Tregua efímera con los docentes
El Gobierno y la Unter difieren en el análisis de los números de los incrementos otorgados y la aplicación de subas sectoriales.
La ministra de Educación, Patricia Campos, estrecha la mano con la titular de Unter, Silvana Inostroza, al retomar la paritaria en Viedma. Foto : Marcelo Ochoa
La pausa no duró mucho en el conflicto entre Unter y el Gobierno. El sindicato envió una señal a la administración de Alberto Weretilneck la semana pasada cuando -luego de cerrar los paros zonales el 15 de octubre, con un impacto diluido- postergó la definición de medidas de fuerza por el reclamo del control del ausentismo y la dilación de la paritaria. Y la respuesta llegó cuatro días después del plenario de secretarios generales, con la convocatoria a retomar la negociación salarial, que en la práctica fue ficticia.
La paritaria -al igual que la de los estatales ATE y UPCN- no tuvo oferta, ni siquiera se volvió a la propuesta de agosto -que fue rechazada por Unter- de aplicar hasta diciembre una suba mensual atada al IPC. Y el portazo volvió a cerrarse con fuerza a solo siete días de iniciada la tregua.
La conducción de Unter se retiró molesta de la paritaria el jueves, tras 8 horas de discusión en las cuáles pusieron gran atención en corregir el acta. De inmediato reactivó el congreso de Villa Regina que había quedado en pausa y las asambleas del viernes fueron el canal de ese malestar que crece fuerte en las bases. El desenlace de un nuevo paro está bajo análisis porque los descuentos aplicados influyen en los ánimos y hay desmovilización. Seccionales críticas van por el no cierre del ciclo lectivo.
El Gobierno en la negociación sacó a relucir sus cálculos exitosos de incrementos anuales, con la base de un 168% en el cargo testigo de maestro de grado que recién se inicia, que pasó de 347.408 pesos de salario en enero a 931.186 pesos en septiembre.
El primer reclamo de Unter está orientado en ese piso porque aún hay maestros por debajo de la línea de pobreza, que actualmente está en 964.620 pesos.
En los números que exhibe el Ejecutivo, la gremial reprocha un achatamiento en la pirámide ya que las subas no impactaron de igual manera en todos los cargos y no se contemplan los educadores que tienen más de un cargo frente al aula. Un ejemplo son los profesores de nivel medio que acumulan un incremento del 100% en sus haberes desde octubre a la fecha; o que el trabajador con 25 horas semanales de secundaria cobra lo mismo que el maestro que está 20 horas en jornada simple de primaria.
Pero la principal demanda es que el Gobierno en la ecuación suprime noviembre y diciembre de 2023, dos meses con una inflación por las nubes que en el registro de Río Negro -que mide el índice de precios al consumidor del conglomerado Viedma-Patagones- llegó al 33,51%, ocho puntos por encima del IPC nacional el último mes, y un 12,8% de noviembre. La paritaria 2023 nunca se cerró y con esos meses incluidos se llega a un 195,47% acumulado, con el índice de Viedma, y 185,28% con los números del Indec nacional.
Una ventana de conflicto con ATE
En paralelo, se abre otro frente de conflictividad para Weretilneck por el desplante a ATE, que luego de aquella avanzada con su líder Rodolfo Aguiar, en un encuentro mano a mano en Cipolletti, fue entusiasmado a la paritaria con la idea en el aire de replicar los últimos aumentos de sumas fijas bonificables de 50.000, 60.000 y 70.000 pesos en julio, agosto y septiembre según escalafón y categoría, que para el gremio resultaron exitosos. Pero la cachetada del silencio oficial en la propuesta no llegó a despertar al sindicato que solo ensayó un enojo moderado porque -sin ir de frente contra el rionegrino- decidió plegarse a una medida de fuerza nacional con 36 horas de paro, colando los reproches provinciales.
“En Río Negro es necesario mantener una política salarial que sostenga la recuperación del poder adquisitivo”, deslizó Rodrigo Vicente después del plenario de secretarios generales y ató la falta de propuesta a la política nacional.
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