Malvinas: palabras, palabras, sólo palabras
Omar Lehner*
Pensamos que hay que cambiar el modo de relación, considerar a ese país como una nación hostil a la Argentina. Y actuar en consecuencia.
El domingo se cumplieron 41 años de la recuperación transitoria de nuestras Islas Malvinas. 2022, año de las cuatro décadas de aquel acontecimiento generó innumerables demostraciones del espíritu malvinense que se sostiene en la mayoría de nuestro pueblo.
Homenajes, recuerdos, reafirmación de nuestros derechos y de la voluntad de recuperar este archipiélago, de no olvidar la causa nacional.
Fueron palabras, tan solo palabras. No todas las palabras son en vano. ¿Cómo no valorar las magníficas exposiciones de los Combatientes en el Parlamento Patagónico en Santa Cruz?
Allí se expuso el verdadero valor y sentido de Malvinas: la Soberanía, los recursos, la defensa continental, el acceso bioceánico, la proyección antártica.
¿Cómo negar la importancia de que Río Negro haya dispuesto que en todos los niveles de la enseñanza se trate la cuestión Malvinas?
Así se permitirá que las nuevas generaciones conozcan los hechos históricos y nuestros derechos para que la causa Malvinas se sostenga en el tiempo.
Se dijo en el Parlamento (donde se parla). Palabras.
Se hablará en los establecimientos de educación. Palabras.
El 2 de mayo de 2022, con la firma de 35 ciudadanos y ciudadanas de Río Negro le enviamos una nota la Senadora Silvina García Larraburu y a los Senadores Martin Doñate y Alberto Weretilneck para que formularan algunas consideraciones en ocasión de la presencia del Canciller Santiago Cafiero en el Senado, que iba a exponer sobre relaciones internacionales, incluyendo el tema Malvinas.
No recibimos ninguna respuesta a esa nota. Quienes representan a Río Negro en el Senado no concurrieron a la reunión con el Canciller, de modo que nada de lo que propusimos pudieron plantear.
Decíamos en esa nota que en las recordaciones del 40° Aniversario nada se había dicho de cuál será la relación de nuestro país con el Reino Unido de Gran Bretaña.
Que la causa Malvinas no es izar la bandera y cantar el himno en Puerto Argentino para recuperar dos islas, es soberanía nacional sobre los 1.639.900 km2. que Inglaterra ocupa, usurpa, a nuestro país, no solo los poco menos de 12.000 km2. de Gran Malvina y Soledad,
Es la proyección sobre el continente antártico, el dominio de las aguas correspondientes, el punto estratégico de la navegación entre el Atlántico y el Pacífico, el control de la pesca en el Atlántico Sur, importantes recursos en petróleo, gas, minerales.
Concluíamos que, definida Gran Bretaña como usurpadora, enemiga, amenaza y responsable de crímenes de guerra como el hundimiento del ARA Gral. Belgrano, no se justifica mantener con esa potencia una relación diplomática, económica y en otras áreas tal como la que podemos tener con países con los que no tenemos hipótesis de conflictos. No es lógico tener con Inglaterra el mismo trato que con Uruguay, Italia, Dinamarca o Camerún.
Pensamos que hay que cambiar el modo de relación, considerar a ese país como una nación hostil a la Argentina. Hay ejemplos vigentes de cómo han reaccionado las potencias de Occidente ante la invasión de Rusia a Ucrania. Sanciones de todo tipo, cierre de empresas, embargo de cuentas, retiro de aviones arrendados, exclusión de sus deportistas.
No sería tan grave como eso que nuestro país adopte con el invasor inglés algunas medidas:
• Retirar el personal diplomático con sede en Londres y expulsar a los diplomáticos británicos de Buenos Aires.
• Confiscar bancos y empresas de sociedades inglesas hasta que se resuelva el tema de la soberanía.
• Sacarle las propiedades a Lewis y a otros de sus connacionales potentados.
• No permitir el ingreso a nuestros puertos ni navegar en nuestras aguas a naves británicas ni sobrevolar nuestro espacio aéreo a aeronaves con matrícula inglesa.
• No importar nada de Inglaterra ni exportar nada hacia ese país.
Expresamos que estas medidas requieren el análisis de sus consecuencias y la seguridad de que todo sea legal.
Valoramos la presentación de la Inspección General de Justicia para declarar la nulidad de la sociedad Hidden Lake S.A. de Joseph Lewis por las irregularidades de su constitución y la adquisición ilegal de la estancia Lago Escondido, lamentablemente rechazada por un juez en dos oportunidades.
Creemos que en ese sentido los organismos de control: AFI, AFIP, Secretaría de Trabajo y otros debieran inspeccionar sin pausa a todas las empresas inglesas para verificar el cumplimiento de sus obligaciones.
En mérito a todo lo expuesto solicitamos a nuestros representantes en el Senado que preguntaran al canciller Santiago Cafiero si estas propuestas se estaban analizando, si les parecen viables, qué forma de relación se espera mantener con Inglaterra habida cuenta del fracaso de los vínculos diplomáticos, económicos y en otras áreas que no son compatibles con el estado de conflicto y la permanente negativa de ese país a tratar sobre los derechos que tiene la Argentina sobre las Islas Malvinas, los mares y demás territorios que usurpa con un estatus colonial que ha sido condenado por las Naciones Unidas sin que esa potencia acate estas resoluciones.
Por el contrario, mantiene una actividad económica creciente y un importante enclave militar en nuestra América.
Hoy en el Aniversario 41° de aquel intento de recuperación, todo lo expuesto sigue teniendo la misma validez y plantea los mismos interrogantes.
* Economista, ex ministro de Economía de Río Negro (1973-1976)
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