Peluquerías en Neuquén: se adaptan para trabajar en pandemia

Los horarios de atención son los mismos que para el take away: de 14 a 19. Con turnos, barbijos, una sola persona por turno según el espacio del lugar

“Si uno es responsable con lo que hace, no tendría que haber problemas. Sabemos que esto sirve“, dijo Oriel, que regresó a la actividad este martes en el Paseo del Sol, en el tiempo del regreso escalonado de las habilitaciones comerciales y las prohibiciones que hubo para el rubro de las peluquerías.

María Cristina tiene su local en Belgrano al 4.000, bajo el nombre de “Guapas”. “Fue difícil, a duras penas he vuelto porque me aguantaron el alquiler, pero aquí estamos nuevamente, de 14 a 19”, dijo.

Las inspecciones que realizó el área de comercio de la municipalidad arrojaron que el rubro peluquería fue de notorio cumplimiento de los protocolos de cuidado sanitario que se impusieron para habilitar el regreso.

Otras áreas comerciales que incluso no requerían del contacto directo con el cliente para resolver la venta, infringieron los mínimos recaudos que se les impuso para el retorno, como horarios y modalidad de entrega de los paquetes.

Ayer, por ejemplo, hubo infracciones en locales que habían permitido el ingreso de los clientes, pese a que la compra directa sólo estará habilitada a partir del 18 de mayo.

Peluqueras y peinadores se mostraron conformes con todos los recaudos solicitados. “A mi me cuesta un poco el uso de los guantes para cortar; hace 15 años que lo hago de otra manera y es incómodo; pero con los adecuados y que se ajusten bien a la mano, no hubo problemas”, explicó María Cristina.

Oriel se incomodó un poco con la máscara en los ojos, porque se le empañó con los vapores. “Siempre usé barbijo con tinturas o decoloración y varios productos que usamos para las clientes. Por salud, cuando se trabaja con el cabello y la piel o el cuero cabelludo de la gente, se toman recaudos: siempre usé guantes y barbijo con decoloraciones, por ejemplo, para nuestra propia protección”, dijo Oriel al tiempo que insistió en que varis medidas “las teníamos en uso, como la lavandina al 2% para la esterilización de las herramientas”, explicó.

Las peluquerías se adaptaron con rigurosidad al protocolo impuesto para volver al trabajo (Oscar Livera)

Hubo adecuaciones que no fueron tan prácticas, pero de posible cumplimento como separar con divisiones el área de lavado de cabello del sector de corte, y de la zona del color, con la atención de una sola persona por turno.

A pesar de los años de trayectoria, Oriel llamó a la municipalidad para ser inspeccionado. “Uno tiene muchos años de experiencia, pero se puede equivocar; la idea es no cometer errores”, dijo

En el ingreso de cada local se constata el trapo con agua y lavandina para limpieza del calzado de quien ingresa, los dispositivos con  alcohol en gel y lavandinas. “Esterilizamos las toallas y las ponemos en bolsas individuales, luego de que se usa con un clienta, se reserva para lavar; esto lo hacíamos en algunas ocasiones, había clientas que tenían sus toallas individuales, ni hablar por ejemplo, el cambio de las hojas del navajín” detalló.

Fue asombroso. Hubo gente que me quiso pagar el corte y el color por adelantado, un gesto de solidaridad, impagable»

Oriel, estilista

María Cristina, explicó que todos los recaudos son no sólo para preservar a la clientela, sino para preservarse. “La máscara de plástico me pareció no tan necesaria todo el tiempo, sin embargo cuando recibí a clientas que no son las habituales y de las cuales no supe nada en este mes que estuve parada, me pareció que era lo mejor. Nunca se sabe quién entró a la casa de esa persona o cómo se cuidaban de desinfectar”, planteó.

Tanto Oriel como María Cristina regresaron a su trabajo con gran entusiasmo, no sólo por sobrevivencia económica y de remuneración, sino porque viven de la actividad que les gusta.

“Las clientas me esperaron, no sólo me llamaron para ver si volvía a trabajar sino para saber cómo estaba y cómo llevaba este tiempo parada. Siempre trabajé y fui independiente, asi es que no tener mi dinero fue fatal en esta etapa, pero tampoco me quise arriesgar a ir a cortar el cabello a domicilio (como ocurrió en algunos casos) ni en casa de otro, ni en mi casa, uno no se podía arriesgar”, explicó.

En el caso de Oriel, sus clientas no sólo le llamaron para saber cuando volvía al ruedo sino para pedir consejos de color y de ajustes del cabello durante la restricción del trabajo. “Fue asombroso encontrarme con gente que me quiso pagar por adelantado el color y el corte para cuando llegara el tiempo de abrir, uno vive de esto día a día, y la solidaridad que se expresaba en estos gestos, fueron impagables”.


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