Viedma: “La muerte de Jorge Rolando Vera se produjo en manos de un hombre al que no le importaba nada”

Los alegatos cerraron el  juicio contra el penitenciario Mario Huichaqueo, acusado de matar a Rolando Vera de 17 años.

Tras tres jornadas y la declaración de 23 testigos, finalizó hoy el juicio contra el penitenciario Mario Huichaqueo, acusado del homicidio de Jorge Rolando Vera durante la madrugada del 2 de noviembre de 2019 en el barrio Zatti de Viedma.

Huichaqueo hizo uso de la palabra y pidió perdón a la familia de la víctima antes de que se clausure el debate. La sentencia estará a cargo de los jueces Marcelo Chironi, Carlos Reussi y Daniela Zagari, que se conocerá durante la semana próxima, fijándose luego una nueva audiencia para discutir acerca de la pena prevista.

La jornada de hoy comenzó con la enunciación de las convenciones probatorias a las que arribaron los partes. La Fiscalía comenzó con los alegatos de clausura en los que explicaron por qué el acusado tenía que ser condenado por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.

La primera en realizar la alocución fue la fiscal Yanina Estela Pasarelli, que intervino en la investigación desde el momento en que la misma se inició, en la madrugada de aquel 2 de Noviembre.

Comenzó destacando que “la muerte de Jorge Rolando Vera se produjo en manos de un hombre al que no le importaba nada”, que dejó al adolescente “librado al azar” y llegó al lugar del hecho luego de que, alcoholizado, le mandara un mensaje a su hermano en el que le decía que “iba a agarrar a un par de la plaza. Me llevo el rifle y las balas”.

El mensaje, que se reprodujo en debate, fue rescatado del celular del hermano del imputado a pesar de que integraba una conversación que había sido borrada.

Sostuvo de esa forma la certeza de la acusación de que el hombre “se representó la posibilidad de matar y no hizo nada por evitarlo, le fue indiferente”, en contra de lo que “la defensa pretendió demostrar”.

Dijo en principio que no se probó que la víctima haya sido autor del robo que dio origen al conflicto. “Fue endeble la identificación del hermano del imputado que recién ahora dijo que reconoció a Vera por su voz cuando tuvo tres oportunidades para denunciarlo y en ninguna lo hizo.

Con ese, entre otros argumentos, puso en duda la autoría del hecho, aspecto en el que la defensa quiso desviar el argumento diciendo que el imputado “mató porque había sido victima de un robo”.

No obstante, y aún si Vera hubiese perpetrado el robo “nada justifica su muerte”, enfatizó la Fiscal.

Al referirse al evento que dio comienzo a los hechos, producido en la plaza del mencionado barrio, dijo que el imputado “efectuó tres disparos mientras increpaba a Jorge quien reaccionó arrojando una piedra que dañó los cristales del auto” del penitenciario. “Esta secuencia está probada no sólo por el testimonio de los testigos sino además por los indicios” al tiempo que aclaró que la Fiscalía desistía de acusar al hombre por el delito de abuso de armas.

“El segundo tramo de los hechos comienza cuando víctima y victimario vuelven a encontrarse”, en la esquina de la casa de la madre de este último. “Fueron tres testigos que no tienen vínculo entre sí y sólo uno de ellos es amigo de la víctima, quienes coincidieron en que el chico tiraba piedras y se burlaba del policía que respondía con disparos”. En este marco mencionó elementos y mostró fotografías que probaban dichos hechos.

Dijo que los testimonios de la médica forense, peritos y testigos prueban cómo murió y por dónde ingresó la bala y aclaró que “no hay dudas que estamos frente a un rebote, la discrepancia está en el lugar en donde rebotó el proyectil”. En este sentido aclaró que aún si el rebote hubiese sido en el piso no excluye la representación de la posibilidad de matar.

No obstante aclaró que existe una “alta probabilidad que el proyectil que mató a Jorge haya rebotado contra la pared en una impronta encontrada a más de un metro del suelo, es decir ala altura de la zona vital”.

“El imputado disparó varias veces y – como coinciden los testigos y sostienen los peritos- los disparos no fueron al aire ni al piso, sino en dirección al adolescente”.

Sustentó esta afirmación recordando especialmente el testimonio del Licenciado en balística que declaró en la jornada de ayer contraponiéndolo con el “escueto informe de un armero” aportado por la defensa que “efectuó pruebas de disparo para definir trayectoria en su casa con un láser y un espejo”.

Foto: Marcelo Ochoa.

En este sentido, fue el Fiscal jefe, Juan Pedro Peralta quien explicó a través de un esquema la inconsistencia de los resultados expuestos por el armero, demostrando entre otras cuestiones que “de respetarse los ángulos y las distancias mencionadas por éste el tirador tendría que haber medido alrededor de tres metros”.

Agregó – tal como expresó el psicólogo forense que hizo la pericia al imputado- que el hombre “comprendía la criminalidad de sus actos y era capaz de dirigirlos”, por lo que consideraba “acreditada la materialidad y la autoría del hecho endilgado”

La figura jurídica del dolo eventual -dijo- se sostiene en que el conflicto fue originado por el imputado “un empleado policial alcoholízado” que llegó a la plaza y disparando “con el arma reglamentaria” le reclamaba a los “supuestos autores de un robo que le devolvieran sus pertenencias”.

Todos los disparos que el acusado realizó fueron “perpendiculares al suelo y luego hacia – o próximos- a la víctima que estaba en constante movimiento”. “Se acreditaron 11 vainas servidas pertenecientes al arma del imputado” destacó antes de cuestionar “lo desproporcionada de la respuesta de un policía ante las provocaciones de un adolescente”.

Enfatizó finalmente en la frase que acusado profirió al enterarse de que el chico había muerto: “Así terminan los chorros, yo me hago cargo de este muerto, este no le roba más a nadie”. “Una reacción que no se condice con alguien que mata por accidente sino con alguien al que no le importaba matar”, concluyó Peralta.

El abogado particular del imputado, Damián Torres también alegó durante más de una hora en la que repasó cada uno de los testimonios y sostuvo su pretensión de la condena pero, según su teoría del caso, por el delito de homicidio culposo.

Foto: Marcelo Ochoa

“Tenemos que analizar si estamos frente a un descuido o a una voluntad homicida” dijo al momento de explicar las diferencia entre las figuras de dolo eventual y culpa con representación “que implica saber que algo puede suceder, pero sin querer que suceda”.

“Mi defendido actuó con culpa con representación: fue imprudente, actuó de forma temeraria eso no está en discusión y por eso va a tener sanción, pero nunca fue parte del plan matar, sólo buscaba asustar”, destacó haciendo especial referencia a los testimonios del psicólogo forense.

Repasó cada uno de los testimonios de los testigos tal como se presentaron en el juicio en el contexto de análisis del hecho y de los momentos previos y posteriores.


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