Doble femicidio en Las Ovejas: El fracaso de una investigación
Los investigadores perdieron mucho tiempo, se enredaron en internas, y el resultado fue el peor.
La aparición del cadáver de Lorenzo Muñoz después de 23 días de búsqueda debe ser analizada como un fracaso, porque lo fue, y porque es la única manera de aprender de la mala experiencia.
Lorenzo Muñoz se escapó, después de cometer el doble femicidio, prácticamente en las narices de la escasa y mal capacitada dotación policial de Las Ovejas.
Desde entonces, su búsqueda tuvo unos pocos aciertos y mucha desorganización. Eso explica este desolador final que a nadie deja conforme: el hombre más buscado de la provincia estaba muerto relativamente cerca de donde cometió sus crímenes.
Falta de colaboración de la población por temor y por cuestiones culturales, más un paisaje vasto, agreste y en algunos tramos francamente hostil, fueron el escenario donde se desarrolló la búsqueda.
Pero lo más grave es que a esos inconvenientes naturales se le sumaron desinteligencias entre jefes policiales (uno incluso debió ser reemplazado) y discusiones con el equipo de fiscales.
“El trabajo operativo lo hacemos nosotros y el investigativo lo hacen los fiscales” marcó la cancha José Miguel Cuadrado, quien estuvo 20 días al frente del caso hasta que lo desplazaron. Era un síntoma apenas disimulado del malestar existente.
Incluso la llegada de los perros rastreadores, pedida por el fiscal general José Gerez, fue motivo de disputas internas y celos. Y eso que los perros fueron una de las pocas medidas acertadas.
Si Muñoz se suicidó al verse cercado o no, lo dirá la investigación. Lo concreto es que durante 23 días el más amplio operativo de los últimos años fue incapaz de encontrarlo a tiempo.
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