Pensamiento humano vs. el pensar de las máquinas
*Vanesa Ruiz
Llegué a la casa de mi amiga. Desde la puerta pude sentir el olor a tostadas y café con leche con el que me esperaba…sin querer, inconscientemente, cerré los ojos y vino a mi mente esa escena en que mis papás junto con mi hermano merendábamos los sábados a la tarde o algún domingo en especial, que también estaba invitada mi abuela…Y así, sin más, y tan sólo en fracción de segundos, recordé su exquisita torta ochenta golpes. Vinieron a continuación a mi memoria los ricos almuerzos tradicionales que cocinaba para agasajarnos a mi hermano y a mí (“pastel de papas, tortilla, esa pizza gordita con mucho queso derretido y que rebalsaba por sus costado”). Insisto, fueron sólo fracción de segundos, las imágenes pasaron y las emociones afloraron. Cuando abrió la puerta mi amiga, mi sonrisa era enorme, la nostalgia me invadía. Charlamos, compartimos el momento, pero luego, al cerrar su puerta para partir decidí visitar a mi otra abuela, aquella que aún me queda, de 86 años de edad.
A quien recordé en realidad ya no está en este plano terrenal, pero con esos aromas resignificaron el aquí y ahora. Tomé una decisión imprevista y poco racional, ya era tarde, debía manejar dos horas a la ida y otras dos para la vuelta, por nuestra desvencijada ruta 22, seguramente de noche para llegar casa, pero valía la pena vivirlo y no quedarme después, como hoy, con “un podría ser” u “otro recuerdo añorado”.
El rol de las emociones
¿Qué quiero compartirles con esto? La diferencia del pensamiento humano, respecto al pensamiento de las máquinas, aun aquellas con la incorporación de la última tecnología, e incluso con I.A. Los humanos estamos profundamente influenciados por nuestras emociones y recuerdos. Algo tan simple como oler el aroma de una comida familiar puede llevarnos a recordar momentos importantes y tomar decisiones en función de eso.
Las máquinas carecen de esta influencia emocional; sus decisiones son siempre frías y basadas en datos.
Nosotros, los humanos, tenemos un pensamiento simbólico, basado en experiencia, sensaciones, vivencias y sentimientos. Nos lleva a tomar decisiones hasta “irracionales o ineficientes” pero, aun así, a veces ser más felices o generar cierto placer instantáneo, temporal o perdurable en el tiempo.
El pensamiento es la capacidad que tenemos los seres humanos para procesar información, reflexionar sobre nuestras experiencias, tomar decisiones y crear ideas. Involucra no solo la lógica, sino también las emociones, los recuerdos y el contexto en el que vivimos. El pensamiento humano está lleno de matices, es consciente, emocional y está influido por nuestra cultura y experiencias sensoriales.
Diferentes pensamientos
Por otro lado, las máquinas, como las inteligencias artificiales, no “piensan” como los humanos. Siguen algoritmos, que son secuencias de instrucciones programadas para resolver problemas o realizar tareas. No tienen emociones, no pueden recordar ni anticipar de la misma manera que lo hace un ser humano. Todo su funcionamiento se basa en datos y reglas, sin experimentar el mundo que las rodea.
He trabajado con martilleros y corredores, y ellos lo saben claramente, al elegir una casa nueva, un ser humano puede decidir en función de lo que le recuerda su infancia, el barrio, los olores, o la cercanía a lugares queridos, hasta las fotos que han colocado para su visita, flores o detalles (recomiendan que no se visite una casa vacía, la importancia de conocer al cliente, sus gustos, preferencias, vivencias, su historia).
En cambio, una máquina, elegiría en base a factores como precio, distancia o acceso a servicios, sin considerar ningún tipo de conexión emocional.
Por ello, cuando nos digan que una maquina “piensa” ¿deberíamos reflexionar que es pensar? Porque sin dudas nosotros pensamos, pero si el verbo nos abarca a ambos, definitivamente no lo hacemos del mismo modo y emularnos no es tan sencillo.
Tal vez si, manipularnos e incidir en nuestros pensamientos, conociendo la forma en que lo hacemos, al basarse en algoritmos predictivos.
Pero ello no es lo mismo “que pensar igual”.
Pensar significa sentir, recordar, y experimentar. Las decisiones humanas son ricas en emociones, memoria y sentido, las máquinas, aunque avanzadas, no pueden captar la complejidad de lo que significa ser humano.
El pensamiento humano es flexible, contextual y emocional, mientras que las máquinas procesan información de forma secuencial y sin consciencia. La importancia es mantener esta última, en nosotros, para diferenciarnos.
*Directora del Instituto de Derecho e I.A del Colegio de Abogados y Procuradores de Neuquén.
Comentarios