Pascua solidaria: la idea de Guadalupe que movilizó a San Martín de los Andes

Por tradición, Guadalupe Panelo hizo huevos de chocolate para sus hijos. Pero la situación actual la movilizó y generó por redes una enorme movida para darles estos dulces a más de 500 chicos.

Para muchos, las Pascuas encierran tradiciones familiares: juntarse, hacer búsquedas del tesoro para encontrar los huevos; decorarlos juntos, comer en familia. El coronavirus vino a poner patas para arriba nuestras costumbres y ritos. Pero también puso en movimiento la imaginación y la solidaridad para que estar en casa, en cuarentena, no signifique no compartir.


Guadalupe Panelo, desde San Martín de los Andes, es una muestra de lo mucho que se puede hacer para que la alegría de tener un huevo pascua se multiplique en varios barrios y hasta en dos ciudades. Ella, y muchos sanmartinenses hicieron posible la confección de más de 500 huevos de chocolate que hoy serán entregados en San Martín y Junín de los Andes, con todos los cuidados que se requieren con esta pandemia.


“La idea surgió porque me imaginé tener que explicarle a mi hija de cinco años una situación que van a vivir muchos: que esta vez, el conejo de pascuas no va a poder llegar a casa. Y me tocó muchísimo, quizás porque tengo una hija chiquita y supuse que iba a pensar ‘cómo, si es mágico, no iba a poder pasar’. La verdad es que yo todos los años hago un montón de huevos de chocolate, para la familia, porque hacemos una pintada de huevos con mis hijos, mis sobrinos. Preparamos muchos huevos, mangas de colores con glasé y los decoramos. Es una actividad familiar que obviamente ahora no podrá ser por el coronavirus. Pero pensé: ‘bueno, de todas formas, voy a hacer todos los que pueda con la cantidad de chocolate que consiga para darles algunos a mis hijos, y el resto voy a tratar de hacerlo llegar a quien lo necesite”, cuenta Guadalupe, desde San Martín los Andes.

La sobrina y la hija de Guadalupe, en definitiva la inspiradora de esta movida.


Las redes sociales, hicieron buena parte del resto de la magia. “Puse en mi estado si alguien quería colaborar porque había chicos que no iban a tener sus huevitos, porque está muy difícil la situación. Tuve algunas donaciones y como mi producción iba bastante rápido, decidí publicarlo también en Facebook. Y ahí empecé a recibir ayuda de todos lados y de todo tipo: desde hombres que ofrecían sus vehículos para hacer traslados de huevos o donaciones; mujeres de San Martín de los Andes, y de Junín de los Andes , ofreciéndose para pintarlos, otras para guardarlos en las bolsitas; mi hija de 13 años se puso a hacer orejitas de cartulina para decorarlos, empecé a recibir un montón de ayuda”, cuenta Guadalupe. Y enumera: “Donaciones en efectivo; gente mayor que no podía salir de su casa y que me depositaba plata o me la enviaba para que compre chocolate”.


La rueda de la solidaridad fue tomando mayores dimensiones. Tanto, que el municipio participó. “A la gente que estaba más activa en redes, tratando de colaborar, les sugerí hacer un grupo de whatsapp que se llama “SMA se pone las orejas (SMA es San Martín de los Andes)” y fue increíble. Cada vez se suma más gente y es increíble la organización que hay. Somos dos casas en las que estamos haciéndolos; otras dos casas en las que rellenan y decoran, y otra casa más en las que los envuelven y les ponen las orejas. El municipio se comunicó conmigo para darnos una mano, en cuanto a donaciones y puntos de referencia para saber dónde dejar”.


Con las colaboraciones que se fueron sumando pasaron de cuatro kilos de chocolate a 23. Por cada kilo, calcula Guadalupe, salen unos 25 huevitos, así que con ganas y amor, armaron 575. Otras personas consiguieron el glasé; otros los confites que van adentro; otros el celofán para envolverlos. Entre todos, se convirtieron en el mágico conejo que repartirá los huevos.


Pero, para cumplir con el protocolo y el cuidado que requiere la situación, los huevos, envueltos, llegarán en cajas al lugar convenido : la casa hogar, los comedores infantiles de barrio, etc. “Hoy y mañana hacemos la distribución de cajas, barrio por barrio. Pero para tener el menor contacto posible vamos a dejar la caja con la cantidad de huevos solicitados. Hoy sale también una caja para Junín de los Andes”, explica Guadalupe.


“Es increíble, es increíble las ganas de ayudar. Con una ventanita que se abrió, se sumaron muchos”, se emociona Guadalupe. “Lo que más me emocionó es que la mayoría de la gente que está poniendo el cuerpo, las ganas, el dinero y la ayuda no son personas a las que le sobre nada. Recibimos ayuda de gente que por lo visto sabe lo que es decirle a un hijo no se puede”, cuenta. Y se entusiasma con la idea de que se puedan “estirar una semana más las pascuas para poder seguir haciendo huevos toda la semana que viene y seguir repartiendo el próximo fin de semana. Manos hay, ganas hay, manos llenas de ganas hay”.


Aunque Guadalupe fue la promotora de este San Martín se pone las orejas, ella siente que “fue algo que se armó casi solo, se transformó enseguida en una tarea en equipo súper eficiente y súper responsable. Y no puedo más que estar agradecida a todo el mundo porque le vamos a llevar una pequeña alegría a muchos chicos, en medio de esta sensación de miedo que tenemos todos. Y hay que tratar de salir del miedo, no paralizarse y moverse porque siempre hay alguien que necesita y uno de alguna forma puede ayudar”.


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