Peña, ¿independiente o títere? es la gran duda en Paraguay

Débora Rey/AP


Los analistas se preguntan cuál será el margen de maniobra de Peña, el presidente más joven desde el retorno a la democracia con 44 años, frente a la influencia de su padrino político Cartes.


Tras el aluvión de votos que ratificaron la hegemonía del partido Colorado, Paraguay debate en estos días si el presidente electo Santiago Peña gobernará con autonomía o será un simple delegado del todopoderoso exmandatario Horacio Cartes, señalado por corrupción, una posición que podría condicionar la relación con Estados Unidos y con su propio espacio político.

En un resultado que sorprendió por su contundencia, no anticipado ni por encuestas ni analistas, el economista Peña se impuso el domingo en las elecciones generales con 42,74% de los votos contra 27,48% del postulante opositor Efraín Alegre, de la Concertación para un Nuevo Paraguay.

Los colorados ratificaron su hegemonía en el poder por otros cinco años, manteniéndose como el partido gobernante más longevo de Sudamérica. Además de la presidencia, ganaron la mayoría de los escaños del Congreso, al que presidirán en sus dos cámaras, y 15 de las 17 gobernaciones en disputa.

La corrupción enquistada en las estructuras del Estado, con una burocracia que prácticamente no se ha renovado en siete décadas; las deficiencias en los sistemas públicos de salud y educación; y la inseguridad, que están al tope en cuanto a quejas de los paraguayos, no alcanzaron para debilitar al Partido Colorado y a su poderosa maquinaria electoral clientelista, con más de la mitad del padrón de votantes afiliados a ese partido y con recursos para apoyar a sus candidatos.

“Yo voté por la lista uno (de Peña) porque vengo de padres colorados. Me crié con esa doctrina”, dijo a AP Beatriz Candia, una trabajadora municipal que paseaba en el centro de Asunción en el feriado del Día del Trabajador.

“Tengo mucha esperanza en Santiago Peña, es pro vida y pro familia que son pilares fundamentales para nuestra sociedad y las generaciones venideras”, acotó.

En contraste, Jorge Fernández, el dueño de un puesto en el popular mercado 4 de Asunción, sostuvo que “estoy frustrado. Vamos a seguir igual, ya sabemos quién maneja el país, quién es el patrón”.

Para el economista César Barreto, exministro de Hacienda, el contundente triunfo de Peña también se explica por la economía y la oposición dividida.

“La economía ha venido funcionado relativamente bien durante dos décadas. La estabilidad y la inflación no son lo que más preocupan a los paraguayos. Ayuda a hacerse la pregunta de para qué cambiar”, opinó el experto.

Agregó que “la división de la oposición fue muy relevante y el gran mérito del partido Colorado fue mantenerse unido” tras las primarias calientes que consagraron a Peña como su candidato en diciembre pasado.

¿Mentor o controlador?


Los analistas se preguntan ahora cuál será el margen de maniobra de Peña, el presidente más joven desde el retorno a la democracia con 44 años, frente a la influencia de su padrino político Cartes , el magnate paraguayo y expresidente (2013-2018) que en la antesala de la elección fue acusado por Estados Unidos de persona “considerablemente corrupta”.

“No va a poder gobernar sin Cartes; sin su mentor no va a tener capacidad para gobernar”, opinó la historiadora y analista Milda Rivarola, de la Academia de Historia paraguaya. “El problema es que al mismo tiempo Cartes tiene esa espada de Damocles encima: si lo van a extraditar o no”.

Estados Unidos, que considera a Paraguay un aliado estratégico en Sudamérica, acusó formalmente a Cartes por “actos de corrupción antes, durante y después de su mandato”. También denunció que cobró sobornos de Hezbollah, considerada una organización terrorista.

En represalia, el gobierno estadounidense congeló los activos de Cartes y sus empresas y le impidió operar en su sistema financiero. Cartes, dueño de un conglomerado de empresas que van del tabaco, a la ganadería y grandes medios de comunicación, niega los cargos.

En víspera de la elección, Peña dijo que una eventual extradición no depende de él sino de la justicia paraguaya, pero desacreditó las acusaciones .

“Un gobierno incómodo”, sentenció el consultor político Sebastián Acha. “Va a tener que sentarse a negociar con Estados Unidos temas de agenda, pero vamos a tener un presidente de la República que no va a poder mostrarse libremente con el presidente del partido (Cartes) y que ante el primer palito que pise puede ser objeto de juicio político”.

El partido Colorado ganó 23 bancas del Senado sobre 45 y 48 de 80 en Diputados.

Varios desafíos


Peña, un economista formado en Estados Unidos y que trabajó para el Fondo Monetario Internacional (FMI), tiene por delante una ardua tarea en varios frentes. Conseguir recursos para un Estado deficitario con una de las tasas impositivas más bajas de la región, atender una pobreza del 24% y la negociación con Brasil por un nuevo tratado en la represa de Itaipú, vital para el precio de la energía en Paraguay.

Además, tendrá que probar ante los productores de soja y ganado cómo hará para mantener la alianza con Taiwán y, como prometió en campaña, abrirse al mercado de China, lo cual a priori parece imposible puesto que Beijing exige a sus socios, salvo excepciones, no tener vínculos diplomáticos con la isla autogobernada.

“Va a depender de que Horacio Cartes le dé espacio de libertad suficiente para que Peña pueda formar su gobierno y hacer acuerdos, en la media que no le ponga condicionantes es posible que Peña haga un buen gobierno”, concluyó Barreto.


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Tras el aluvión de votos que ratificaron la hegemonía del partido Colorado, Paraguay debate en estos días si el presidente electo Santiago Peña gobernará con autonomía o será un simple delegado del todopoderoso exmandatario Horacio Cartes, señalado por corrupción, una posición que podría condicionar la relación con Estados Unidos y con su propio espacio político.

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