Pechakucha barilochense amplía horizontes

Se realizó la cuarta edición con once expositores bajo la metodología de ajustarse al lapso de 20 imágenes proyectadas durante 20 segundos cada una.

ESPECTÁCULOS

Por Teresita Méndez

Interesantes exposiciones protagonizaron la cuarta edición de PechaKucha Night Bariloche realizada en el Teatro La Baita. Invitados por el coordinador Adrián Candelmi, participaron Romina Santanocito, Richard Oyarzún, Astrid Bengtsson, María Fernanda Ungar, Caco Fernández, Teresa María Saporiti, Vanesa Garibaldi, Franco Ruarte, Roberto Kozulj, Fernanda Cohen y Marcelo Famá.

“Amor y humor” fue el título escogido por Romina Santanocito para hacer referencia a la actividad desarrollada por Payamédicos. De la presentación participó un colorido grupo con sus trajes característicos, pelucas y narices rojas. “No hacemos referencia a pacientes porque remite a pasivo, a esperar. Queremos que genere con el payaso un mundo incomparable dentro de la habitación de un hospital”.

Para Romina “ser payamédico es mi mejor veta. El payaso teatral es un género puro, no prendido al doble sentido. Conocemos de su vida, de su subjetividad y a partir de ahí no sabemos qué va a pasar, sí lo que no va a pasar”, resumió. Luego de mencionar algunas experiencias, sostuvo que a través del contacto personal “aprendés el verdadero valor de lo que es estar sano y en tu casa. Payamédicos es una revolución de amor. Cuando se enciende el punto en la nariz, el payaso deviene en objeto o sujeto, una herramienta maleable para acompañar. No solamente un traje, es amor y humor para un mundo mejor”, dijo.

El cheff Richard Oyarzún basó su exposición en el título “Monte análogo menú” comparando la actividad gastronómica con los desafíos de quien emprende el ascenso a la montaña. Dedicado hace dos décadas a la cocina y habiendo incursionado en conocimientos sobre el pasado aborigen de la región, hizo de plantas y carnes nativas su especialidad.

Autodefinido apasionado por la montaña, refirió haber experimentado el proceso descripto por el escritor René Daumal en El Monte Análogo, que plantea una utopía. “La fuerza es la máquina que nos conduce y guía, el monte análogo tiene relación con la pirámide alimenticia, el poder y jerarquías. Nadie sabe si existe o si va a funcionar, pero la convicción es lo que da sentido al disfrute. Me gusta la labor que realiza el grupo humano en pos de la cima en el caso de la cocina. Todos confían en el objetivo, en llegar al refugio, el éxito es llegar porque no existe el miedo”, sostuvo.

Astrid Bengtsson, psicopedagoga y doctora en Psicología, trabaja desde hace quince años en el Centro Atómico Bariloche e Instituto Balseiro desarrollando proyectos de divulgación científica e investigación en comunicación pública de la ciencia, sobre la que realizó su tesis doctoral “Divulgación científica: Diálogo entre mundos”.

Trabajo que “me ayudó a entender los procesos que intervienen en la comunicación de la ciencia, la postura teórica y objetivos. No quiero más el modelo de un científico en la cima hablando a quien considera ignorante, lo unidireccional no da buenos resultados”.

Apuntando al diálogo como herramienta, expresó que “enriquece, todos sabemos un montón de cosas. Esta es la ciudad con más científicos por habitante y el desarrollo alcanzado la ubica en el mapa del mundo pero existen otras realidades: desempleo, problemas sociales sin resolver. Dualidad que necesita este encuentro para ver si desde la ciencia se puede mejorar o aportar algo. El gran desafío de la comunicación pública de la ciencia. Lo importante es contar historias. La narración tiene un potencial enorme, nos permite comprender el mundo, darle sentido y organizarlo. La distancia más corta entre dos personas es una historia. Esto fue descuidado y en eso estamos trabajando, creo que una noche como esta tiene esa capacidad, contar y escuchar nos permite acercarnos”, concluyó.

