Un nuevo pacto social neuquino

Leo Madeira

* Politólogo y Abogado, esp. en Derecho Tributario y Finanzas y esp. en Derecho de Daños y Contratos.

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El 16 de abril se terminó con una hegemonía inédita, solamente comparable con el PRI Mexicano, la del MPN. Mediante el sufragio electoral, igualmente se puso en jaque el statu-quo.


Si tenemos en cuenta que el pasado 16 de abril no fue simplemente una elección provincial más, estamos en condiciones de afirmar que aquel resultado emergido desde las entrañas de la sociedad neuquina, no fue solamente un cambio de conducción de la administración local.

A mi entender aquel resultado se puede enmarcar en aquello al que los autores “contractualistas” del siglo XVII y XVIII le temían tanto: un proceso que cuestione los valores en los cuales se está desarrollando su organización social y los ponga en jaque, una ruptura del orden establecido, un proceso revolucionario. Claro está que lejos nos encontramos de que ese cimbronazo se diera a través de la violencia física, con matanzas sangrientas donde miles de personas perdían la vida, como era moneda corriente en los tiempos en que vivían esos autores.

Pero sí podemos generar un paralelismo y afirmar que esta nueva etapa que cuestiona la forma de ejercer la democracia del siglo XXI dentro de nuestra provincia, se originó a través del voto popular. En ésta nueva época éstos procesos que cuestionan el orden establecido hegemónico se forjan mediante el sufragio electoral, el cual igualmente pone en jaque el statu-quo dominante, donde en ésta parte de la Patagonia, venía siendo monopolizado y ejecutado por un mismo signo político, que hace tiempo ya había fundido entrelazando los conceptos de Partido y Estado, hasta el punto de no saber cuál era uno y otro.

Éste “proceso revolucionario” que se concretó el 16 de abril, pero que se viene gestando desde hace mucho tiempo antes, donde lo impensado para muchos finalmente ocurrió, provocó que se conduzca a aquello que los autores creadores del concepto de “Pacto Social” tanto temían. Ese 16 de abril nos propició inevitablemente a romper con lo que estaba dado, a volver al llano, a cuestionar lo que parecía natural, pero que claramente no lo era. No se cuestionó ni se puso en duda el sistema de gobierno, sino que se eligió cuestionar la forma en la cual se ejecutaba la democracia, la forma en la cual el todavía partido de gobierno creaba partidos políticos opositores falsos (o de mentirita como diría un actual concejal y ex candidato a la intendencia de Neuquén), simplemente para atomizar el voto contrario y permanecer en el poder. Ese 16 de abril se terminó con una hegemonía inédita, solamente comparable con el PRI Mexicano.

Si seguimos teorizando en ésta misma línea, podremos afirmar que ésta nueva situación nos propiciará un nuevo “Pacto Social”, pero no de arriba hacia abajo de forma vertical como a los neuquinos nos habían acostumbrado en los últimos tiempos, sino un “Nuevo Pacto Social” que emerja de las entrañas de la sociedad, desde la horizontalidad, desde el pueblo, desde el interior hacia la capital.

Si logramos entender y tomar conciencia del proceso histórico en el cual nos encontramos, seremos parte consciente y protagonista de nuestra propia historia. Si logramos darnos cuenta de la bisagra en la cual nos encontramos como sociedad y podemos vislumbrar todo lo que viene por delante, seremos capaces de percibir como a miles de neuquinos que creían que morirían sin saber el significado de “alternancia política y democrática” en ésta tierra, se les renovaron las esperanzas y obtuvieron nuevas razones para seguir participando, militando.

Ésta nueva “primavera neuquina” les dio a esos miles de ciudadanos muchas más razones para poder continuar ahora, pero ya no como ajenos invitados a una pantomima democrática donde las decisiones que se toman desde la administración central de la provincia siempre les fueron extrañas, sino que se les renovó las esperanzas de que al menos durante unos años se sientan parte protagónica, y ya no ajena, de la construcción del futuro sobre nuestra provincia.

Aquel 16 de abril fue revolucionario, nos convocó a desafiar el statu-quo de tantos años, cuestionando lo que hasta ese día parecía natural, gestando una transición hacia un “Nuevo Pacto Social”, como aquel surgido en los años 60, pero que tan lejos había quedado de la gente de un tiempo a esta parte.

* Politólogo y Abogado (UBA), Esp. en Derecho Tributario y Finanzas (UB) y Esp. en Derecho de Daños y Contratos (UNCO).


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