Un primer conflicto gremial fuerte
ATE y Unter cumplirán esta semana paros y abrirán una fuerte pugna con el gobierno de Carreras, explicada en la discusión salarial; pero arrastra otras motivaciones.
Todo se alteró en un día. El jueves, el gobierno distinguió una crisis gremial que creía controlada el miércoles. No era una ilusión. La negociación tenía licencia en los mandos de ATE y Unter, a pesar que restaban sus formales aceptaciones.
El marco era predecible. La pauta del 21% se fraguó en charlas de funcionarios con los gremialistas. El primer trazado estuvo en la reciente reunión de la gobernadora Arabela Carreras con el mandamás de ATE rionegrino, Rodolfo Aguiar. El plan ideado se cerraba con un adicional para los haberes inferiores.
El camino se desdibujó el jueves cuando se trabó ese “refuerzo” salarial, planeado por afuera de la paritaria. Allí puede estar el desenlace, pero hay motivaciones más profundas.
ATE es (o era) el interlocutor privilegiado con el gobierno y, en consecuencia, el ordenador y el pacificador en el universo gremial. Pero, cada tanto, Aguiar y los suyos caían en la incomodidad de ese rol, mas allá de las ventajas en el Estado que se le proporcionaba en las coincidencias. El dirigente entiende que el aporte, el costo y el trato sindical no es correspondido por la administración de Carreras. Además, su histórica estrategia se asienta en que ATE “crece en el conflicto”.
Esa arrastrada pesadumbre se transformó en enojo y ocasión cuando no se acordó la suma “para reforzar” el 46% del 2021. La petición de Aguiar fue 20.000 pesos cuando se juntó con Carreras en Viedma, y pretendía 15.000 cuando este jueves en Buenos Aires el ministro Rodrigo Buteler le transmitió que la propuesta final por ese desembolso único era de 10.000 pesos para los sectores elegidos, pues ya se había descartado abonar por debajo de una suma de corte.
La imposibilidad de un monto mayor fue ratificada por la gobernadora cuando se cruzaron mensajes con el mandamás de ATE.
El gremio docente quedó atrapado cuando ATE adelantó su Plenario y convocó a una huelga. El resto es una escalada de acciones cruzadas y se proyecta un conflicto imprevisible.
Se frustraba entonces el plan diseñado entre ellos, semanas antes. Y se desencadenaba algo más que eso.
ATE adelantó su plenario cuando, inicialmente, no quería sorpresas y preveía esperar la aceptación del Congreso de Unter del viernes. Se anticipó para ese jueves a la tarde y clavó un rechazo, con un paro para el 2.
El gremio docente quedó atrapado, pues no podía constituirse en un aval solitario a la oferta gubernamental. El oficialismo de la Unter se juega su continuidad en octubre. El Congreso decidió un paro de 48 horas para los dos primeros días del inicio del ciclo escolar. Seguiría una escalada de acciones, con ATE extendiendo su huelga a dos jornadas y, luego, la decisión de marchas conjuntas. Otras organizaciones prometen sumarse.
UPCN mantiene pendiente su respuesta y está expectante.
El gobierno de Carreras enfrentará esta semana su primera pugna gremial fuerte. Ella planteó seguir adelante, sin cambios, y la reacción fue el anuncio de Buteler de los descuentos en los paros y la recuperación de días de clases en el receso invernal.
Erosiones entrelazadas. Hay perplejidad por las derivaciones posibles. También enojo gubernamental pues se llegó al 21% -dicen- en el marco de augurios sindicales de aceptación. El enfado de la mandataria con Unter tiene un tiempo. La novedad se concentra en su disgusto por el camino disidente elegido por ATE y recuerda sus “gestos”. Lo agrava cuando computa la maniobra de Aguiar al adelantar su rechazo para arrastar así a la Unter al no inicio escolar. Cuatro o cinco distritos no comenzarían las clases y Río Negro es una de ellas.
Esta alteración se instala en la provincia cuando la gobernadora imaginaba que este martes sería un momento preciado en la Legislatura, finalmente en un período postpandémico. Dispone, desde hace semanas, del grueso del mensaje, concentrándose en los pensamientos y lineamientos para sus dos próximos años y apartándose de la revisión de lo hecho, que figurará en la recopilación que se entregará en el recinto. Queda, entre los repasos finales, las correcciones o las supresiones de sus conclusiones gremiales. Ya no es lo mismo.
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