Basando su presentación en “Conexión vidrio: transformación”, María Fernanda Ungar apreció que los seres humanos “habitamos un mundo dual, entre el cielo y la tierra”. En su propia búsqueda llegó a “conocer el material y la magia que encierra el vidrio”. Mediante el reciclado de materiales incluidos en sus obras pretende demostrar que es posible “transformar y descubrirnos desde estructura y orden. Viajar, conocernos y ser auténticos”.

Recuerdos infantiles actualizados a través de la labor con el material la incentivaron a intentar “rescatar al niño que llevamos dentro. Los ojos tienen que ver con las ventanas de una casa por donde entran colores, ese mundo también sale de nosotros. Es un ida y vuelta”, apreció.

Luego llegó el turno de Caco Fernández, residente en San Martín de Los Andes, quien realizó un repaso por algunas de sus obras, fotografías de cuerpos desnudos y sexo bajo el título “Carne, frío, ganas”. Arquitecto, incursionó en la temática en 1997, “invito gente y si tienen ganas, hacemos fotos”, expresó al presentar su propuesta.

“Vivir en cine”. Teresa María Saporiti inició el contacto con el público señalando que la expresión bien podría llevar por subtítulo “cómo le dije a mi mamá que no iba a ser abogada”. La primera imagen proyectada en la pantalla fue la de su hijo Jano “a los cuatro años, disfrazado de pirata. Me pregunto por qué de grandes dejamos de querer ser personajes”. Cuando niña “soñaba con ser Indiana Jones, mi mamá estaba medio contenta porque por lo menos tenía una vocación”.

Después llegaron otros modelos, hasta que decidió que “lo mejor que podía hacer para vivir esas historias era estudiar cine. Como la General Paz parecía muralla, vine a Bariloche. Me animé a superar la barrera de generar propio contenido y fui a la montaña, un día de pesca en una laguna congelada donde sentí que estaba viviendo esa ficción”.

Cuando es por vocación, “hacer cine es saltar al vacío, exponerse a que un montón de opinólogos tengan ganas de decir lo que se les antoja, defenestrarte o llevarte al infinito y más allá. Hay que tener coraje para afrontar esa vida de gestión”. El hecho de tener una tía abuela como Nelly Omar le permitió acceder a un subsidio para su primera película. “Paradojalmente, un documental sobre mi familia. Durante la investigación encontré un montón de arte en mi familia”. El cine es una forma de “lograr vivir lo que siempre quisimos y generalmente la sociedad no nos permite”, definió.

Para Vanesa Garibaldi, quien tituló su exposición “Comunicación 2.0”, el mundo de Internet es apasionante. Atraída por el aspecto funcional de los sistemas y las redes, brinda cursos de capacitación. Trabajó en la instalación de la primera red de fibra óptica instalada en el país, para interconectar los hospitales públicos de Córdoba. Convergentes, sus conocimientos sobre redes físicas la animaron a abrevar en las redes sociales desde la carrera de Community Manager o Administrador de Redes Sociales. El concepto 2.0 define la comunicación interactiva, que permite al usuario sumar intercambio participando. La posibilidad de transmitir “el mensaje que los usuarios de redes quieren obtener y que las empresas necesitan transmitir”, explicó.

Nacido en Comodoro Rivadavia (Chubut), Francisco Ruarte es director de contenidos de la revista Noche Polar y responsable de la consultora Cóncavo & Convexo. Su disertación versó sobre “Lenguaje patagónico” presentando el medio de comunicación del que forma parte como directivo. El equipo de trabajo pretende posicionarlo como producto regional con materiales propios contando con los aportes de colaboradores en distintos puntos de la Patagonia.

Vicerrector de la Sede Andina de la Universidad Nacional de Río Negro, Roberto Kozulj escogió manifestarse en torno a “Evolución-educación-evolución”. Profesor titular adscripto y miembro del Comité Académico de la Maestría en Economía y Política Energética y Ambiental que dicta la Fundación Bariloche con la Facultad de Economía y Administración de la Universidad Nacional del Comahue, integra el Consejo de Planeamiento Estratégico de San Carlos de Bariloche.

