Perfil bajo en Mallín Ahogado
Contexto
Juan Marcos Fernández (26) estaba viviendo con su grupo familiar en una chacra que habría comprado en el sector rural conocido como “La Pampa”, de Mallín Ahogado, ubicado a unos 25 kilómetros de El Bolsón. Según lo recabado por este medio, se radicó allí “entre noviembre y diciembre y estaba empezando a construir su casa”. Los pobladores cercanos no han registrado en su entorno ninguna actividad extraña. “Apenas tenía trato con los vecinos y parecía de perfil bajo”, indicaron. Tan escueto es su trato con el vecindario que un habitante del sector indicó que “durante todo el verano no nos pudimos enterar a qué se dedicaba”. Desde finales de los años ‘60 Mallín Ahogado se convirtió en refugio del incipiente movimiento hippie argentino, que encontró en sus valles, bosques y cerros, el ámbito ideal para llevar adelante el “flower power” y la experimentación con sustancias alucinógenas. Desde entonces, bajo el amparo de la escasa vigilancia y en chacras perdidas en el bosque, ha sido espacio elegido por movimientos religiosos de todo tipo y donde los duendes, hadas y elfos han pasado “a ser un negocio redituable”. La variedad va desde cultores de la “New Age” hasta “platillistas” (fanáticos de los ovnis), pasando por distintas religiones. Todos tienen su lugar bajo el sol de Mallín Ahogado. Allí también está la “Misión Virgen de las Flores”, un culto (algunos lo llaman secta) que cobró triste fama en los ‘90 cuando dos hermanas de Buenos Aires (que habían realizado cursos místicos con ese grupo) asesinaron a puñaladas a su padre con la intención de “liberarlo del demonio que tenía en su cuerpo”.
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