Playa Bonita y La Islita: los paraísos cercanos a San Martín de los Andes
A solo 6 km de San Martín de los Andes, convocan cada día a residentes y visitantes por su atractiva combinación de bellezas naturales y proximidad a la ciudad. Hay un camping administrado por una comunidad mapuche, con proveeduría, fogones y baños. Texto y fotos de Patricio Rodríguez.
Entre las maravillas que ofrece San Martín de los Andes, hay dos que brillan con luz propia, con un argumento poderoso: Playa Bonita y La Islita son tan espectaculares como otras opciones para divertirse en la arena y lago Lácar en las afueras de la aldea de montaña neuquina, pero pocas están a sólo seis kilómetros del centro.
Por eso, muchos llegan caminando, otros en bicicleta y hay hasta quienes se acercan remando. Del otro lado del Lacar, en el Camino de los Siete Lagos, está Catritre.
Pueblo Blanco, la playa secreta de El Chocón
La playa de La Islita es corta y de arena rodeada de rocas: se llega por un sendero entre los árboles de unos 600 metros.
Otros cruzan nadando desde la Bonita: son unos 150 metros de brazadas y la profundidad máxima ahí es de unos dos metros.
En el medio hay un camping organizado que administra la comunidad mapuche Curruhuinca, que además de los sectores de acampe dispone de fogones, bancos, mesas, parrilla, proveeduría y baños, con servicio de 8 a 24 horas. Entre las comidas rápidas que ofrecen hay sandwiches, pizzas y las tortas fritas a 200 pesos la docena que hacen furor por las tardes, a la hora de la ronda de mates y las charlas.
Desde San Martín de los Andes hay que tomar la ruta provincial 48 que va al paso Hua hum. A unos tres kilómetros a mano izquierda esta el acceso al cerro Bandurrias.
Ahí se empalma con un camino de montaña que es menos escarpado y más plano que el que conduce a Quila Quina del otro lado del lago, pero mucho más angosto. Es de tierra y está en mal estado, por lo que es recomendable no superar los 20 km/h, algo que muchos conductores no respetan.
Además de los propios riesgos del camino de montaña, conviene tener en cuenta que es transitado por los integrantes de la comunidad Curruhuinca como parte de su vida cotidiana, que incluye a las ovejas y cabras que crían aquí, en el Parque Nacional Lanín.
Para estacionar hay un pequeño espacio gratuito para unos doce vehículos y luego otros sectores más amplios donde hay que pagar 50 pesos a los miembros de la comunidad.
Lo que sigue es una bajada de unos 150 metros desde el final del camino para hacer con precaución: son senderos amplios bien marcados pero de fuerte pendiente.
Después ya es cuestión de elegir entre las tres opciones de playa: las dos que integran la Bonita y la de La Islita.
El agua es cristalina y por tramos adquiere un tono turquesa y en otros variantes del verde. Vas a notar también que hay cambios de temperatura con diferencia de 20 metros en el lago.
Dato fundamental: no hay guardavidas, así que no hay que dejar el sentido común afuera cuando te metés al lago. En el acceso, un cartel lo advierte así: aguas profundas sin servicio de guardavidas.
Durante la temporada alta, los residentes aprovechan diciembre y febrero, los meses con menos visitantes para copar estas playas que en enero albergan a cientos de turistas por su combinación de belleza con cercanía a San Martín de los Andes.
Después de las 16, se llenan. Claro que la ciudad ofrece muchas otras opciones, pero te recomendamos darte una vuelta por Playa Bonita y La Islita. Seguro que vas a querer volver.
Comentarios