Especialista en temas de Economía y Desarrollo y Energía, ante una posible pregunta sobre por qué no habla de lo que sabe consideró que “porque es más desafiante hablar de lo que no se sabe”. Actualmente “una persona no puede vivir sin conocimientos. Depende de muchísimo saberes y vocaciones” con consecuentes definiciones sobre “cómo nos formamos, qué transmitimos, cuánto profundizar. Mientras el conocimiento no muera, estamos vivos”.

Vocaciones, tecnología, conocimientos específicos, economías interconectadas, evolución global y pérdida de armonía fueron conceptos desarrollados antes de inferir que “hacia dónde vamos y qué somos, es una pregunta, más que religiosa o existencial, necesaria”.

El desafío impuesto por “desarrollos sostenibles y sustentables para una vida mejor” incluye la educación. Evolutivamente “no sabemos a dónde vamos probablemente, conocimiento y educación son necesidades de la evolución para hacer un mundo mejor, compartiendo con otras metodologías como 20 imágenes en 20 segundos”, dijo refiriendo a PechaKucha.

En el marco de “Ilustración camaleón” los asistentes accedieron a parte de la actividad desarrollada por Fernanda Cohen, profesional graduada en la School of Visual Arts de Nueva York cuyos trabajos fueron tapa de The New York Times Magazine o incluidos en The New Yorker, Time y Clarín. Considerada entre los ciento cincuenta mejores ilustradores del mundo, definió que “dibujar es comunicar”. Hizo referencia al trabajo continuo reflejado en un necesario portfolio, exitosas campañas y diseños de vidrieras realizados.

Radicada en Buenos Aires desde hace tres años, con modestia dijo haber arribado “a un techo” y al momento “en que la visión cambia y es necesario dar un paso” decisivo. A los 34 años “creo en la honestidad, sea lo que sea que haga. Me di cuenta que no sé si quiero ese estilo de vida, decidí trabajar en una empresa de transporte familiar”. Dedicarse comprometida y profundamente a las artes “cada tanto te empalaga. Hay emoción, das lo mejor de vos, pero decidí hacer algo diferente”.

Piloto de ultamar, egresado del Instituto Balseiro, doctor en Colisiones Atómicas, uno de los responsables del éxito del satélite SAC-C, investigador y docente de la Universidad de Virginia durante cinco años, integrante del grupo de trabajo de ARSAT; Marcelo Famá inició el contacto con el público aludiendo a su reticencia a comprar un teléfono celular para su hija. “Tengo mis razones para no acceder”, dijo. Entre ellas mencionó el riesgo de que “se desconecte del mundo y de mí”, que lo utilice en clases en vez de prestar atención, que cuando crezca y maneje lo utilice mientras conduce. “El celular nos cambió la vida pero si hay algo que no me preocupa en absoluto es si las radiaciones que emite pueden ocasionar problemas de salud”.

Aludió entonces a “gente a la que sí le preocupa, activista incluso”. Existen ideas y pensamientos “que nos hacen creer que está pasando algo que no coincide con la realidad. No quiero decir que los activistas sean esquizofrénicos, como dice el título de esta charla, en el fondo todos tenemos pensamiento mágico”.

El encuentro con una manifestación de personas que portaban un cartel con la inscripción “no a la antena” decidió una respuesta. Ejemplificó su postura con gráficos y dibujos con una hamaca. El efecto sobre la materia depende de la cantidad de energía que se le imprime al sistema, explicó.

“Mi recomendación: relajémonos, vayamos a la playa, llevemos material de lectura de la Organización Mundial de la Salud o la Unión Internacional de Comunicaciones y dejemos que la gente que está estudiando el tema eventualmente haga una manifestación y decida si las antenas traen cáncer o no”, sostuvo.

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