El Cóndor: playas extensas, onda familiar y buena pesca para un verano a pleno
Por su onda tranquila, grupos familiares eligen pasar entre tres y cinco días. Provienen, en general, de Santa Fe, Buenos Aires y el Alto Valle. Playas extensas y pesca, dos de las atracciones del balneario rionegrino en el Camino de la Costa que atraviesa el verano con alta ocupación.
Las vacaciones en familia representan una de las experiencias más esperadas. Y en su planificación, uno de los destinos turísticos elegidos es el balneario El Cóndor, en el espectacular Camino de la Costa en Río Negro. Si bien los niños parecen ser el eje central del turismo familiar, una tendencia que se advierte en esta temporada, se agregan al perfil sus amplias playas y la tranquilidad en este rincón de la Patagonia a 30 km de Viedma.
Esos activos no son solo los argumentos que esgrimen los lugareños. Lo refuerzan los visitantes. “Nosotros venimos con referencias de que se trata de un destino tranquilo porque en Mar del Plata te morís”, sostiene José Luis Velázquez de La Plata. “Somos reincidentes, pues vinimos en 2017, y a la familia le agrada la amplitud de playas”, confirma Néstor Papagna del norte santafesino.
Por estos días, los guías de la Oficina de Turismo –que atiende diariamente de nueve a 21– hacen frente a la demanda. Ese centro de información tiene un intenso movimiento de visitantes en busca de plazas –ya desbordadas– para alojarse o bien rastrear datos sobre qué hacer luego de un día de playa.
Los visitantes llegan con niños en edad escolar, pocos adolescentes, para una estadía de entre tres y cinco días.
Precios
- Los alojamientos rondan entre los 1.600 y $ 3.500 por día. El boleto en colectivo cuesta $ 170, ida y vuelta, desde Viedma. El kilo de asado se ubica en $ 495, el pan a $ 70 y el sachet de leche a $ 69. La villa cuenta con una capacidad de 800 camas hoteleras y 1.000 en los seis campings.
Entre las procedencias, se destacan las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y del Alto Valle del río Negro.
En el centro de información, el asesoramiento a los viajeros inquietos, cuenta con una valiosa ayuda.
“El boca a boca” prendió entre los visitantes, y muchos aparecen prendidos del anzuelo colocado sobre la ruta nacional Nº 3, a la salida de Bahía Blanca. Allí, fue emplazado un cartel turístico que marca el rumbo hacia la villa marítima capitalina.
Como los atractivos principales están en las playas, a las que se puede bajar con un vehículo hasta casi el borde de la línea de marea, existe un diagrama que divide los sectores recreativos. La intención es que se pueda convivir en paz.
Hay un uso intensivo entre los que se tiran al mar, los aficionados a la pesca con caña o red, quienes practican deportes náuticos y los que bajan una lancha de pesca desde el embarcadero.
Para la pesca deportiva con redes se demarcó el sitio comprendido entre el embarcadero de lanchas hasta el camino de ingreso “8 bis”, los que prueban con caña tienen desde ese punto hasta el monolito del Sargento Pannes.
La pesca con redes, reserva para juegos deportivos y salida de embarcaciones: alcanza la zona del monolito siguiendo el rumbo del sudoeste, la intersección de la calle Nº 2 con la prolongación o línea imaginaria de la calle Nº 79.
Quienes pescan con canoas se deben ubicar en el sector conocido como “Los Pozones”. Está delimitado por el pasaje peatonal “Cornalito”, y hacia el sudoeste, el punto ubicado a 100 metros antes del inicio de los acantilados. Y para evitar accidentes, está prohibido hasta el 15 de marzo en todos los sectores, el uso de trasmallos que se fijen con estacas.
Cuando el clima refresca, sobre todo por las brisas provenientes del Este, o el día de playa fue suficiente, hay opciones: las escuelas de surf y de kite-surf, el paseo de interpretación ambiental con la observación de huellas fósiles, la pileta de un spa o bien el tenis de mesa en el club Amigos.
En materia de hospedaje, una de las referencias para consultar es el complejo de María del Carmen Rosello, emplazado en la villa con mucho esfuerzo. Quienes llegan allí, suelen quedarse entre tres y cinco días, en el predio constituido por seis monoambientes y pileta.
“Estoy muy contenta con la ocupación porque es un premio al esfuerzo de su construcción”, señala Mary. Como otros, tiene todo ocupado en la actualidad y está haciendo reservas para febrero tomando en cuenta que a mediados de ese mes se concreta en el autódromo de Viedma la primera fecha del campeonato de TC.
Una salida recreativa corta y gratuita: desde la villa se puede acceder caminando hacia el monumento a Ceferino Namuncurá, y de allí seguir en ascenso por la calle de acceso hasta llegar al faro Río Negro que se puede visitar por las tardes.
Tiene como punto culminante el Memorial de Malvinas, construido en las cercanías del antiguo edificio que emite la señal lumínica. El Memorial es un homenaje de la Provincia de Río Negro a los caídos en el archipiélago sureño.
No siempre es armónica. Estos desencuentros tienen origen en efectos indeseados: se cuentan daños en el tendido eléctrico de la villa marítima, excrementos en las veredas –y sobre alguna persona– y ruidos al anochecer. Las reacciones oscilan entre el enojo y una resignación respetuosa.
Muchos ejemplares han quedado atrapados en las conexiones del servicio público, y ante un cortocircuito suelen producirse cortes en el suministro eléctrico. Edersa anunció una nueva cobertura y hay vecinos que han sugerido el embutido subterráneo de las instalaciones eléctricas como solución definitiva. Aún cuando existen estos inconvenientes, principalmente los residentes se muestran respetuosos por tratarse de un importante patrimonio turístico de la villa.
Cuando un turista tiene una falla mecánica, se entera que en La Boca (así le llaman también al balneario) no hay estación de servicio o se queda encajado en la playa, ahí aparece Daniel Teramo.
En dos años, lleva salvados unos 80 vehículos pertenecientes a conductores desprevenidos sobre que se le viene el agua de la marea. Inicialmente, empleó una linga para retirarlos, y viendo que el negocio funciona, ya emplea un globo que se alimenta con el caño de escape del propio vehículo encajado. Daniel vio orfandades. Vende combustible como para los automovilistas puedan llegar a Viedma donde funcionan los despachos habituales, arregla cuatriciclos, y como goza de olfato, asume responsabilidades como cerrajero, herrero y mantiene viviendas durante el invierno.
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