Regalías solidarias y neuquinos pobres

Federico Aringoli

Editor responsable. Nació en 1982 en General Roca, Río Negro. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional del Comahue (UNCo). Realizó tareas de investigación académica entre 2005 y 2007 como becario de la UNCo. Luego se formó en periodismo digital. En RÍO NEGRO fue editor de la sección Energía (2017-2018), jefe de la agencia Neuquén (2018-2022) y Prosecretario de Redacción (2020-2022). Reside actualmente en Neuquén capital. En Diario RÍO NEGRO desde 2005.

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Neuquén sufre el Lado B de las industrias extractivistas que arrasan con sueldos muy elevados para sus trabajadores que marcan la pauta de precios.


Esta semana se conocieron cifras desopilantes: Neuquén perdió por la brecha entre el precio local y el internacional del barril de petróleo, la friolera de 12.800 millones de pesos en solo 8 meses. El ciudadano neuquino puede alegar hartazgo ante tanta cifra y unidades de medidas que se introdujeron en los últimos años, como parte de la estrategia para conseguir la licencia social que necesitaba Vaca Muerta. De qué otra forma se podría explicar mejor la promesa de un futuro plagado de abundancia.

La pregunta que se habilita es, ¿Qué de lo que prometían esos números se concretó?.

Para arrancar, como publicó este medio, puede decirse que las pérdidas inmediatas por regalías que generó el “barril criollo” permitirían hacer dos hospitales Norpatagónico, como el que recién están en proceso de licitación. Los números abruman, pero hay una idea instalada que no necesita de puntos o medidas, la ciudadanía descree que la falta de obras y mejoras sociales estén atados a los ingresos. Traducido: creen que aún con más fondos, tampoco el gobierno los hubiese destinado a una mejor calidad de vida.

Por el contrario, Neuquén sufre el Lado B de las industrias extractivistas que arrasan con sueldos muy elevados para sus trabajadores y que marcan la pauta de precios.

El “barril criollo” que nació a la inversa, para mejorar el precio local cuando el internacional estaba desplomado, hoy funciona como una aspiradora para las cuentas neuquinas. El mecanismo no tiene la culpa, pero terminó siendo una herramienta demasiado rudimentaria, que nunca se revisó.

En la industria advierten sobre lo que pasa en Estados Unidos sobre los actuales valores de los surtidores (casi dos dólares el litro) y un mercado totalmente liberado, sin embargo, nada dicen respecto a que, vía la invasión de Rusia a Ucrania y las sanciones impuestas, el gigante del norte se convirtió en el principal exportador de GNL con un precio cercano a los 50 dólares y un valor en boca de pozo de unos 5 dólares.

La fijación de precios es una facultad del gobierno nacional y desde la reestatización de YPF todos los gobiernos han utilizado el 51% de la compañía para administrar el precio de los combustibles y fundamentalmente intentar contener, en parte, la inflación.


¿Es una cuestión de solidaridad con el país o de capacidad e ingenio para discutir sobre el futuro de los neuquinos?


Neuquén termina siendo el gran actor solidario. Ya lo hizo cuando Mauricio Macri congeló los combustibles en 2019, aunque aquella vez llevó el reclamo ante la Corte Suprema, pero nunca más lo avanzó: fue por 1.800 millones de pesos. Épocas de vacas gordas.

Ahora bien, qué entenderá el MPN por abundancia. Sobre todo cuando esta industria juega en tiempo de descuento.

Precios internacionales altos, aumento de la producción o liquidación de regalías por encima de las presupuestadas. Nada de eso habilita a esta suerte de displicencia en la administración de la riqueza de los neuquinos, que hasta no hace mucho buscaba financiamiento internacional para gastos corrientes.

Los 12.800 millones de pesos que no recibieron las cuentas neuquinas podrían duplicarse en apenas un par de meses por las actuales cotizaciones. Y la pregunta seguirá siendo la misma cuando los precios vuelvan a desplomarse, porque en el Fondo Anticíclico que debutó con 385 millones de pesos, no parece estar toda la respuesta.

En 2021 el gobierno de Omar Gutiérrez destinó al “subsidio social transitorio”, para 15.400 beneficiarios, 750 millones de pesos, 17 veces menos que lo no reclamado. Pero también podría haber duplicado los 5.000 millones que, a través del BPN, entregó en créditos blandos a las empresas locales o cubrir tres veces el déficit del ISSN; podría haber multiplicado por 58 la asistencia a los productores de fruta o; se podría hacer dos veces la obra de agua que necesita Neuquén capital para dejar de padecer la turbidez del Limay cuando llueve.

El último registro del Indec sobre pobreza dijo que Neuquén contaba con un 40% de su población por debajo de esa línea. Es al espíritu federal que la riqueza y la renta petrolera debe atender con solidaridad, es cierto, pero cómo hacerlo antes de resolver los problemas propios. Resulta difícil de comprender cómo pasa por el costado de oficialismo y oposición. Quizá la madeja de números ya mareó más que al ciudadano de a pie.


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