Trabajadoras y trabajadores de pie
Te pido un favor: parate y mientras leés esta nota quedate de pie. Serán solo unos minutos. Seguramente no lo vas a hacer porque es absurdo. Pero te pido, por lo menos, que te imagines por un segundo que tenés que permanecer de pie durante toda tu jornada laboral, todos los días.
La semana pasada fui a uno de los shopping. Era temprano, un horario en el que había poca concurrencia y me llamó la atención que la persona que recibe las entradas del cine estaba parada mientras el lugar estaba vacío.
Luego, fui a la sala de juegos y la persona detrás del mostrador estaba también parada cuando no tenía a nadie a quien atender. Resultó que en muchos locales no se les permite tener silla. Para mostrar al personal “activo”, trabajadoras y trabajadores de nuestro país padecen esta arbitrariedad.
Esta situación absurda y violenta se reproduce principalmente en los shoppings como una estrategia de marketing basada en la vulneración de derechos. Derechos que muchas veces no se conocen y, por lo tanto, no se defienden, y los derechos que no se defienden, no se ejercen y finalmente se pueden perder.
En nuestro país rige desde 1935 la ley de silla Nº 12.205 que establece que todo local de trabajo en establecimientos industriales y comerciales deberá estar provisto de asientos con respaldo, en número suficiente para el uso de cada persona ocupada en los mismos. Asimismo, sostiene que “el personal de dichos establecimientos tendrá derecho a ocupar su asiento en los intervalos de descanso, así como durante el trabajo si la naturaleza del mismo no lo impide”.
El historiador de la Universidad Nacional del Comahue, Pablo Scatizza, sostiene que los antecedentes de esta ley datan desde principios del siglo pasado y se enmarcan en un momento en que la Argentina se insertaba en el sistema capitalista mundial con las consecuencias que esto generó: grandes migraciones de los pueblos a las ciudades, problemas de hacinamientos y fuerte lucha de clases. En ese contexto, integrantes del movimiento anarquista y de mujeres trabajadoras van a ser los protagonistas que generaron la presión para en 1907 se aprobara la primera ley de la silla que redactó oportunamente el legislador socialista Alfredo Palacios.
En ese contexto, integrantes del movimiento anarquista y de mujeres trabajadoras van a ser los protagonistas que generaron la presión para en 1907 se aprobara la primera ley de la silla que redactó oportunamente el legislador socialista Alfredo Palacios.
Sí, leíste bien. Estamos hablando de un derecho que viene de principios del siglo pasado.
“Esta ley fue producto de la lucha de trabajadores/as, en el marco de la denominada cuestión social que caracterizó las primeras décadas del siglo XX, como parte de las respuestas que dio el Estado a esas demandas, junto a una serie de normas represivas como la ley de Residencia de 1902”, concluye Scatizza.
La ley tiene un sentido y no es la comodidad. La violación de este derecho genera consecuencias, según el Dr. Matías Bellocchio, especialista en ortopedia y traumatología, “estar parado muchas horas durante la jornada laboral, aumenta el riesgo de insuficiencia venosa en los miembros inferiores”.
Pasaron más de 100 años y la vulneración de derechos sigue presente para alimentar empresarios y grupos económicos de esta sociedad superficial y consumista. Se reproducen violencias que nos atraviesan, se naturalizan y se vuelven invisibles. Mirar más allá de nuestro goce individual, tener empatía y defender nuevamente derechos que fueron conquistados es fundamental para construir una sociedad más justa y menos violenta.
* Licenciado en Comunicación Social. Docente de la UNRN
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