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Morir jugando al fútbol: ¿se hacen esfuerzos para evitarlo?

Marcelo Antonio Angriman *

Las dos muertes en siete días en el marco de torneos amateurs de fútbol regional, han puesto en el tapete el tema del cuidado de quienes practican fútbol como aficionados.


El primero de los hechos sucedió en la Finca La Nonnina de Cipolletti, dentro del Torneo Don Pedro cuando, según se informó, un futbolista se golpeó la cabeza con la rodilla del rival.
A la semana siguiente falleció otro jugador de la categoría de más de 45 años, apenas terminado un partido correspondiente a la “Superliga” en el predio de Camioneros de la misma Ciudad.


En dicho contexto, es frecuente observar en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén la participación de gran cantidad de equipos de fútbol en certámenes competitivos que se disputan durante los fines de semana o feriados.


No es ánimo de la presente -ni correspondería- ahondar en materia de responsabilidades, sino vislumbrar cómo se podría mejorar en el deber de prevención (Art. 1710 CCYC).


En tal sentido algunos de los aspectos a atender serían:
1- Exigencia de ficha médica: Resulta recurrente que buena parte de los integrantes de estos grupos solo tienen al partido como única actividad física semanal, pero han sido deportistas “sistemáticos” en algún otro momento de sus vidas.


Ello lleva, en muchos casos, a un desfasaje entre lo que ordena el cerebro y la respuesta actual que el cuerpo está en condiciones de brindar. Razón por la cual la resolución de gestos en el ámbito témporo espacial, la pérdida de timing, la fricción y con ello la aparición de lesiones musculares resulta altamente factible. Si a lo expuesto se suma el exceso de peso u obesidad -declarada como epidemia previa a la pandemia del SARS COV2- el resultado de la ecuación difícilmente resulte positivo.


En tal orden el medico cardiólogo Demetrio Thalasselis recomienda: a) una evaluación post Covid para todos los pacientes que sufrieron dicha enfermedad, con un regreso progresivo, observando y comunicando a los profesionales la aparición de síntomas. b) una evaluación cardiológica para toda persona que inicia o reinicia actividad física y sea mayor de 35 años, haya sufrido o no Covid-19.


Por su parte el Dr. Néstor Lentini, Jefe Médico del Cenard, señaló que los chequeos médicos deben ser realizados de acuerdo con la edad y la actividad a realizar y que las personas menores de 30 años deben hacerse un ECG y ecocardiodoopler y los de más de 30 años un eco stress, ergometría y chequeo bioquímico.


A esta altura y a tenor de los diferentes hechos ocurridos en la zona, debiera existir una ficha médica -no un simple certificado- específicamente creada y adaptada para este tipo de actividades, exigible por Ordenanza municipal.


2- Necesidad de mayor cantidad de estímulos semanales: también es recomendado por la OMS la realización de por lo menos 150 minutos de actividad física semanal, ya que mediante dicha práctica disminuye la incidencia de enfermedades cardiovasculares, reduce el riesgo de síndrome metabólico, desciende la incidencia de obesidad y diabetes tipo B, achica la pérdida mineral ósea, previene el riesgo de fracturas, favorece el mantenimiento muscular y mejora la funcionalidad física, aminorando el riesgo de caídas, reforzando el sistema inmune y protegiendo frente a la osteoartritis.


No alcanza con un solo estímulo semanal para poder participar saludablemente de un juego, mucho menos si se persigue una pretensión competitiva, por lo que resulta imperioso generar espacios aeróbicos (trote, caminata, natación, bicicleta u otras prácticas deportivas), de ejercicios de fuerza localizados y flexibilidad, por lo menos tres veces por semana.


3- Bajar los decibeles competitivos: siendo que las particularidades de los participantes de estos torneos son las aludidas, darle a este tipo de certámenes un tinte manifiestamente competitivo aparece contraproducente a los fines salutíferos. Canchas, arbitrajes, tablas, camisetas, delegados, para equipos que -salvo honrosas excepciones- no entrenan debidamente, es hacer de la realidad un espejismo. Hacer de estos encuentros un ámbito de disputa que tenga como referencia al fútbol profesional, genera en muchos casos una disociación entre la imagen mental del deportista y su realidad física, que luego se paga con lesiones difíciles de sortear. Repensar un criterio donde lo recreativo sea prioritario -salvo que exista la preparación física correspondiente- es un camino a deconstruir.


4- Conservar hábitos saludables: adicionar a lo sugerido una buena alimentación, eliminación o disminución de la ingesta de alcohol y horas suficientes de descanso, serán siempre aliados importantes a la hora de prevenir daños.


Es factible que en los casos referidos al inicio, la fortuidad haya sido un factor preponderante, más en la medida que se pueda evitar un solo hecho luctuoso, la asunción de este tipo de conductas serán siempre bienvenidas.


Es tiempo de que deportistas, organizadores y autoridades públicas tomen debida nota de ello.

*Abogado. Profesor de Educación Física. Docente universitario. angrimanmarcelo@gmail.com


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