Otra historia sobre el origen de la cultura
Siempre el Paraíso es una tierra sin jefes ni coerciones. Un sueño hermoso que nadie nunca vio y que cuando se quiso hacer realidad, durante el comunismo soviético, terminó en pesadilla.
A fines del siglo XVIII el conservador Edmund Burke dijo una de esas frases por las que ha quedado en la historia de las citas literarias: “Dios se ha prohibido cambiar el rumbo del tiempo y no puede modificar el pasado. Pero los historiadores sí se atreven a cambiar constantemente el pasado”. La ironía de Burke se debía a los enfrentamientos historiográficos de su época al evaluar las causas de la Revolución Francesa, que por entonces estaba aun en pleno desarrollo (Burke murió en 1797). Ahora se ha editado un libro que está provocando encarnizados debates históricos en EE.UU. y Europa ya que se opone no solo a toda la bibliografía existente sobre el surgimiento del Neolítico, sino que confronta con los grandes best-sellers de la actualidad: Yuval Noah Harari, Steven Pinker o Francis Fukuyama. El nuevo libro en cuestión se titula “El amanecer de todo: una nueva historia de la humanidad” (Editorial Ariel) y fue escrito por David Graeber y David Wengrow.
El abrazo de Maipú
Tras leer las 848 páginas de este libro lo primero que se observa es que los autores disponen de una cantidad de bibliografía que es poco o nada conocida (ya que gran parte de sus referencias no son citadas en casi ningún otro texto).
Llama la atención que tan pocos antropólogos (la mayoría de los datos son antropológicos y arqueológicos ya que se refieren a una época en la que no hay documentos escritos, pues es anterior a la invención de la escritura) se hayan preocupado por analizar y evaluar los mismos documentos que Graerber y Wengrow consideran esenciales para entender esta “otra historia”.
En las entrevistas que ha brindado Wengrow (ya que Graeber murió en 2020, pocos días luego de finalizada la escritura de este libro), cuando se lo interroga sobre por qué cree que nadie usó antes esos datos y evidencias, el autor dice que es parte de la ceguera académica ante datos que desmienten lo que sostiene la mayoría.
¿Cuál es la nueva versión del amanecer de la humanidad? Así comienza este largo libro: “La mayoría de la historia de la humanidad se ha perdido de manera irremediable para nosotros. Nuestra especie, Homo sapiens, existe desde hace 200.000 años, pero no tenemos ni idea de lo que ha sucedido durante la mayor parte de ese tiempo. Por ejemplo, en el norte de España, en las cuevas de Altamira, se crearon pinturas y grabados rupestres a lo largo de un periodo de, al menos, 10.000 años, en torno al 25000 y 15000 a. C. Es de suponer que se dieron numerosos acontecimientos drásticos en ese periodo y, aun así, no tenemos manera de conocer la mayoría de ellos.”
Los autores reconocen que tenemos menos que poca evidencia de la época sobre la que ellos van a escribir, pero el libro es una larga especulación sobre un pasaje del paleolítico al neolítico completamente distinto de lo que afirman todos los demás libros, y este “nuevo amanecer” o “la otra historia” se basa en evidencia dispersa y casi siempre circunstancial.
Otro desarrollo
El núcleo narrativo y argumentativo del libro de Graerber y Wengrow es que hubo muchas comunidades humanas distintas con desarrollos muy disímiles y que la historia que se cuenta de los orígenes de la civilización solo privilegia algunos (los primeros imperios) y que a partir de esa toma de posición se construyó una forma de ver el desarrollo de la humanidad sometido a una serie de imperativos (división del trabajo, eficiencia económica, sometimiento de los débiles, empoderamiento de los jefes, etc) que son falsos o que podrían haber sido distintos.
Justamente esta es la propuesta de los autores: podríamos haber tenido otro desarrollo humano, y ya que no lo tuvimos (o que lo tuvimos, pero lo perdimos y hasta este libro lo ignorábamos) hagámoslo ahora y construyamos un mundo anarcocomunista: sin jefes, sin eficiencia y sin mandatos que nos esclavizan.
Según Graeber y Wengrow esa sociedad no jerárquica ni basada en la eficiencia productiva ya sucedió muchas veces en los orígenes humanos (tanto en ciudades prehistóricas de Ucrania como en las culturas americanas precolombinas), pero la maldad de los imperios que tenían jefes y apostaban a la eficiencia destruyeron esos proyectos anarcocomunistas primitivos; y nos hicieron olvidar ese pasado glorioso.
Ya en Hesíodo se habla de que el Paraíso estuvo en el pasado (lo llama “La Edad de Oro”) y no en el futuro como supone la lógica capitalista del desarrollo continuo.
Siempre el Paraíso es una tierra sin jefes ni coerciones. Un sueño hermoso que nadie nunca vio y que cuando se quiso hacer realidad, durante el comunismo soviético, terminó en pesadilla. Ahora ese cuento viene bajo la forma de un libro de antropología histórica, pero no es menos ficcional que los relatos míticos de otras épocas.
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