Todo lo que definen las elecciones de Bariloche, más allá de Bariloche
El oficialismo llega sin margen para la distensión a los comicios de hoy, donde la gobernadora Carreras se juega su futuro político.
Las urnas de Bariloche contarán hoy algo más que los nombres y apellidos de las próximas autoridades municipales.
De la ciudad más poblada de Río Negro saldrá también el primer registro sobre el nivel de tensión que tendrá la transición real en el gobierno provincial.
Ese proceso ya no admite dilaciones. Alberto Weretilneck deberá resolver pronto la estructura del gabinete que asumirá el 10 de diciembre, porque ya dijo que habrá recambio total de ministros y esos flamantes designados tendrán la lógica aspiración de conocer previamente el estado de situación en la parcela del Estado que deberán administrar.
Aun con la confianza de lograr un triunfo, el clima mutó en forma vertiginosa durante los últimos días en el universo de Juntos Somos Río Negro.
Quienes se aferran a la idea que el voto presidencial, provincial y municipal no es lineal transmiten una sensación de tranquilidad que se cruza en Bariloche con varias preguntas todavía sin respuestas.
El efecto del voto disruptivo de las PASO en el proceso municipal es uno de esos interrogantes. Son comicios lejanos en la dimensión de cargos y responsabilidades en juego, pero muy cercanos en el tiempo.
Cuánto penetró la campaña nacional en la renovación del Centro Cívico será uno de los datos importantes de esta noche y a juzgar por el ánimo de JSRN, muy lejano a lo exultante, no hay elementos firmes para asegurar la inmunidad de un voto pensado 100% desde la mirada localista.
Otro factor de nerviosismo: la participación. La tendencia fue a la baja desde que se abrió el calendario electoral argentino, casualmente también en la provincia, con la elección municipal de Roca. El pronóstico del tiempo, con un clima inestable y la nevada más importante del año esta semana, tampoco ayudó a configurar el escenario cómodo que proyectaba el oficialismo para estas horas.
La estrategia sí, las consecuencias no
Ahora bien, el resultado de las elecciones municipales de Bariloche indicará si la transición en el gobierno provincial es más o menos compleja, pero siempre partiendo desde una base de tensión, producto del abismo político abierto entre Weretilneck y la gobernadora, Arabela Carreras.
Esta semana se conocieron finalmente las estadísticas sobre robos y hurtos en la provincia, con un registro del Poder Judicial que habla de un crecimiento anual del 15% desde el 2021.
Los datos validan la postura pública del gobernador electo, que desde marzo nunca dejó de ubicar en el Ministerio de Seguridad la nota más baja en su calificación sobre la gestión actual.
Sin embargo, esos números -que seguramente ya estaban en su poder- también habilitan otra mirada sobre el rol del senador, que se mantiene firme en su idea de no intervenir en decisiones de gobierno hasta no tener el poder institucional de nuevo en sus manos.
Desde el momento que ideó, a fines del 2018, la estrategia de adelantar el máximo posible las elecciones del 2019, con repetida efectividad en este 2023, Weretilneck no puede desentenderse de los problemas derivados de ese enorme lapso temporal que existe entre el voto y la jura.
El esquema que lo benefició -legal, por cierto- conlleva la responsabilidad de asumir los efectos de ese período, porque es innegable que desde hace varias semanas el gobierno funciona en una especie piloto automático.
Existe incluso un elemento coyuntural que agrava el escenario: ¿Quién podría reprochar a los ministros que ya fueron elegidos legisladores o que ya saben que van a ser reemplazados, por su menor contracción laboral, cuando el despacho más importante de Casa de Gobierno pasa más tiempo vacío que ocupado a raíz del proceso electoral barilochense?
La situación tal vez merecía otro nivel de intervención, aun sin atropellar límites institucionales.
Al fin y al cabo, nadie podría alegar que Weretilneck no sabe cómo moverse detrás de un telón, para que los actos se desarrollen de acuerdo con sus pretensiones sin mostrarse en el escenario.
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