Paradojas: las políticas sanitarias de Brasil y Argentina
Las supuestas diferencias en las políticas sanitarias aplicadas en Brasil y en la Argentina conducen a deducciones que no parecen ser compatibles con la lógica más elemental.
De acuerdo con la versión difundida en nuestro país, la rigurosa cuarentena dispuesta por el gobierno nacional y las provincias está en la génesis de la exitosa baja cantidad de enfermos por coronavirus que tiene el país en la comparación. Ocho muertos por millón de habitantes contra 62 que exhibe Brasil.
Como contrapartida Brasil tiene elevada cifra de contagios, porque aplicaría en ese supuesto una política permisiva que relaja los controles y la cuarentena, privilegiando la preservación de la economía y el empleo.
Claramente no es lo que piensa el gobierno que preside Bolsonaro y lo que demuestra el sentido común. Bolsonaro está librando una lucha, “una guerra” para utilizar el término que prefiere, para evitar que la cuarentena existente en la mayoría de los Estados brasileños encabezados por San Pablo y Río de Janeiro, que concentran la mayor parte del PBI (y la mayor cifra de contagios), provoque el colapso de la economía de aquel país. Sus controvertidas opiniones están dirigidas a combatir la cuarentena, porque existe y no porque no exista.
En definitiva, el gobierno nacional brasileño, como el de EE.UU, enfrenta un sistema federal más poderoso que el argentino, y no está en condiciones de obligar a las provincias a seguir sus lineamentos sanitarios. Pero Argentina y Brasil han aplicado una política sanitaria similar, aunque la procedencia institucional de las normas haya sido diferente.
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