianza que formaron entre las listas.
Pareció que la llegada de la primera candidata a diputada por Comunidad, Luciana Ortiz Luna, trajo suerte. De pronto, en las pantallas dispuestas en el búnker se visualizó el avance del escrutinio. El partido de Figueroa se posicionaba primero, pero su gran lista de colectoras impedían ver la diferencia que había con su rival del MPN, Marcos Koopmann.
Los números comenzaron a arrojar una diferencia a favor de casi cuatro puntos. Las caras se transformaron. Aparecieron sonrisas, abrazos, pero muchos no se animaban a festejar. No cantarían victoria antes de tiempo.
Los celulares comenzaron a sonar y cada vez más personas se reunían en Teniente Ibáñez 116. Algunos simpatizantes se quedaban en la vereda y quienes tenían permitido el ingreso no se perdían un segundo de lo que pasaba puertas adentro. Llegaron los peronistas Marcelo Zúñiga y Lorena Barabini y más candidatos.
Cada un minuto se actualizaba la página. A veces la diferencia se agrandaba y otras se achicaba, los presentes pedían que «scrolleen» la pantalla para poder ver el porcentaje de votos de ambos candidatos. En ningún momento las listas cambiaron de lugar: Figueroa obtenía el triunfo.
La candidata Nadia Márquez por la lista de Arriba Neuquén llegó entre gritos y saltos, abrazando a sus colegas, celebraba los resultados. Se diferenció de algunos que no podían creer lo que pasaba y, sin voz, daban entrevistas sin respuesta concreta alguna.
Pero faltaba lo más esperado: la presencia de quienes parecían ser el futuro gobernador y la futura vicegobernadora. Llegaban más candidatos y la confianza se afianzaba más. Afuera llegaron los móviles policiales a cortar la calle porque sabían que mucha gente se reuniría para celebrar. Al principio eran aproximadamente 20 personas, pero el número se multiplicaba cada cinco minutos y se llegó a ocupar casi toda la cuadra. Cada auto que estacionaba cerca alertaba a los simpatizantes que esperaban a su candidato.
Pasadas las ocho y media, adentro era una fiesta, muchos se habían entregado a lo que veían en las pantallas y dejaban atrás esa coraza de nervios. Se cortó la luz y a oscuras los militantes cantaban un minuto de silencio para CALF y para «el Turco», en alusión a uno de los grandes derrotados de la noche, el líder de la lista Azul del MPN, Jorge Sapag.
Los resultados y la llegada del elegido, Rolando Figueroa
Con el 85% de las mesas escrutadas, la diferencia era de tres puntos y no había vuelta atrás, Figueroa se consagraba como el próximo gobernador de Neuquén.
Pasadas las nueve y media de la noche, la llegada de las tres hijas del gobernador electo alertó a quienes se encontraban dentro y fuera del búnker. A una cuadra, atrás de un camión de basura y con dos motocicletas policiales, se visualizó una camioneta negra. Todos sospechaban que se trataba del elegido. Se abrió su puerta trasera y la cara de alegría de Figueroa junto a su compañera de fórmula Gloria Ruiz, fue divisada desde todos los ángulos.
Una horda de periodistas y militantes se abalanzó sobre el gobernador electo impidiendo que avance. La vicegobernadora quedó a un lado por las personas que solo querían una foto con Figueroa. Fotos, besos y abrazos eran documentados en cada paso que daba.
El rostro del nuevo gobernador expresaba signos de cautela y felicidad al mismo tiempo. Lo único que podía decir era «gracias».
Quienes se encontraban adentro formaron un semicírculo para recibirlo y con el primer pie adentro del búnker, los gritos opacaron cualquier palabra que pudo haber dicho. Saludando a quienes se acercaban, el nuevo gobernador pidió un momento para acomodarse y decir unas palabras a la prensa.
Pasado el momento de entrevistas, la próxima parada era el escenario montado afuera de su futura oficina en calle La Rioja y Roca, donde esperaban recibirlo aún más neuquinos que festejarían los resultados junto a él.
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