«Perdí la noción de cuántas veces me torturaban»

Rubén Obeid vino desde Suecia para declarar como víctima en el juicio oral donde se ventilan delitos de lesa humanidad cometidos en la región durante la última dictadura militar.

NEUQUEN (AN).- A Rubén Obeid le quedó en claro que fue torturado por pensar diferente y no hubo otra razón. «Atado de pies y manos me daban cinturonazos, perdí la noción de cuántas veces me aplicaban corriente, terminaba sin tener noción del tiempo que había estado allí y si era de día o de noche. Sabía cuando entraba, pero no cuando salía» de la sesión de torturas, dijo.

Obeid vino desde Suecia para dar su testimonio en el juicio en el que se ventilan delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar en la región.

Trabajaba en Hidronor en octubre de 1976 cuando fue secuestrado el día que se volvía en colectivo desde Cipolletti hasta su casa en Barda del Medio. Lo llevaron a «La Escuelita», y tras pasar más de 15 días en la tortura, fue derivado a la U9 y a la U6 de Rawson, en un periplo que duró tres años antes de exiliarse.

«No fue una opción personal: me vi obligado a salir del país hacia cualquier lugar del mundo, me sacaron las esposas cuando iba en el vuelo, y me dijeron que no volviera más porque era boleta; y que no me olvidara que el duplicado de mi documento lo tenían ellos», dijo ayer ante los jueces. Su esposa María Cristina Vega había hecho gestiones en todas las embajadas y consulados que había en Buenos Aires para lograr salir del país como única alternativa a dejar la cárcel.

«El estaba a disposición del PEN y eran miles y miles de personas las que pedían esa posibilidad de salir del país, hasta que salió la opción de Suecia, que nos aceptó», dijo Cristina Vega cuando le tocó declarar.

Antes del golpe militar de marzo de 1976, Obeid participaba en el Frente de Agrupaciones de Base, una organización barrial que buscaba generar el debate entre distintos grupos vecinales «para ver cómo salíamos» de la situación de desigualdad, y Obeid lo hacía en el barrio Sapere, de Neuquén.

Aseguró que tras ser secuestrado en el colectivo cuando iba rumbo a su casa, lo llevaron vendado y esposado a un predio en el Batallón neuquino. «Había estado en ese lugar una semana antes», dijo sin dudar Rubén Obeid.

Explicó que una semana antes de ser secuestrado fue al Batallón e ingresó por el sector donde se practicaban las destrezas hípicas (actual calle Chaco), y como tenía comentarios de que allí tenían gente secuestrada, intentó ir hasta el lugar donde el paso le fue vedado por dos soldados.

«Me llamó la atención, porque conocía de la vida militar y esa no era manera de hacer la voz de alto. Pensé que allí no podían tener gente detenida porque eran unos galpones; y después que me secuestraron supe que había vuelto a ese mismo lugar», dijo.


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