Policía predictiva

Martín Lozada (*)

Desde su inicio, la criminología intentó detectar la posibilidad de que una persona pudiera en el futuro cometer un acto criminal. La prognosis criminal de entonces encuentra, en nuestros días, una lógica continuidad con la anunciada policía predictiva.  


La policía predictiva postula la necesidad de abordar un análisis científico de la realidad criminal, a partir de nuevas políticas y estrategias de lucha contra la delincuencia.
En tal contexto propugna el uso de técnicas analíticas y matemático-predictivas  para identificar la potencial actividad criminal.


Los métodos de policía predictiva se encasillan en cuatro categorías: métodos para pronosticar delitos, para pronosticar infractores, métodos para pronosticar las identidades de los delincuentes y para pronosticar víctimas de delitos.
Los algoritmos utilizados para ello combinan variables tales como fechas, ubicaciones y naturaleza de delitos pasados, con la finalidad de proporcionar información policial orientada a determinar dónde y cuándo patrullar.


De ese modo, pretenden hacer un más eficiente uso de recursos y tener una probabilidad más alta de desbaratar la comisión de delitos.
Esos algoritmos evalúan también una variada cantidad de información vinculada a la intimidad de las personas: ¿de quién se ha hecho amigo el sospechoso en Facebook? ¿Dónde se registraron las cámaras de reconocimiento facial? ¿Los adhesivos que luce en su vehículo pueden revelar ciertas creencias políticas o incluso la pertenencia a determinadas bandas criminales?


En los Estados Unidos y en el Reino Unido un software de predicción con estos y otros datos confecciona listas de aquellas personas que tendrían posibilidad de convertirse en autores de un suceso delictivo.
Entre las herramientas más conocidas está PredPol, un software que genera alertas geográficas de posibles nuevos crímenes según la probabilidad de riesgo.


Otra es Compas, un algoritmo que calcula la probabilidad de que una persona reincida en el mismo delito que ya cometió.
Como muestra del auge y expansión de este modelo policial basta mencionar que en mayo de 2018 tuvo lugar en España el Primer Encuentro Internacional sobre Policía Predictiva, organizado por el Ministerio del Interior de ese país.


Del encuentro participaron equipos investigadores y cuerpos policiales de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, entre otros.
Incluso en la Argentina se ha recibido la oferta de las corporaciones internacionales que hacen de la seguridad un negocio de alto rango.
Prueba de ello resultó la visita, en 2017, del inglés Spencer Chainey, especialista del Departamento de Seguridad y Ciencia del Delito del University College de Londres y consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).


Tras recorrer los municipios de Morón, La Plata, Tres de Febrero y también ciudades de Santa Fe y Mendoza, explicó las ventajas del “policiamiento predictivo” y auspició la saturación de efectivos policiales en ciertas “zonas calientes”.
Reducir los índices delictivos en una sociedad determinada constituye, a no dudarlo, un objetivo encomiable.


Discutir los medios a partir de los cuales lograr ese objetivo, sin embargo, abre el debate hacia horizontes indispensables: deben evitarse aquéllos basados en tecnologías que no han logrado demostrar su plena adecuación constitucional.


* Doctor en Derecho (UBA) – Profesor titular de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN)  


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