A 20 años de la Masacre del Laboratorio: los misterios del apellido Sandoval
Un sospechoso que huyó por las calles del centro en bicicleta y con una prueba que lo habría incriminado.
El apellido Sandoval se repitió en varias hojas del expediente de papel que todavía se cosían en la Justicia rionegrina. El primero en aparecer fue un tal Orlando, que con el apodo de El Clavo se hizo más o menos conocido de un día para otro. Tenía una especie de inquilinato en el barrio Pichi Nahuel, hasta donde llegaba el rastro que los perros policías habían seguido.
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