Ser estudiante en contexto de reformas
Debemos ser parte de las decisiones que se toman desde el poder, atendiendo a los cambios en materia de formación académica y resoluciones de modificación curricular.

«La educación está en crisis« parece ser la premisa elegida en cualquier ámbito para englobar las fallas de un sistema que nos tiene a las y los alumnos en el último lugar de la fila. En una dinámica donde las medidas de paro docente son moneda corriente ante gobiernos que reformulan y recortan, el estudiantado atraviesa esta situación de diferentes maneras, dependiendo de su trayectoria, rendimiento y realidad social.

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Estudiar para ser docente conlleva el peso del estigma impuesto por medios de comunicación, funcionarios y políticos, cuyo impacto es que la sociedad desacredite la importancia de la lucha docente ante salarios que no alcanzan para el día a día y escuelas que se caen a pedazos.
En los fundamentos para la revisión de los lineamientos curriculares nacionales de la Resolución 476/2024, se indica que la calidad de los sistemas educativos es directamente proporcional a la calidad formativa de los docentes, pero sabemos que no es así, el sistema educativo tiene otras aristas influyentes que dependen de las determinaciones tomadas por ministerios y direcciones. En este sentido, se plantea la necesidad de una formación docente que responda a los desafíos actuales, promoviendo un modelo educativo arraigado en la comunidad y atento a sus demandas, pero… el funcionamiento de un sistema tan importante y vital cómo el educativo ¿sólo depende de nuestra formación?
El Instituto de Formación Docente Continua (IFDC) Fiske Menuko es una institución con un edificio nuevo, inaugurado hace siete años. Sin embargo, esto no nos exime de experimentar una disminución progresiva en la cantidad de inscriptos por año, tanto en el Profesorado de Educación Primaria como en los Profesorados de Educación Secundaria (Matemática, Química y Física). Creemos que esto se debe a un ataque sistemático a la figura docente: si desde los hogares, los padres, madres y referentes familiares desacreditan la labor docente, y si desde los gobiernos no se logran acuerdos con los gremios que representan al cuerpo docente, entonces las y los estudiantes egresados de la secundaria no consideran a las instituciones formadoras de docentes como una opción dentro de la oferta académica.
Otro factor que incide en esta problemática es la falta de un boleto educativo gratuito, lo que hace que el traslado en transporte público al IFDC represente un costo elevado para las familias y una carga de tiempo para cada estudiante. Por ejemplo, el viaje en transporte de la Cooperativa 1º de Septiembre desde el barrio Stefenelli hasta el Instituto tiene un valor diario (ida y vuelta) de $2.700, lo que equivale a $13.500 por semana y $270.000 por mes.
Una solución posible es la implementación de formatos digitales y clases virtuales. La Resolución 476/2024 plantea la posibilidad de incluir educación híbrida, con hasta un 50% de actividades a distancia en la formación docente inicial. Escrito así, con exactitud y porcentajes, puede parecer una propuesta adecuada, dado que en la era digital es importante incorporar herramientas tecnológicas en la enseñanza. Sin embargo, más allá del uso de la tecnología, es fundamental que la formación docente garantice que la virtualidad no se convierta en un obstáculo para el aprendizaje significativo ni para el trabajo conjunto. Es necesario asegurar que las experiencias educativas a distancia favorezcan la interacción y la construcción colectiva del conocimiento, evitando que la distancia se transforme en una limitación para la enseñanza y el desarrollo profesional. Habitar un espacio físico junto a otrxs compañerxs genera sentido de pertenencia y comunidad, aspectos claves en una época en la que el individualismo parece imponerse como hegemonía política, social y cultural.
Como estudiantes militantes que somos, tenemos que ser parte de las decisiones que se toman desde las esferas del poder, atendiendo a los cambios en materia de formación académica y resoluciones de modificación curricular. Sabemos que, en la historia de la educación argentina, desde Sarmiento hasta Pettovello, el poder de turno no podría avanzar en medidas de recorte y ajuste, si unidos y con argumentación discutimos los modelos que entran en disputa; no queremos una educación mercantilista, de reproducción, que tenga de blanco fácil al maestro o al alumno. Queremos pensamiento crítico, producción de conocimiento, creatividad y un Estado nacional y provincial presente, que tenga como prioridad brindar los recursos para posibilitar las «multialfabetizaciones contextualizadas» en un Siglo XXI digitalizado y de notable descontrol de información.

"La educación está en crisis" parece ser la premisa elegida en cualquier ámbito para englobar las fallas de un sistema que nos tiene a las y los alumnos en el último lugar de la fila. En una dinámica donde las medidas de paro docente son moneda corriente ante gobiernos que reformulan y recortan, el estudiantado atraviesa esta situación de diferentes maneras, dependiendo de su trayectoria, rendimiento y realidad social.
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