Río Negro, ¡neuquinízate! “Ma non troppo”

La riqueza de Vaca Muerta necesita del mar y de los ríos, porque el futuro de los tiempos por venir será en torno al recurso hídrico.

La bendita geografía del Norte de la Patagonia desafía otra vez a la política. Y una vez más, la determina.

Así fue cuando la España Borbónica dispuso poblar las desiertas costas patagónicas. Francisco de Viedma, y especialmente Basilio Villarino incorporaron estas tierras a los mapas españoles alejando el peligro de una invasión de Inglaterra. Vendrían luego las campañas militares de Rosas y Roca. El ferrocarril las conectaría al centro del país. Ahora el petróleo y más exactamente el espectacular recurso de Vaca Muerta transforman para bien el presente y lo proyectan hacia el futuro.

Me permito afirmar, para el debate, que me parece más importante ser gobernador de Neuquén que de la provincia de Buenos Aires. Basta mirar el presupuesto neuquino en relación con sus habitantes, con cuatro décadas de prosperidad sostenida en el horizonte. Añelo, en el corazón de esta riqueza, proyecta más de ciento cincuenta mil habitantes cuando unos años atrás era un villorio. Por su lado Buenos Aires es un país en si misma, riquísima y desarrollada. Pero así de grandes son sus problemas: su déficit crónico, su inabordable conurbano con sus desigualdades, violencia e inseguridad. ¿Qué se le recomendaría a un hijo: radicarse en Buenos Aires o en Neuquén?

Pero el petróleo y el gas son una fotografía en la evolución. La vida, desde la génesis hasta el final gira en torno al agua. El agua es la película.

Ante la encrucijada Río Negro debe darse una estrategia de mediano y largo plazo. Primero porque en sus entrañas esta casi un tercio de Vaca Muerta, que es patrimonio del Norte de la Patagonia, y no solamente de Neuquén como la comunicación ha instalado.

El camino es complementar estas realidades: la riqueza de Vaca Muerta necesita del mar y de los ríos porque el futuro de los tiempos por venir será en torno al recurso hídrico.

Debemos volver la mirada a 1782, cuando tomamos conciencia del potencial de los ríos Neuquén, Limay y Negro.

El debate debe comprender trazado de rutas, gasoductos, oleoductos, aeropuertos, políticas ambientales, turísticas y calidad de vida. Debe primar el equilibrio y la complementación entre las dos provincias, procurando el objetivo ideal de instituciones y organismos compartidos. Consolidar un frente común frente a gobiernos nacionales refractarios a estas problemáticas que desconocen porque el botín electoral del conurbano los enceguece.

Como resumen, vamos bien, sobre todo por legado de la geografía y la naturaleza. Pero la política debe apresurarse a colocar la carta que falta, no tentarse con el letargo de la prosperidad presente. Río Negro debe estar atento y despertar En otras palabras, ¡Neuquinízate! Pero no demasiado. (Ma non troppo).

(*) Exgobernador de Río Negro.


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